miércoles, 23 de junio de 2010

La revolución que quiso pagar Rockefeller

Dos historiadores descubrieron documentos que prueban que el grupo Rockefeller ofreció costear una revolución comunista en los países bolivarianos a cambio de petróleo


PRUEBA. Parte de los documentos hallados en el Archivo Estatal Ruso de la Historia Socio-Política.foto.fuente: Revista Ñ


El grupo petrolero Rockefeller propuso financiar la "revolución comunista" con la que soñaban los primeros partidarios de Lenin en los países bolivarianos (Colombia, Venezuela, Ecuador), a cambio de que sus líderes le garantizaran concesiones de oro negro a perpetuidad.

Documentos que acreditan ese ofrecimiento y cómo el mismo se discutió en la Internacional Comunista o Komintern se encuentran en el Archivo Estatal Ruso de la Historia Socio-política, RGASPI (Rossiiskii Gosudarstvennyi Arkhivialno-politicheskoi istorii) y fueron encontrados por dos especialistas en el comunismo en Latinoamérica, los historiadores rusos, padre e hijo, Lazar y Víctor Jeifets.

Ese archivo sirve como depositario principal de la documentación relativa a la historia del socialismo, los registros del Partido Comunista de la Unión Soviética y sus predecesores, sobre todo antes de 1953, incluidos los papeles de la Komintern así como los registros del Komsomol, la organización para la juventud. Opera bajo la supervisión de la Oficina de Archivos Federales de Rusia (Rosarchiv).

Sobre la base de un trabajo minucioso de los papeles de la III Internacional, los Jeifets junto con el suizo Peter Huber, prepararon un diccionario bibliográfico sobre latinoamericanos que participaron de una manera u otra de las tareas de la Komintern, bajo el titulo La Internacional Comunista y América Latina, 1919- 1943 (2004, Instituto de Latinoamérica de la Academia de Ciencias de Moscú junto al Institut pour histoire du communisme, de Ginebra).

Lazar y Victor Jeifets estudiaron el nacimiento de los partidos comunistas que en busca de su destino dieron pasos tempranos para la creación de la Gran Colombia (Colombia, Venezuela, Ecuador), cuyo instrumento sería la Federación de Pueblos Latinoamericanos y de la Federación Sindical Mundial, dependiente de la Komintern. Los líderes del Partido Socialista del Ecuador suponían la existencia en esos países de una situación revolucionaria capaz de convertirse en revolución socialista. Pero evaluaron que el estado organizativo de los partidos afines era débil por lo que consideraron la necesidad de unificarse con venezolanos y colombianos y trabajar bajo una dirección común.

Durante este debate registrado por cartas del ecuatoriano Ricardo Paredes a la IC, se consideró el plan que trajo a la discusión el dirigente sindical colombiano Raúl Mahecha, de gran prestigio por su participación en una huelga en plantaciones del banano en su país. El mismo explicaba una propuesta a él llevada por los representantes del grupo Rockefeller de poner a disposición del Partido Socialista Revolucionario de Colombia, "para realizar la revolución social, primero en Colombia, después en Ecuador y luego en Venezuela", 5 millones de dólares, 20 mil fusiles, 10 millones de proyectiles, 200 cañones con pertrechos, 500 ametralladoras, un buque de guerra de 5 toneladas y 1.800 millones de dólares para Colombia con la condición de que esta última le otorgue a la Standard Oil la concesión petrolera.

La documentación revela que emisarios de Rockefeller hablaron sobre la disposición de hacer un desembolso "para el estado proletario" en otros países, "según la riqueza del subsuelo en esta materia". A los negociadores de la Standard Oil, juraban, no les interesaban los tipos de gobierno que estaban en el poder en esos países ya que manifestaron igual disposición de ponerse de acuerdo con "conservadores, liberales, demócratas, anarquistas, socialistas, comunistas" pues, afirmaron, "que lo que conseguirán es el petróleo de esas naciones... que no intervendrán de ninguna forma en materia política ni en cuestiones económicas y de comercio, fuera de sus concesiones". Para proceder a la entrega de dinero y arsenales, les eran suficientes las firmas de Alberto Castrillón, otro relevante dirigente obrero y de Mahecha "en documento secreto que harán inmediatamente y que sería aceptado por los camaradas".

La propuesta se extendía al Partido Socialista Ecuatoriano y al Partido Revolucionario Venezolano. En caso de rechazo por parte de los comunistas, los emisarios anticiparon que ofrecerían este plan a Enrique Olaya Herrera, quien se perfilaba como presidente, plan que incluía organizar la invasión a Ecuador para "imponer su política petrolera y conseguir el oro negro que empieza a carecer en EE.UU. y que Inglaterra le va quitando sus posiciones en Colombia y otros países". La secesión de Panamá del territorio de Colombia en 1903, incrementó el nacionalismo y puso en dificultades transitorias al capital de los EE.UU. que aprovecharon firmas británicas.

Semejante propuesta le parecía un "cuento cómico" a Enrique Terán, que ejercía la Secretaría general del Partido Socialista Ecuatoriano. Sin embargo, la situación puso a los líderes del PSE y a Mahecha en particular ante una elección seria. Ninguno de los involucrados se atrevía a tomar una postura por su cuenta y riesgo sin consultar con la Komintern. Incluso reflexionaron, a guisa de "ejercicio intelectual", qué lograrían aceptando la propuesta, si la misma podía contribuir a favorecer la rápida realización de la revolución social, con mayor posibilidad de victoria. En caso contrario, pensaban, la revolución podría estar asociada con "lo que representaba la lucha contra las concesiones imperialistas, como se dio en Rusia, mientras la revolución social no triunfara en otros países, capaces conjuntamente en aplastar al imperialismo".

La ventaja consistía en la entrega por "esos bandidos" de armamento "(....) inmediatamente y sin despertar ninguna sospecha por parte de la burguesía". El resultado final podía ser "la posibilidad de triunfar en las tres repúblicas y formar nuestra unión federativa soviética que compone una fuerza tan grande que podríamos declarar la guerra a las concesiones después y aplastar al imperialismo con nuestra guerra continental y montoneras. La oportunidad de no dejar avanzar a la reacción más adelante hasta que aniquile nuestros partidos como en Chile, México, Cuba, Venezuela, etc. La reacción se presenta, como hemos dicho, muy seria contra nuestras conquistas y nuestras organizaciones. Si va más adelante sin que tomemos el ataque como defensivo, es muy posible que a nuestros débiles partidos nos diezme el asesinato y las masacres infames con que sigue soñando la burguesía. El poder ayuda eficientemente en América Latina a la liberación de todas las naciones del continente...." (Carta de J. Paredes al secretariado de la Komintern el 9 febrero de 1929).

Estaban convencidos de que podrían llevar adelante semejante curso de acción y así lo hicieron saber a la Komintern, que no estaba en condiciones de dar ayuda para la revolución con los alcances del grupo petrolero. Por ello los líderes socialistas reclamaron al secretariado de la IC una rápida respuesta al "derecho de adoptar soluciones propias". Jamás Moscú respondió la carta o se extravió.

