viernes, 29 de mayo de 2015

35 países en los que EEUU apoyó a fascistas, narcos y terroristas

El apoyo de Estados Unidos a los ultraderechistas y al reciente golpe de Estado en Ucrania es solo un ejemplo más del respaldo estadounidense al fascismo, al narcotráfico o al terrorismo a lo largo de la historia contemporánea


Henry Kissinger, gran arquitecto del intervencionismo estadounidense./librered.net
En un artículo publicado en el portal AlterNet, el periodista Nicolas J. S. Davies hace un repaso a la historia del siglo XX y XXI y demuestra cómo fascistas, dictadores, narcotraficantes y señores de la guerra de todo el globo han gozado del patrocinio de EEUU en su implacable lucha por detentar el control mundial.
A continuación, los 35 países más destacados cuya historia reciente ha sido explícitamente perfilada por la ‘mano’, a veces no tan invisible, de EEUU.

Afganistán

En la década de 1980, EEUU trabajó con Pakistán y Arabia Saudita para derrocar el Gobierno socialista de Afganistán. Además, la CIA fundó, entrenó y armó a las fuerzas dirigidas por los líderes tribales conservadores, cuyo poder se vio amenazado por el progreso en la educación, los derechos de la mujer y la reforma agraria que se estaban llevando a cabo en el país. Tras la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán en 1989, los señores de la guerra apoyados por EEUU ‘desgarraron’ el país e impulsaron la producción de opio a un nivel sin precedentes —entre 2.000 a 3.400 toneladas por año—. El Gobierno talibán redujo la producción de opio en un 95% en dos años, entre 1999 y 2001, pero la invasión de EEUU en 2001 restauró a los señores de la guerra y a los narcotraficantes en el poder. Afganistán ocupa en la actualidad el puesto 175 de los 177 países más corruptos del mundo, el puesto 175 de 186 en desarrollo humano, y desde 2004, detenta el récord en producción de opio (5.300 toneladas al año).

Albania

Entre 1949 y 1953, EEUU y el Reino Unido se propusieron derrocar al Gobierno de Albania, el país comunista más pequeño y vulnerable de Europa del Este. Numerosos exiliados albaneses fueron reclutados y entrenados para volver a Albania con el objeto de incentivar la disensión y planificar un levantamiento armado. Muchos de los que participaron en el plan eran excolaboradores de la ocupación italiana y alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos estaba el exministro del Interior, Xhafer Deva, quien supervisó las deportaciones de “judíos, comunistas, afines y personas sospechosas” (tal como se describe en un documento nazi) a Auschwitz. Documentos desclasificados de Estados Unidos han revelado que Deva fue uno de los 743 criminales de guerra fascistas reclutados por los EEUU después de la guerra.

Argentina

Documentos estadounidenses filtrados en 2003 revelaron las conversaciones entre el secretario de Estado de EEUU Henry Kissinger y el canciller argentino Almirante Guzzetti en octubre de 1976, poco después de que la junta militar tomara el poder en Argentina. Kissinger aprobó explícitamente la “guerra sucia” de la junta, la cual mató en total a 30.000 personas, la mayoría de ellos jóvenes, y robó 400 bebés de familias cuyos padres había asesinado.

Brasil

En 1964, el general Castelo Branco lideró un golpe de Estado que estableció una brutal dictadura militar de dos décadas. Vernon Walters, a la sazón agregado militar de EEUU, y más tarde director de la CIA y embajador adjunto ante la ONU, tenía buena relación con Castelo Branco desde la Segunda Guerra Mundial en Italia. La CIA proporcionó todo el apoyo necesario para asegurar el éxito del golpe de Estado, incluida la financiación de la mano de obra de la oposición y grupos de estudiantes en las protestas callejeras, como está ocurriendo en Ucrania y Venezuela recientemente.