Además, como revelan otros documentos sobre pedidos de ayuda militar y económica para "lanzar la insurrección" en Venezuela, por ejemplo, fueron eludidas por el Kremlin, lejos entonces de alentar una revolución continental.

lunes, 7 de junio de 2010

Diario de un viaje al horror

El novelista y dramaturgo Henning Mankell era uno de los viajeros de la flotilla que intentó romper el bloqueo de Gaza y fue interceptada a tiros en aguas internacionales, el 31 de mayo, por la Marina israelí. Ha escrito un diario de ese viaje en el que narra cómo una expedición organizada sin voluntad de enfrentamiento derivó en un baño de sangre y en múltiples humillaciones

Henning Mankell, creador del inspector Kurt Wallander.foto.fuente:elpais.com

"Nos dispersan, no nos permiten que hablemos unos con otros. De pronto aparece a mi lado un hombre del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel. Comprendo que ha venido para impedir que me dispensen un trato demasiado brusco. Después de todo, soy un escritor bastante conocido en Israel. Mis obras están traducidas al hebreo. El hombre me pregunta si necesito algo. "La libertad, la mía y la de los demás", respondo. El hombre no me contesta y le pido que se marche, pero él da un paso atrás y se queda allí, cerca de mí.

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NIZA. Martes 25 de mayo.
A las cinco de la mañana me encuentro en la calle, esperando al taxi que me ha de llevar al aeropuerto de Niza. Por primera vez en muchos meses, E. y yo gozamos de tiempo libre que compartir. En un principio habíamos pensado que se prolongaría dos semanas, pero finalmente no serán más que cinco días, ya que la operación Ship to Gaza está por fin preparada, al parecer, y debo sumarme a los demás en Chipre.
El objetivo de todo viaje puede interpretarse ya en su punto de partida, me digo mientras espero al taxi. Tal y como acordamos, reduje mi equipaje a una mochila de no más de diez kilos. La operación Ship to Gaza tiene un objetivo claro y bien definido: romper el bloqueo al que Israel tiene sometida la franja de Gaza. Desde la guerra de hace poco más de un año, la vida de los palestinos que habitan la zona se ha convertido en un infierno cada vez más insoportable. Son muchas y grandes las necesidades que habría que cubrir para que la vida allí resultara medianamente decente.

Pero el objetivo del viaje es, naturalmente, mucho más concreto. Las palabras se demuestran con la acción, pienso. Resulta fácil decir que se apoya, se defiende o se combate esto o aquello. Sin embargo, es en la acción donde se materializan como un hecho probado ese tipo de declaraciones. Es preciso que los palestinos a quienes los israelíes obligan a vivir en aquel infierno sepan que no están solos, que no los hemos olvidado. Hay que recordarle al mundo que existen. Y además, también podemos cargar varias embarcaciones con lo que más necesitan: medicinas, plantas desalinizadoras para que puedan obtener agua potable, cemento...

Por fin llega el taxi, acordamos el precio -¡qué caro!- y, por las calles vacías del amanecer, salimos rumbo al aeropuerto. La primera anotación del viaje -ahora caigo en la cuenta- la hago allí mismo, en el taxi. No recuerdo las palabras con exactitud, pero de repente me desconcierta la sensación de que no he tomado conciencia plena de que se trata de un proyecto que los israelíes odian hasta tal extremo que seguramente recurrirán a la violencia para obstaculizar el avance de la flotilla.

Aunque antes de llegar al aeropuerto ya se me ha olvidado. Se trata de una empresa totalmente definida también en lo que se refiere a ese punto: nosotros actuaremos sin violencia, no vamos armados, no existe la menor voluntad de enfrentamiento físico. Si llegan a detenernos, todo se desarrollará de modo que la vida de los participantes no corra peligro.

» NICOSIA. Miércoles 26 de mayo.

Hace más calor que en Niza. Aquellos que han de subir a bordo en la costa chipriota se reúnen en el Centrum Hotel de Nicosia. Es como en una novela de Graham Greene. Gente dispar que se reúne en un lugar olvidado de Dios para emprender un viaje común. Vamos a quebrantar un bloqueo ilegal. Son palabras que se repiten una y otra vez en varios idiomas. Pero de pronto nos invade la incertidumbre. Los barcos se retrasan, han surgido varios problemas, aún no tenemos las coordenadas definitivas de dónde se producirá el encuentro de las seis embarcaciones. Lo único que está claro es que será en alta mar. Chipre no quiere que nuestras naves atraquen en sus muelles. Seguramente, a consecuencia de la fuerte presión de Israel. De vez en cuando advierto la tensión que domina las relaciones entre los diversos grupos al frente de este proyecto tan complicado. El comedor donde desayunamos se ha convertido en una sala de reuniones secretas. Nos van pidiendo que entremos para firmar diversos documentos y para que dejemos constancia de quiénes son nuestros familiares más cercanos, en caso de que suceda lo peor. Todos firman sin pensárselo. Luego nos dicen que esperemos. Que estemos alerta. Son las palabras más usadas esos días: "esperar, estar alerta".

» NICOSIA. Jueves 27 de mayo.

Esperar. Estar alerta. Calor asfixiante.

» NICOSIA. Viernes 28 de mayo.

Empiezo a preguntarme si no tendré que abandonar la isla sin haber subido a bordo. Al parecer, no hay plazas suficientes. Al parecer, hay listas de espera para participar en este proyecto solidario. Pero K., el amable parlamentario sueco, y la doctora sueca S., que son mis compañeros de viaje, me ayudan a mantener el ánimo. Los viajes en barco siempre llevan aparejados muchos contratiempos, me digo. Así que continuamos con nuestra tarea. Esperar. Estar alerta.

» NICOSIA. Sábado 29 de mayo.

De repente, todo se precipita. Ahora, a lo largo del día, aunque sólo quizá, por supuesto, zarparemos en un buque rápido que nos llevará hasta ese punto en alta mar donde hemos de reunirnos con la flotilla de otros cinco barcos que surcarán las aguas rumbo a la franja de Gaza. Seguimos esperando. Pero, hacia las 17.00, las autoridades portuarias nos dan por fin permiso para subir a bordo del buque llamado Challenge, que, a 15 nudos de velocidad, nos trasladará al lugar donde subiremos al carguero Sofia, ya a la espera en el punto de encuentro. A bordo del Challenge hay muchas personas que esperan y están alerta. Creo que se quedan un tanto decepcionadas al ver que sólo llegamos nosotros tres. Esperaban a varios irlandeses que, no obstante, abandonaron antes de embarcar y volvieron a casa. Subimos a bordo, saludamos a todo el mundo y aprendemos enseguida cuáles son las reglas. El espacio es mínimo y hay zapatos en bolsas de plástico por todas partes, pero reinan la tranquilidad y el buen entendimiento. Ahora, de repente, parecen haberse despejado todas las incógnitas. A las 17.00, los dos potentes motores diésel empiezan a zumbar. Por fin estamos en marcha.

» EN EL MAR. 23.00 horas.

Estoy sentado en una cubierta de popa. El viento no sopla con fuerza, pero sí lo suficiente como para que ya se hayan mareado muchos de los activistas. Envuelto en varias mantas, contemplo la luna que ilumina un sendero sobre el mar, resisto la embestida de las olas y pienso que las acciones solidarias pueden adoptar cualquier forma. El zumbido de los motores dificulta la conversación. La mayoría intenta dormir o, al menos, descansar. Y me digo que, en esos momentos, se puede decir que está resultando un viaje apacible. Pero sólo en apariencia.