Camboya

Cuando el presidente Nixon ordenó el bombardeo secreto e ilegal de Camboya en 1969, los pilotos estadounidenses recibieron la orden de falsificar sus registros para ocultar que mataron a al menos medio millón de camboyanos, dejando caer sobre le país más bombas que en Alemania y Japón juntas en la Segunda Guerra Mundial. A medida que los Jemeres Rojos se fortalecían en 1973, la CIA informó que su “propaganda había sido más eficaz entre los refugiados víctimas de los ataques de los [bombardeos] B-52″. Después de que los Jemeres Rojos mataran a al menos 2 millones de sus compatriotas y fueran expulsados por el Ejército vietnamita en 1979, el grupo especial estadounidense Kampuchea, con sede en la Embajada de EEUU en Bangkok, se dispuso a mantenerlos y a armarlos durante al menos otra década más como “resistencia” oficial al nuevo Gobierno camboyano que contaba con el respaldo de los vietnamitas.

Chile

Cuando Salvador Allende llegó a la presidencia en 1970, el presidente Nixon prometió “hacer chillar a la economía” chilena. EEUU, principal socio comercial de Chile, cortó radicalmente el comercio con el país andino para causar la escasez y el caos económico. El Departamento de Estado y la CIA habían realizado sofisticadas operaciones de propaganda en Chile desde hacía una década, financiando a los políticos conservadores, a los sindicatos, a los grupos de estudiantes y a todos los medios de comunicación, mientras estrechaba sus lazos con los militares. Después de que el general Pinochet tomara el poder, la CIA mantuvo a funcionarios chilenos en nómina y trabajó en estrecha colaboración con la agencia de inteligencia de Chile DINA, mientras el Gobierno militar mataba a miles de personas y encarcelaba y torturaba a decenas de miles más.

China

A finales de 1945, 100.000 soldados estadounidenses lucharon junto a las fuerzas del Kuomintang de China en áreas tomadas por los comunistas en el norte del país. Chiang Kai-shek y el Kuomintang fue probablemente el más corrupto de todos los aliados de Estados Unidos. Un flujo constante de asesores estadounidenses en China advertía de que la ayuda de EEUU estaba siendo robada por Chiang y sus compinches, algunos de ellos incluso la vendían a los japoneses, pero el compromiso de EEUU con Chiang continuó durante mucho tiempo.

Colombia

Cuando las fuerzas especiales estadounidenses y la Administración de Control de Drogas ayudaron a las Fuerzas Colombianas a perseguir y aniquilar al capo de la droga Pablo Escobar, trabajaron con un grupo de justicieros llamado ‘Los Pepes’. En 1997, Diego Murillo Bejarano y otros líderes de la banda fundaron la AUC (Fuerzas de Autodefensa Unidas de Colombia) que fueron las responsables del 75% de las muertes violentas de civiles en Colombia durante los 10 años siguientes.

Cuba

EEUU apoyó la dictadura de Batista al crear las condiciones represivas que mataron a 20.000 personas. El exembajador de EEUU Earl Smith testificó ante el Congreso estadounidense que “EEUU era tan abrumadoramente influyente en Cuba que su embajador era el segundo hombre más importante, a veces incluso más importante que el presidente cubano”. Después de la revolución, la CIA lanzó una larga campaña de terrorismo contra Cuba, formando a los exiliados cubanos en Florida, América Central y la República Dominicana para cometer asesinatos y sabotajes en la isla. Las operaciones respaldadas por la CIA contra Cuba incluyen el intento de invasión de Bahía de Cochinos, en el que murieron 100 exiliados cubanos y cuatro estadounidenses, decenas de intentos de asesinato contra Fidel Castro y los asesinatos de diversos funcionarios, varios bombardeos en 1960 y los atentados terroristas contra turistas en fecha tan reciente como 1997, además del aparente bombardeo de un buque francés en el puerto de La Habana (con al menos 75 muertos), un ataque con gripe porcina biológica que mató a medio millón de cerdos, y el atentado terrorista contra un avión cubano (78 muertos) planeado por Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, quienes permanecen libres en EEUU.

El Salvador

La guerra civil que asoló El Salvador en la década de 1980 fue un levantamiento popular contra un régimen que gobernaba con la mayor brutalidad. Al menos 70.000 personas murieron y miles más desaparecieron. La Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas establecida después de la guerra, encontró que el 95% de los muertos fueron asesinados por las fuerzas del Gobierno y los escuadrones de la muerte, y solo el 5% por la guerrilla del FMLN. Las fuerzas gubernamentales fueron creadas, entrenadas, armadas y supervisadas casi en su totalidad por la CIA, las fuerzas especiales de Estados Unidos y la Escuela de las Américas.