» EN EL MAR, AL SURESTE DE CHIPRE.

Domingo 30 de mayo. 1.00 horas.

Brillan destellos de luz desde varios puntos. El capitán, cuyo nombre no consigo aprender, ha aminorado la marcha. A lo lejos titilan las luces de las linternas de dos de los buques de la flotilla. Ahora permaneceremos anclados hasta que amanezca y la gente pueda trasladarse a las otras embarcaciones. Pero yo sigo sin encontrar un lugar donde acostarme, así que me quedo dormitando en la silla empapada. La solidaridad ve la luz en la humedad y la espera, pero así hacemos que otros tengan un techo bajo el que cobijarse.

» EN EL MAR. 8.00 horas.

El mar se ha calmado. Nos dirigimos hacia la nave de mayor envergadura

[Mavi Marmara]. Es un buque de pasajeros, "la nave reina" de la flotilla. Lleva a bordo a cientos de personas. Han estado discutiendo la posibilidad bastante probable de que los israelíes centren su intervención justo en esa nave.

¿Qué intervención? Obviamente, es algo a lo que hemos estado dando vueltas desde los inicios del proyecto. Nada podemos saber con certeza. ¿Hundirá la Marina israelí las embarcaciones o intentará obligarlas a retirarse con otro tipo de violencia? ¿Existirá la posibilidad de que Israel opte por la solución razonable de dejar pasar las naves y palíe así parcialmente la vergonzosa fama que se ha ganado en todo el mundo? Nadie lo sabe. A nuestro juicio, lo más probable es que, una vez en la frontera de sus aguas territoriales, nos exijan que nos retiremos amenazándonos desde los altavoces de los buques de guerra. Si no nos detenemos, nos destrozarán las hélices o la quilla y nos remolcarán hasta un lugar donde podamos repararlas.

» EN EL MAR. 13.00 horas.

Los tres subimos por una escala a bordo del Sofia. Es un viejo buque renqueante, muy oxidado y con una tripulación afable. Calculo que somos unos veinticinco en total. La carga se compone, entre otras cosas, de cemento, armazones de hierro y casas de madera prefabricadas. Me asignan un camarote que comparto con el parlamentario al que, tras los largos días de espera en Nicosia, empiezo a considerar como a un viejo amigo. Descubrimos que no hay luz eléctrica. Ya leeremos en otro momento.

» EN EL MAR. 16.00 horas.

Reunida la flotilla. Las proas de las naves ponen rumbo a Gaza.

» EN EL MAR. 18.00 horas.

Nos reunimos en un comedor improvisado entre las bodegas y la cubierta superior de la embarcación. El griego canoso que se encarga de la seguridad y la organización a bordo, a excepción de las tareas de navegación, nos habla en voz baja y nos inspira enseguida una gran confianza. "Esperar" y "estar alerta" son palabras que han dejado de existir. Nos estamos acercando. La cuestión es a qué. Nadie sabe qué se les ocurrirá a los israelíes. Sólo sabemos que han hecho declaraciones hostiles y que han asegurado que ahuyentarán a la flotilla con todos los medios a su alcance. Pero ¿qué significa eso? ¿Usarán torpedos? ¿Maromas? ¿Enviarán a bordo soldados desde sus helicópteros? Imposible adivinarlo. Pero a su violencia responderemos con la nuestra. Sólo en defensa propia. En cambio, sí que podemos dificultarles el ataque. Tenderemos un alambre de púas alrededor de toda la falca del barco. Además, todos deben entrenarse en el uso de los chalecos salvavidas, pondremos vigilantes y decidiremos dónde reunirnos si los soldados abordan el barco. El último bastión es el puente de mando.

Una vez que todo está acordado, empezamos a comer. Al cocinero egipcio, un hombre corpulento y robusto, le duele una pierna, pero cocina muy bien.

» EN EL MAR. Lunes 31 de mayo. 0.00 horas.

Me corresponde participar en el turno de guardia entre la medianoche y las tres de la madrugada. Aún brilla la luna llena, aunque a veces queda oculta tras alguna que otra nube. El mar está en calma. Destellos de linternas. Las tres horas pasan rápido, pero cuando me relevan compruebo que estoy cansado. Aún estamos lejos de lo que puede llamarse la frontera de las aguas territoriales que los israelíes se consideran con derecho a defender como suyas. Supongo que tendré ocasión de dormir unas horas.

Me tomo un té, converso un rato con un marinero griego cuyo inglés es pésimo, pero el hombre insiste en que le cuente de qué tratan mis novelas. Son cerca de las cuatro cuando por fin puedo retirarme a dormir.

» EN EL MAR. 4.30 horas.

Acabo de conciliar el sueño, cuando me despiertan. Ya en cubierta, compruebo que el gran buque de pasajeros está iluminado por potentes focos. De repente, se oyen unos disparos. Y comprendo que Israel se ha decantado por la vía del enfrentamiento brutal. En aguas internacionales.

Transcurrida una hora exactamente, los botes de goma se acercan veloces llenos de soldados enmascarados que inician el abordaje de inmediato. Nos reunimos en el puente de mando. Los soldados se muestran impacientes y quieren que bajemos a cubierta. Alguien se demora y lo atacan con una descarga eléctrica en el brazo. El hombre cae al suelo. Otro hombre que tampoco se movía con celeridad suficiente recibe el impacto de una bala de goma. Y todo esto sucede allí mismo, a mi lado. Es absolutamente real. Personas totalmente inocentes tratadas como animales y castigadas por su lentitud.

Nos agrupan en cubierta. Y allí permaneceremos durante once horas, hasta que el barco atraca en Israel. Los soldados nos filman de vez en cuando, aunque no tienen ningún derecho a ello. Al verme tomando unas notas, uno de los soldados se me acerca enseguida y me pregunta qué escribo. Es la única ocasión en que pierdo los estribos. Le contesto que no es de su incumbencia. Sólo le veo los ojos y no sé lo que está pensando, pero al final da media vuelta y se marcha.

Once horas inmovilizados, amontonados en medio de aquel calor, puede ser un método de tortura. Para ir a orinar, hay que pedir permiso. Galletas, biscotes y manzanas es cuanto nos dan para comer. Tomamos una decisión conjunta: no pedir que nos permitan cocinar. Nos filmarían y lo presentarían como un acto de generosidad por parte de los soldados. Así que nos conformamos con las galletas y los biscotes. Es una humillación sin igual. (Entre tanto, los soldados han sacado los colchones de los camarotes y ahora duermen al fondo de la cubierta de popa).

Durante esas once horas tengo tiempo de concretar lo sucedido. Nos han atacado mientras nos hallábamos en aguas internacionales, lo que implica que los israelíes han actuado como piratas, no mucho mejor que los que operan en las costas de Somalia. Por otro lado, en el momento en que obligaron a nuestra nave a poner rumbo a Israel, nos estaban secuestrando. Su intervención es completamente ilegal.

Entre tanto, nosotros intentamos hablar, dilucidar qué sucederá, y nos preguntamos cómo es posible que los israelíes hayan optado por una solución que los aboca a un callejón sin salida. Los soldados nos observan. Algunos fingen que no saben inglés, pero todos lo hablan y lo entienden. Dos de ellos son muchachas. Parecen preocupadas. Quizá después, cuando hayan terminado el servicio militar, decidan huir a Goa a destrozarse la vida drogándose. Sucede constantemente.