Francia

En Francia, Italia, Grecia, Indochina, Indonesia, Corea y Filipinas a finales de la Segunda Guerra Mundial, el avance de las fuerzas aliadas se encontró con que las fuerzas de resistencia comunistas se habían hecho con el control de grandes áreas o incluso de países enteros cuando las fuerzas alemanas y japonesas se retiraron o se rindieron. En Marsella, el sindicato comunista CGT (por sus siglas en francés) controlaba los muelles que eran clave para el comercio con EEUU y llevar a cabo el plan Marshall. La Oficina de Servicios estratégicos de EEUU (OSS, por sus siglas en inglés), había trabajado con la mafia estadounidense-siciliana y los gánsteres de Córcega durante la guerra. Después de que la OSS se convirtiera en la nueva CIA tras la guerra, utilizó sus contactos para restaurar a los mafiosos corsos en el poder en Marsella, con el objeto de romper las huelgas portuarias y el control de los muelles por parte de la CGT. La CIA protegía a los corsos, ya que estos creaban laboratorios de heroína. El envío de dicha droga a Nueva York se disparó, mientras la mafia siciliana-americana también florecía bajo la protección de la CIA.

Ghana

No parece que haya líderes nacionales inspiradores en África estos días. Y eso puede ser culpa de Estados Unidos. En los años 1950 y 1960, hubo una estrella en ascenso en Ghana: Kwame Nkrumah, que fue primer ministro bajo el dominio británico desde 1952 hasta 1960; cuando Ghana se independizó, se convirtió en presidente. Era socialista, panafricano y antiimperialista, y en 1965 escribió un libro llamado ‘Neocolonialismo: la última etapa del imperialismo’. Nkrumah fue derrocado en un golpe de la CIA en 1966. La CIA negó su participación en el mismo, pero la prensa británica informó más tarde de que 40 agentes de la CIA operaban fuera de la Embajada de EEUU. El exagente de la CIA John Stockwell reveló más sobre el papel decisivo de la CIA en el golpe de Estado en su libro ‘En busca de enemigos’.

Grecia

Cuando las fuerzas británicas desembarcaron en Grecia en octubre de 1944, se encontraron con que el país estaba bajo el control efectivo de ELAS-EAM, el grupo guerrillero de izquierdas formado por el Partido Comunista de Grecia en 1941 tras la invasión italiana y alemana. ELAS-EAM dio la bienvenida a las fuerzas británicas, pero los británicos se negaron a cualquier acuerdo con ellos e instalaron un Gobierno que incluía monárquicos y colaboradores de los nazis. Cuando ELAS-EAM celebró una gran manifestación en Atenas, la Policía abrió fuego y mató a 28 personas. Los británicos reclutaron a miembros de los Batallones de Seguridad entrenados por los nazis para perseguir y detener a los miembros de ELAS, quienes se rearmaron como un movimiento de resistencia. En 1947, inmersos en una violenta guerra civil, los británicos, que estaban en bancarrota, pidieron ayuda a EEUU para hacerse cargo de la ocupada Grecia. El apoyo de EEUU al Gobierno de corte fascista instalado en Grecia entonces estaba consagrado en la Doctrina Truman, vista por muchos historiadores como el comienzo de la Guerra Fría. Combatientes ELAS-EAM entregaron las armas en 1949 después de que Yugoslavia les retirara su apoyo, y 100.000 de sus miembros fueron ejecutados, exiliados o encarcelados.

Guatemala

Después de su primera operación para derrocar a un Gobierno extranjero en Irán en 1953, la CIA lanzó una operación para eliminar al Gobierno liberal electo de Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954. La CIA reclutó y entrenó a un pequeño ejército de mercenarios bajo el mando del exiliado guatemalteco Castillo Armas para invadir Guatemala, con 30 aviones, sin símbolos estadounidenses, de apoyo aéreo. El embajador Peurifoy, enviado de EEUU en Guatemala, preparó una lista de los guatemaltecos que debían ser ejecutados, y Armas fue instaurado como presidente. El reinado del terror que siguió durante su presidencia condujo a 40 años de guerra civil, en la que al menos 200.000 personas murieron, la mayoría de ellos indígenas. Documentos de La CIA detallan la masacre y la destrucción de pueblos enteros.