» 18.00 horas.

Un muelle en algún lugar de Israel. No sé dónde. Nos obligan a bajar a tierra y a iniciar una suerte de carrera entre dos filas de soldados, mientras que la televisión militar filma todo el suceso. De pronto se me ocurre que eso, precisamente eso, es algo que nunca les perdonaré. En ese instante sólo pienso en bestias y cerdos.

Nos dispersan, no nos permiten que hablemos unos con otros. De pronto aparece a mi lado un hombre del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel. Comprendo que ha venido para impedir que me dispensen un trato demasiado brusco. Después de todo, soy un escritor bastante conocido en Israel. Mis obras están traducidas al hebreo. El hombre me pregunta si necesito algo. "La libertad, la mía y la de los demás", respondo. El hombre no me contesta y le pido que se marche, pero él da un paso atrás y se queda allí, cerca de mí.

Como es obvio, no hago ninguna confesión. Me comunican que seré deportado. El hombre que me lo anuncia me dice enseguida que le gustan mis novelas. En ese momento pienso en la posibilidad de procurar que ninguno de mis libros vuelva a traducirse al hebreo. Es una idea que no he terminado de madurar.

El ambiente que reina en aquella "sala de recepción de refugiados" es invariablemente caótico y crispado. A cada minuto golpean a uno, amarran a otro, esposan a un tercero. Me repito que, cuando lo cuente, nadie me creerá, pero hay muchos ojos que lo registran todo. Y muchos serán los que deban admitir que es verdad cuanto digo. Los testigos oculares somos multitud.

Un único ejemplo debería bastar. Justo a mi lado, un hombre se niega a dejar sus huellas dactilares. Acepta que lo fotografíen, pero ¿las huellas? No ha cometido ningún delito. Opone resistencia. Y lo golpean hasta que cae al suelo. Luego se lo llevan de allí. Quién sabe adónde. ¿Cómo calificar semejante acción? ¿Repugnante? ¿Inhumana? Elijan libremente.

» 23.00 horas.

Al parlamentario, a la doctora y a mí nos conducen a una prisión provisional. Allí nos separan. Nos arrojan unos bocadillos resecos como un trapo. La noche se hace larga. Uso de almohada las zapatillas de deporte.

» Martes 1 de junio. Por la tarde.

Al parlamentario y a mí nos conducen de improviso a un avión de Lufthansa. Van a deportarnos. Nos negamos a subir sin saber qué será de S. Salimos del calabozo en cuanto nos aseguran que ella también vendrá con nosotros.

Ya a bordo del avión, una de las azafatas me trae un par de calcetines: uno de los soldados que atacaron el barco donde me encontraba me los había robado.

Así muere parte del mito del soldado israelí, valeroso e infalible. Ahora, además, puede añadirse que son simples ladrones. No fui yo el único al que le robaron el dinero, las tarjetas de crédito, la ropa, el reproductor de música, el ordenador... Otro tanto les sucedió a muchos de los que iban a bordo del mismo barco que, un día, a hora muy temprana, sufrió el ataque de soldados israelíes enmascarados o, lo que es lo mismo, de unos piratas disfrazados.

Bien entrada la noche, ya estamos de regreso en Suecia. Hablo con los periodistas. Más tarde me siento un rato en la oscuridad, en el jardín de la casa donde vivo. E. se muestra taciturna.

Al día siguiente, el 2 de junio, oigo el canto del mirlo. Un canto por los que han muerto.

Ahora queda todo lo que debemos hacer para no despistarnos del objetivo: conseguir que se levante el brutal bloqueo de Gaza. Lo conseguiremos.

Detrás de ese objetivo aguardan otros. La desarticulación de un sistema de apartheid lleva tiempo. Aunque no una eternidad.

Un escritor que cree en la solidaridad activa

»Henning Mankell (Estocolmo, 3 de enero de 1948), escritor de novela negra, autor teatral y ensayista, es uno de los grandes nombres de la narrativa nórdica actual. Su saga sobre el inspector Kurt Wallander, compuesta por once títulos, y editada en España por Tusquets, ha sido uno de los mayores éxitos internacionales del género en los últimos tiempos. Con El hombre inquieto, publicada en 2009, Mankell dice adiós a Wallander, al menos de momento. Casado con una hija del cineasta sueco Ingmar Bergman, Mankell divide su tiempo entre Suecia y Mozambique, donde dirige el Teatro Nacional. Los graves problemas del continente africano son una de sus grandes preocupaciones. Novelas como El chino y El ojo del leopardo, su última obra, se desarrollan en África. La implicación activa en las causas humanitarias y la preocupación por la justicia social son señas de identidad de la personalidad de Mankell.

domingo, 6 de junio de 2010

LA OPCION VÁLIDA:VOTAR EN BLANCO...


Raúl Daniel Pacheco García

Saludo que la coyuntura electoral haya dinamizado la participación política de muchos ciudadanos. Es importante que cada uno crea que tiene un papel en los cambios políticos.  No obstante ratifico que el voto en blanco o el abstencionismo es una opción política, activa y válida en esta coyuntura.

 

La figura de Mockus se erigió alrededor de lo que él llamó, "legalidad democrática". Una postura muy importante si somos concientes de toda la corrupción que ha rodeado y desplegado el gobierno uribista en los últimos ocho años.

Solo leyendo las columnas de Antonio caballero, Alfredo Molano, María Jimena Duzan, Daniel Coronel, Ramiro Bejarano, Felipe Zuleta, Abad Faciolince, Lisandro Duque, Daniel Samper; durante estos años se entera uno de esa punta del iceberg que es la corrupción, ligada a un proyecto político de derecha.

 

No obstante a pesar de que considero que se necesita recuperar principios éticos en la actividad política, es importante que consideremos el rumbo político y económico del país. Por ello hay que decir que es necesario acabar también con el proyecto político de la derecha colombiana: el neoliberalismo. Por ello me opongo al absurdo de un neoliberalismo con ética, o una guerra 'legalista'.

 La coyuntura del país nos dice que hay que acabar con la guerra (conflicto armado) y la guerra al futuro de los colombianos, el regalo de los recursos naturales, la degradación del trabajo, la salud, la mierda de país en que vivimos.

 

Mockus nunca fue una alternativa porque cree que puede cuidar bien esos huevitos podridos de Uribe. También porque insiste en la valoración parcialmente positiva de  Uribe, ¿que ha cambiado desde hace ocho años? Que clase de alternativa puede ser Mockus si no se percata de la relación entre el proyecto político de las elites colombianas y la corrupción y su reciproca necesidad. Esa es la historia de Colombia que él se empeña en despreciar (http://www.youtube.com/watch?v=AIjCILDrUfw).

 

Por otro lado, es una lastima que se haya negado a dar debates programáticos con otros sectores políticos. Le incomodaba 'salir en la foto con otros candidatos', particularmente Petro. ¿Por qué? Porque su movimiento se nutre también de uribistas que ven muy mal eso ¿no es esta la consumación del llamado 'Estado de opinión'. Mockus esta pendiente de cuidar su electorado sin salirse la apreciación de su público etéreo. No se si su incapacidad de dialogar y encontrar consensos con otras tendencias políticas habla de su incapacidad política o su autoritarismo.

 Es una paradoja que parte de su electorado vaya a ser el 'voto en contra' una practica que el no ve con buenos ojos, y se sale de sus nociones ideales de participación política.

Pero en la política nada es ideal y eso él no lo comprendió.

 

Invito a votar en blanco, abstenerse, anular el voto, que más da, en esta se pierde. Preparémonos para oponernos activamente desde la sociedad civil a otros cuatro u ocho años más de lo mismo.

Cambiemos la percepción inmediatista de la política que nos imponen las elecciones, hagamos política activamente desde la cultura, nuestra cotidianidad (un pequeño continente para transformar). No olvidemos que en el Estado se juegan muchas de las decisiones que nos afectan.

Ya vendrán nuestras decisiones.


El Neoinstitucionalismo y el proyecto económico de Antanas Mockus

El Neoinstitucionalismo y el proyecto económico de Antanas Mockus

Juan Federico Moreno, Bogotá, 2 de junio de 2010

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Con la aguda crisis de desempleo, pobreza y desigualdad a la que nos ha conducido la implementación del modelo económico del neoliberalismo en Colombia, pocos dirigentes políticos y económicos se atreverían hoy a defender, abiertamente y sin algunos atenuantes, los principios de este espécimen desacreditado del fundamentalismo de mercados. Ahora lo hacen con subterfugios. Con "nuevos" términos acuñados por el uribismo: confianza inversionista, cohesión social y seguridad democrática. Los tres huevos que los candidatos Mockus y Santos se comprometen a defender a ultranza.

Podemos leer en la gran prensa, casi a diario, las conversiones y los nuevos acomodamientos de algunos paladines de la apertura económica en Colombia, como Rudolf Hommes y Guillermo Perry –ambos ex ministros de Hacienda en épocas de revolcones - e incluso, los inevitables nuevos dogmas neoliberales, aunque "legalistas", de un ex director del Banco de la República, para la misma época.

Si bien las adhesiones al neoliberalismo aperturista no han variado, en esencia, por parte de los dos candidatos que quedaron en la competencia por la presidencia, Juan Manuel Santos y Antanas Mockus, no usan, en público, la palabra neoliberalismo. Pero eso si, tienen una convicción firme en las supuestas ventajas de la libertad absoluta de los mercados. El costo político de una adhesión abierta al neoliberalismo o a la apertura económica, ante un electorado golpeado por la falta de empleo, la carestía de la vida, los bajos salarios, la pobreza y desigualdad consecuentes, tendría efectos adversos para sus pretensiones gubernativas.

En lugar de un reconocimiento directo de adhesión a la ortodoxia, estos candidatos prefieren explicar sus programas de gobierno en términos diferentes y, sobre todo, que despierten menos rechazo que los del crudo decálogo del Consenso de Washington y las interesadas recomendaciones del Fondo Monetario Internacional.

Juan Manuel Santos, apela al término propagandístico del "buen gobierno", en alusión a la célebre denominación que uno de los Padres fundadores de los Estados Unidos, Madison, dio a su ideal de gobierno. Un gobierno capaz, entre otras cosas, de impedir la "tiranía mayoritaria"– es decir, el peso excesivo de la mayoría electoral en las decisiones de gobierno- en un marco de república liberal-aristocrática, que hizo todo –como dice Atilio Borón– para impedir la intervención de "la plebe", en los manejos de los asuntos del Estado.

Entre tanto, la idea aparentemente "renovadora", que presenta Antanas Mockus, nos remite a los lineamientos que el Banco Mundial dio, desde mediados de los años 90, para consolidar y profundizar la apertura neoliberal de la economía, en base no ya en las medidas estrictamente económicas (privatización de empresas públicas, liberalización comercial y de mercados financieros, reducción del gasto público, entre otras) sino, en especial, consolidando una reforma en las instituciones jurídico-legales.

El fortalecimiento del sistema judicial, el aumento de sus niveles de autonomía y de independencia frente a las decisiones de los poderes representativos del Estado (legislativo y ejecutivo) y el establecimiento de las altas cortes como poder supremo del Estado. De aquí que, ante cualquier pregunta que ataña a sus futuras decisiones de gobierno, Mockus se limite a declarar: "Lo que decida la Corte Constitucional". Vale decir que, en su sistema de gobierno, el presidente electo presidirá, pero no gobernará. Las Cortes –no electas– lo harán por él, así sus decisiones no coincidan con los designios de la voluntad general y mayoritaria del pueblo.

La corriente de pensamiento económico que da soporte y en la cual se fundamenta el Banco Mundial, y también el BID, para introducir e impulsar la reforma neoliberal es llamada "Neoinstitucionalismo" y su representante más reconocido es Douglas North, premio Nobel de economía de 1993.

¿Qué es el neoinstitucionalismo?

El sentido histórico que ha adquirido el institucionalismo, desde sus orígenes en los Estados Unidos, se asocia a la necesidad de imponer frenos a las olas de democratización y de ascensos populares, cuando éstos eran juzgados como "excesivos" por los sectores dirigentes del Estado.

El diseño constitucional norteamericano, había previsto la puesta en plaza de un poder judicial federal que fuese independiente, por su origen y por el carácter vitalicio de los altos magistrados, de los designios de la voluntad popular. Mientras que los otros poderes, surgidos de elecciones populares periódicas –como el legislativo y el ejecutivo– podían cambiar sus orientaciones, siempre permanecerían las instituciones de la justicia –supuestamente independiente– que pudieran impedir cambios significativos en la organización liberal del Estado.

Desde finales del siglo XIX, al mismo tiempo que se consolidaban procesos de democratización en las sociedades desarrolladas, como la extensión del sufragio universal masculino, la adquisición de derechos de asociación y expresión, se afirmaban también las tendencias de pensamiento económico, que ubican a las instituciones liberales, diseñadas en la constitución estadounidense, como el modelo óptimo de desarrollo económico, político y social.

El llamado institucionalismo norteamericano –desde fines del siglo XIX– coloca al poder judicial del Estado, como el garante supremo y como la salvaguarda fundamental de los principios liberales (derecho de propiedad y estabilidad en el cumplimiento de los contratos entre particulares).

Desde esa época agitada, algunos economistas pusieron en relieve el papel fundamental de las instituciones y las leyes en el mantenimiento de orden liberal y el funcionamiento eficiente del mercado. Commons formuló el principio, desde la economía, que la escasez económica conduce a la competencia entre diversos intereses por capturar los recursos disponibles. La presencia de sólidas instituciones estatales y de reglas de negociación evitaría, o por lo menos podría contrapesar, los desbordamientos de la democratización o la excesiva energía de los reclamos populares, por una eventual distribución, al tiempo que se reducirían los costos de transacción, implícitos en todo conflicto de intereses que no estuviera previsto por el aparataje legal–institucional.

El llamado neoinstitucionalismo, que se derivará de estas posturas, y en la actualidad, muy particularmente, de los trabajos de Douglass North. Este autor se interesa en el afianzamiento de los derechos de propiedad y en asegurar el cumplimiento de los contratos entre los agentes económicos, como pueden ser los inversionistas extranjeros y los gobiernos de las naciones que hayan recibido esas inversiones.

Estableciendo un nuevo tipo de determinismo judicial, North podría jactarse de haber formado un modelo en donde Carlos Marx está puesto "patas para arriba", pues según el neoinstitucionalismo, la configuración del sistema institucional y jurídico–legal, no está condicionado –en última instancia– por el desarrollo y características de las relaciones socio–económicas, sino, por el contrario, son las normas e instituciones legales, las que determinan –de una manera bastante mecánica– el crecimiento y desarrollo económico de los países. Vale decir, si queremos alcanzar niveles de desarrollo semejantes al de los Estados Unidos, no tenemos más que copiar sus instituciones y normas legales.

Según este enfoque, si la reforma aperturista neoliberal falló, si creó, por ejemplo, en Colombia condiciones de desigualdad, pobreza y desempleo, mayores que antes de su implementación, esto no se debió a que fuese un modelo del capitalismo financiero, por el capitalismo financiero y para el capitalismo financiero, sino porque nuestras instituciones jurídico–legales, son "débiles". Se hace necesario, entonces, fortalecerlas, aumentar su independencia, dotarlas de más autoridad que las instancias elegidas por el pueblo.

Para el neoliberalismo neoinstitucionalista, en este momento, se trata de bajar "los costos de transacción". Entre estos costos de transacción, se incluyen: las regalías que las empresas transnacionales deben pagar al Estado o a sus regiones para la explotación y usufructo de sus recursos naturales, los costos de los estudios de impacto ambiental y social, que algunas legislaciones incorporaron como obligatorios, los altos salarios, cargas sociales y cargas fiscales sobre las grandes empresas.

¿Cómo se logra este nuevo ajuste estructural de la economía? Pues fortaleciendo las instituciones judiciales, haciendo cumplir las normas, incorporando a las altas cortes como poder supremo del Estado. Para decirlo en palabras de Antanas Mockus: "Colombia debe entrar en la Legalidad", "Se deben bajar los costos de transacción", "el Estado debe estar presente en cada región, en lo posible en cada municipio, no sólo con el ejército, como sucede ahora, sino que al lado de cada unidad del ejército debe haber una unidad de la fiscalía y un juez".

Ese es el cambio educativo–dirigista que le propone Mockus a Colombia: la "interiorización" de las leyes que favorezcan el neoliberalismo, y la inclusión, al lado de las instituciones del garrote, de las otras instituciones, menos violentas, por cierto –pero no menos autoritarias– de la Ley, de la zanahoria.

La opción verde, es la opción más avanzada y legal del neoliberalismo en Colombia

Varios son los obstáculos que la democracia, el socialismo y las instituciones republicanas en Colombia – a las que se tilda sistemáticamente y sin discriminación de "corruptas"– oponen a esta profundización del neoliberalismo institucionalizado. Como atravesamos una nueva etapa de "democratización", los gobiernos, en los sistemas representativos, cambian. Como cambian también las inclinaciones del electorado, y ante las crisis recurrentes que produce el neoliberalismo – financieras, de recesión, de desempleo, de desigualdad – se abren fuertes posibilidades de ascenso de gobiernos populares y democráticos, es decir del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

La reforma neoinstitucional, defendida punto por punto por el programa verde, debería impedir, imponiendo límites severos, este desbordamiento democrático de la voluntad popular. ¿Cómo hacerlo? Imponiendo el imperio de la Ley como limitante de las eventuales tiranías mayoritarias. Claro que pasaríamos al extremo contrario, a establecer lo que Salomón Kalmanovitz, llama una "tiranía de los magistrados".

Evidentemente –para el enfoque neoliberal y neoinstitucionalista– en épocas de crisis, no son los órganos representativos del Estado (Congreso o Presidencia de la República) los que pueden asegurar la estabilidad y la seguridad en el cumplimiento de ese tipo de contratos, destinados a favorecer la inversión extranjera en el país, sino el mecánico accionar del aparato jurídico–legal, supuestamente libre él, de "puja de intereses", de "corrupción" y de nefastas influencias "populistas".

En esta perspectiva neoliberal, de avanzada, refinada, sin duda, pero también engañosa y cubierta de un cierto halo místico, de una ética metafísica, de un autoritarismo difuso, se inscribe el programa de gobierno del doctor Mockus.

¿Mejoraría las actuales condiciones de vida de los colombianos? ¿Atenuaría la alarmante inequidad social, siempre en provecho de los sectores financieros y oligárquicos del país y en desmedro de las amplias mayorías nacionales? ¿Crearía más empleo y desarrollo económico endógeno, local? ¿Facilitaría una mejor y más equitativa distribución de las tierras productivas entre la población campesina? ¿Aumentarían los salarios reales de los trabajadores, su cobertura de salud, jubilación, servicios sociales?

A todas a estas preguntas, Antanas Mockus, ha dado respuestas, en sus diversas intervenciones, generalmente negativas. Por supuesto, sus adherentes, tienen todo el derecho a descreer de las propias declaraciones públicas del candidato. Adjudicarlas a un momento de confusión, de impericia, de oportunismo o a una supuesta "genialidad ultramundana" fuera del alcance cognitivo del común de los mortales.

Cubriéndose de esperanza, a la que muchos pintan de verde, sus adherentes quieren soñar con una Colombia mejor, uniéndose detrás de su programa y pensando que, tal vez, si se "legalizan" los actuales procesos, aunque tibiamente, se alcanzarán a la larga, mejores condiciones de vida. Nada es menos seguro que esta esperanza institucionalista. El infierno –según nos cuenta el Dante–, también está sometido a leyes.

No obstante, el desarrollo de la segunda vuelta y el muy seguro triunfo del candidato del gobierno, los verdes aspiran a recoger el rechazo a las políticas uribistas de los votantes de otros proyectos políticos y de los abstencionistas, y así canalizar a través de lo que han llamado un alianza ciudadana una adhesión a sus postulados. La experiencia histórica y política de un pueblo, no se puede remplazar por el análisis que los sectores sociales, algunos intelectuales, socialistas, demócratas, nacionalistas de izquierda, podamos hacer a su propósito. Pero también nuestro deber, como tales, nos lleva a tratar de dilucidar los contenidos y las intenciones de uno de los programas que están en la recta final por la Presidencia de la República. Nos parece un programa neoliberal, tanto como el de Santos. Una propuesta de gobierno que profundiza las condiciones de un modelo económico, basado casi exclusivamente en la atracción de la inversión extranjera y que, en vista de reducir los costos de transacción para las empresas, arriesga de recrudecer, aún más, las condiciones de pobreza y desigualdad existentes en el país.

A pesar de ser partícipe de esta marea de oposición a la candidatura de Juan Manuel Santos y de haber liderado la oposición y la denuncia a los desmanes del uribismo durante estos duros años de desgobierno, el Polo Democrático Alternativo no puede aunar sus votos a otro programa neoliberal, neoinstitucionalista, sin renunciar a su propósito de dotar de un sentido social a las políticas económicas de la nación colombiana. Nuestra intención no es la de destruir una esperanza, sino la de construir la fe y esperanza de nuestro pueblo sobre una base social, de mayor equidad y, sobre todo, verdadera.

viernes, 4 de junio de 2010

Comprender a Mockus


Después de pensarlo y pensarlo considero seriamente que la posición más sensata es el abstencionismo o el voto en blanco a lo sumo (por Santos, no hay ni que pensar por que no votar por él). aca, les comparto un artículo del sociólogo Carlos Uribe Celis, tratando de comprender la fígura política de Mockus cuando era alcalde, la verdad es que no es muy diferente hoy en día.ahí les va, si son Mockusianos la leeran...

jueves, 3 de junio de 2010

Juan Manuel Santos: ¿El nuevo machito alfa?



Por Juan Ensuncho Bárcena
Publicado en la Edición 4 del periódico POLO (15 a 28 de agosto de 2008)


Para nadie es un secreto que la imagen del presidente, a pesar de lo que dicen las encuestas, ha venido quebrándose. Por eso el macho alfa ha empezado a considerar un sucesor, producto además de la propia presión que sufre al interior de su familia.


El anuncio de la muerte natural de Tirofijo y el cada vez más cuestionado rescate de los secuestrados el 2 de julio pasado, tuvieron un protagonista distinto, un macho beta belicoso dispuesto a ascender para volverse macho alfa. Es el caso de Juan Manuel Santos Calderón, ministro de defensa.


En los humanos, la expresión macho alfase refiere a un hombre poderoso o en una alta posición social o política, similar a la masculinidad hegemónica. En las culturas occidentales, el término se usa normalmente de forma peyorativa para describir a un hombre abierta o artificialmente masculino.


En el entorno político colombiano, podríamos tener varios ejemplares lamentablemente patéticos de machos alfa o que, por lo menos, intentan serlo –a la fuerza – con la ayuda de los grandes monopolios mediáticos. Recuerden que a Juan Manuel lo llamaban "el aguacate", madurado a punta de periódico.

Una manada de santos


Santos Calderón nació en Bogotá el 10 de agosto de 1951. Hace parte de la influyente familia Santos, que fuera dueña del diario El Tiempo, ahora en manos de españoles que hacen parte de la Reconquista. Su abuelo fue el periodista Enrique Santos Montejo Calibán y el hermano de este fue el expresidente Eduardo Santos Montejo. Es hermano de Enrique Santos Calderón y primo de Rafael Santos, actuales directores de El Tiempo; como si esto fuera poco, es primo – por ambas vías – del vicepresidente de la república, Francisco Santos Calderón y tío del director de la Revista Semana, Alejandro Santos Rubino.  Todo lo anterior demuestra que en Colombia vivimos en el paraíso: rodeados de Santos todo El Tiempo, por todas partes… una verdadera manada de santos, con muchos machos excitados.


Según la sicóloga francesa, Pascale Molinier, el macho alfa es un mito científico, comparable al del padre de la horda primitiva que enunció Sigmund Freud. "En el mito científico de la hora primitiva hay una lucha colectiva: los hermanos quieren matar al padre para estar libres y tener a las mujeres, es decir, a las hembras que el padre tiene. Pero el mito del macho alfa  es un mito más individualista, es una competencia entre individuos que no tienen relaciones de solidaridad para matar al dominante, es un mito más del neoliberalismo, que funciona mejor.

A lo mero male


Las relaciones de Santos con las Fuerzas Armadas vienen de atrás: fue cadete en la Escuela Naval de Cartagena. Culminó dos carreras: Economía y Administración de Empresas, y, por si fuera poco, obtuvo postgrados en Economía, Desarrollo Económico y Administración Pública en la Escuela de Economía de Londres y en la Universidad de Harvard. Fue becado por la Fundación Fullbright en la Escuela Fletcher de Leyes y Diplomacia, al igual que por la Fundación Nieman de Periodismo, en la Universidad de Harvard. ¿Algo más? Es también Doctor en Leyes (Honoris Causa) no sabemos de qué universidad. Un macho o un mero male que conquista en inglés.


El biólogo y experto en etología, el sí profesor de la Universidad Externado de Colombia, piensa que los primates son los mamíferos que más (se) han estudiado y que acentúan bastante la organización social, las estructuras y los grupos. "Con chimpancés se ha trabajado mucho, con bonobos y ahí, cuando hablo de primates, ya puedo hacer comparaciones muy directas porque estamos a la misma escala". Como quien dice, Juan Manuel es primate de Pachito Santos.

El macho también hace cola


A los 21 años el joven Juan Manuel inició su carrera profesional en la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia. Fue, durante 9 años, jefe de la delegación colombiana ante la Organización Internacional del Café, en Londres. En su carrera pública se destaca el haber sido Ministro de Comercio Exterior y de Hacienda y Crédito Público. Reconocido experto en temas comerciales y económicos, presidió además, el Directorio de la Corporación Andina de Fomento (CAF) en el período 2001-2002. Los futuros machos alfa, inician muy temprano sus carreras eróticas y de dominio. Si no, no coronan su puesto… en la manada.


Los animales sencillamente tienen su orden de consumo que está dado por lo que se llama el orden de acceso, pero ningún animal le da un pedazo de otra cosa a otro animal o le defiere una deuda. Según explica el antropólogo Mauricio, "esa compleja conducta, de llevar de una mímesis de la imitación a una mímesis de la representación es un paso fenomenal, lo que marca prácticamente el inicio o el vuelco al proceso de hominización, en ese momento se puede decir que un primate se vuelve un hombre". En dos patadas (cosa de machos) ello equivale a decir que Juan Manuel, como buen candidato a macho alfa, no sólo tiene cola sino que le toca hacer cola.

Pata y puño


Pese a mantenerse al interior del Partido Liberal (recuerden que fue ministro de Gaviria) durante su Congreso Nacional de 2003, en 2004 se retira y decide respaldar el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, organizando a finales de 2005 el tristemente célebre Partido de la U, al cual le acaban de capturar a su presidente Carlos García Orjuela, por sus vínculos con los paramilitares. El 19 de julio de 2006, antes de tomar posesión, por segunda vez, con la ayudita de Yidis Medina, Uribe nombra a Santos ministro de Defensa Nacional. O sea, que Juan Manuel cambia de manada como quien cambia de ministerio. Así se gesta un futuro macho alfa, a codazos y mordiscos de la torta burocrática.


Lo del macho alfa es también un relato, no solamente sobre el poder, sino sobre la lucha por el poder en el grupo masculino, solamente en el grupo masculino. Así lo considera Molinier: "las hembras (o las mujeres en el mundo de los humanos) son solamente como un regalo, como un trofeo, a la disposición sexual y laboral de los machos. Pero la lucha del poder es únicamente entre ellos, para obtener el puesto de macho alfa. Entonces todavía es una lucha hasta la muerte". ¡Pilas Noemí!

¡Entre macacos!


A propósito, antes de que Santos cumpliera su primer año en el puesto, el 15 de mayo de 2007, el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, en el marco del proceso de sometimiento a la Ley de Justicia y Paz, declaró en versión libre que el ministro le había propuesto a Carlos Castaño una alianza para derrocar al entonces presidente Ernesto Samper y un cese bilateral al fuego en un acuerdo mancomunado con los grupos guerrilleros. Dichos señalamientos no eran nuevos ya que Samper había acusado a Santos de conspirador durante su gobierno; las declaraciones de Mancuso revivieron la polémica. Y como en país de tontos el santo es rey, Mancuso no sólo acusó al ministro, si no a su primate – por doble vía – el vicepresidente Francisco Santos, de proponerle crear el Bloque Capital de las Autodefensas. Mancuso dijo que fueron dos los encuentros con Francisco Santos.

Tanto macho suelto en medio de semejantes fieras…


Según Jorge Martínez, "en los bonobos lo interesante es que el sistema de organización social es un sistema bastante pacífico, la convivencia de ellos es muy buena porque han logrado unos sistemas de mediación. Primero que todo es línea matriarcal, la jerarquía está en las hembras y los machos adquieren estatus dependiendo del estatus que ocupa la mamá, pero cuando hay un conflicto entre ellos todo lo median a través del sexo, todo tipo de expresión sexual". No es el caso de nuestro macho alfa en ciernes, casado por la Iglesia, la gran macha.


Por las ramas


Santos, como ministro de Defensa, negó las acusaciones de Mancuso y dijo que él si conversó con los grupos armados y que quería que Samper dejara el gobierno pero nunca propuso derrocarlo. Por este hecho y por un escándalo de escuchas ilegales por parte de la inteligencia policial, así como por realizar polémicas declaraciones que deterioran las relaciones con Venezuela, los partidos de oposición al gobierno y el partido Cambio Radical – perteneciente a la coalición uribista-, propusieron en el Congreso una moción de censura que fue debatida en diferentes sesiones. El 13 de junio de 2007, la moción fue votada en el Congreso siendo favorable para Santos, después de que en Cambio Radical (¿de opinión?) reversara su decisión de apoyar la moción, en un verdadero acto de malabarismo político. El futuro macho alfa marcaba territorio.


Aunque no se puede, mecánicamente, extrapolar la conducta del macho alfa a la conducta humana, la masculinidad sí está provista de una serie de elementos simbólicos que la valorizan. Al menos eso es lo que cree Mauricio Pardo: "en algunas sociedades como las africanas, los hombres se maquillan mucho y los indígenas también, por ejemplo, los del pacífico se maquillan mucho como adolescentes, se pintan la cara, se perfuman y eso en ese momento de su adolescencia, es una virtud masculina". Desde luego, nuestro aspirante a macho alfa en ese sentido no tiene problema, pues él es pura imagen.

La marca de la Cruz


Recordemos que aquella solicitud de moción de censura fue presentada en presencia del propio ministro Santos, en la sesión plenaria convocada para debatir el tema de las interceptaciones ilegales realizadas por la Policía Nacional y que fueron un "hecho aislado", según el ministro. En medio del debate, dos heroicas jóvenes, activistas del movimiento "tienen huevo", se las ingeniaron para ingresar al Salón Elíptico del Capitolio Nacional y destripar dos huevos en el discurso que pronunciaba el ministro de Defensa. Ana María González y Liliana Pardo llegaron muy temprano a la sede del Congreso y estudiaron la manera de ingresar al recinto de sesiones de la Cámara. Cuando Santos empezaba a intervenir ante la plenaria, destruyeron los huevos sobre las hojas que pretendía leer el Ministro. Ningún macho alfa puede serlo sin contar con las hembras, pues ellas son el objetivo de sus deseos para reproducir su especie con seguridad democrática. Basta saber que la urna es sustancialmente femenina.


Algunos analistas consultados por POLO, creen que la única con posibilidades de parecerse a una hembra alfa sería Piedad Córdoba, aunque otros ven a Íngrid Betancourt. Al respecto de esta última, Pascale Molinier opina: "Íngrid se sitúa en otro mito, el mito de la Virgen, de Juan de Arco, de la inspiración, de la visión mística del mundo. En este sentido no puede ser muy peligrosa, no puede desestabilizar el grupo de los machos. El grupo de los machos es un grupo que está atravesado por una lucha muy individualista, pero al mismo tiempo es un grupo muy cerrado, es una oligarquía que tiene sus propias reglas y en este juego no hay plaza para una mujer: Íngrid se va a quemar, como Juana de Arco". Nuestro ejemplar cooptó a Íngrid al liberarla, pues la metió de una a la gran manada uribista. La marcó con una Cruz Roja para reconocerla en el futuro.


Debido a todo esto y a su tono de seductor mentirosito, puede que el macho beta quede relegado y termine como un triste macho omega. La manada se pierde en la lejanía. En el horizonte el sol de Nariño reverbera. ¿El macho alfa se bronceará o quedará quemado? Todo depende. Finalmente todos son criaturitas de Dios y Dios se llama Álvaro.


El síndrome del macho alfa


En el libro El síndrome del macho alfa, Kate Ludeman y Eddie Erlandson hacen un análisis profundo de aquellas cosas que motivan a los alfas, y de la mejor manera de manejar el comportamiento alfa, trátese del propio o del de algún colega o jefe. De igual manera describen la dinámica característica del síndrome del macho alfa e identifican los cuatro tipos siguientes: el comandante, el jefe de la jauría que puede ser un perro de presa; el visionario el soñador, cuyos sueños pueden ser irrealizables; el estratega, el genio analítico que puede ser un sabelotodo obstinado y el ejecutor, el incitador que puede hacer que sus colegas y empleados se quieran subir por la paredes.


El mundo de la empresa está plagado de machos y hembras alfa, verdaderos puntales que asumen el control, producen resultados asombrosos y aportan un valor enorme a sus organizaciones. Sin embargo, inconscientemente, muchos de ellos también siembran a su paso la destrucción. Con frecuencia altamente competitivos, beligerantes e impacientes, esos líderes, esos hombres y mujeres de gran empuje, pueden llevarse por delante a sus colegas y empleados, para mal de sus carreras y de las utilidades de sus empresas.

"El autoritario mayor"


Emilio Yunis Turbay es el padre de la genética humana y de la genética médica en Colombia y en América Latina. Sus trabajos han servido para explicar científicamente la historia y regionalismos de Colombia. Próximamente saldrá al mercado su más reciente obra "El poder autoritario de los jueces". POLO conversó con él sobre el macho alfa.


¿Desde el punto de vista biológico, qué es un macho alfa?


Es un macho que rinde más con la manada, es el preferido de las hembras, el que se reproduce más, el que más distribuye a la descendencia las características que puedan ser más aptas. Evidentemente en la evolución y en la biología, aquello que se dice "supervivencia del más fuerte" es mentira, porque es una extensión del lenguaje equivocado hablar del más fuerte, cuando la evolución y Darwin hablan siempre del más apto, aquel que se adecua mejor.


¿Puede haber machos alfa en Colombia?


La reflexión más importante que yo podría hacer en un país como Colombia, sería una reflexión sobre dos contenidos: uno, el mesianismo y otro, el autoritarismo. Colombia trasgrede absolutamente todo principio de Justicia, porque en toda su historia permitió el contrato social se eliminara, de tal manera que no existieran los límites. Acá la justicia nunca ha operado, los valores nunca fueron reales y efectivos para la gente y la gente comenzó a transitar entre el bien y el mal de una manera tranquila y suave. Bastaba que cometieran el delito una vez para que los siguieran cometiendo mil veces.


¿O sea, lo que está enfermo no es el individuo sino la sociedad?


El corrupto es autosuficiente, él es el amo, el macho alfa en su región y entonces impone la ley, porque en todo conjunto de cosas no han permitido que se imponga. Entonces aparece el Mesías, el mesianismo y el autoritarismo que se nutre de autoritarismos pequeños, a diferentes niveles. El autoritario mayor es posible porque hay una serie de autoritarismos menores y porque hay una escala en eso. No se trata de que se haya montado un autoritario encima de todos los demás, porque una sociedad que esté en contra de los autoritarismos no lo hubiera admitido: el cohecho de todas maneras está ocurriendo a todo nivel.