Haití

Casi 200 años después de la rebelión de esclavos que creó la nación de Haití y derrotó a los Ejércitos de Napoleón, el pueblo haitiano, que tanto había sufrido, pudo elegir finalmente un Gobierno verdaderamente democrático dirigido por el padre Jean-Bertrand Aristide en 1991. Sin embargo, el presidente Aristide fue derrocado por un golpe militar apoyado por Estados Unidos después de ocho meses en el cargo, y la Agencia de Inteligencia de Defensa de EEUU (DIA, por sus siglas en inglés) reclutó una fuerza paramilitar llamada FRAPH para atacar y destruir el movimiento Lavalas, creado por Aristide en Haití. La CIA contrató al líder del FRAPH, Emmanuel ‘Toto’ Constant, enviándole armas desde Florida. Cuando el presidente Clinton envió una fuerza de ocupación de EEUU para restaurar a Aristide en el poder en 1994, los miembros del FRAPH detenidos por las fuerzas estadounidenses fueron liberados por orden de Washington, y la CIA mantuvo al FRAPH para socavar a Aristide y su movimiento. Después de que Aristide fuera elegido presidente por segunda vez en el año 2000, una fuerza especial estadounidense con 200 efectivos entrenaron a 600 exmiembros del FRAPH en la República Dominicana para prepararse para un segundo golpe de Estado. En 2004, lanzaron una campaña de violencia para desestabilizar Haití, que proporcionó el pretexto para que las fuerzas estadounidenses entraran en el país caribeño y quitaran a Aristide del cargo.

Honduras

El golpe de Estado de 2009 en Honduras ha causado represión y múltiples asesinatos de opositores políticos, sindicalistas y periodistas. Si bien los funcionarios estadounidenses negaron cualquier participación en el mismo, rehusaron, no obstante, cortar la ayuda militar desde EEUU violando lo establecido en sus propias leyes para estos casos. Sin embargo, dos cables de Wikileaks revelaron que la Embajada de los EEUU tuvo un papel capital en la gestión del golpe de Estado contra Manuel Zelaya y la formación de un Gobierno que, según denuncian asociaciones de derechos humanos, está reprimiendo y asesinando a sus habitantes.

Indonesia

En 1965, el general Suharto asumió el poder tras el derrocamiento del presidente Sukarno, y su mandato desató una ola de asesinatos en masa que terminó con la vida de por lo menos medio millón de personas. Los diplomáticos estadounidenses admitieron posteriormente que proporcionaron listas con los nombres de 5.000 miembros del Partido Comunista que debían ser asesinados.

Irán

Puede que Irán sea el caso más ilustrativo de los golpes de Estado de la CIA y sus consecuencias a largo plazo. En 1953, la CIA y el MI6 del Reino Unido derrocaron al Gobierno democráticamente elegido de Mohamed Mosadegh. Irán había nacionalizado su industria petrolera por el voto unánime del Parlamento, poniendo fin al monopolio de la compañía Anglo Iranian Oil, la actual BP, que solo pagaba a Irán un 16% del valor de su petróleo. Durante dos años, Irán resistió el bloqueo naval británico y las sanciones económicas internacionales. Después de que el presidente Eisenhower asumiera el poder en 1953, la CIA accedió a la petición británica de intervención. Tras el fracaso inicial del golpe y de que el sah de Persia y su familia huyeran a Italia, la CIA pagó millones de dólares para sobornar a militares y contratar a gánsters para desatar la violencia en las calles de Teherán. Mosadegh fue finalmente retirado del cargo y el sah volvió a gobernar con gran brutalidad como títere de Occidente hasta la revolución iraní de 1979.

Israel

Desde 1966, EEUU ha utilizado su veto en el Consejo de Seguridad para proteger a Israel en 83 ocasiones, más que los otros cuatro miembros permanentes combinados, y 42 de esos vetos han sido sobre resoluciones relacionadas con Israel y/o Palestina. Recientemente, Amnistía Internacional publicó un informe denunciando que “las fuerzas israelíes han mostrado un cruel desprecio por la vida humana, matando a decenas de civiles palestinos, entre ellos niños, en la ocupada Cisjordania en los últimos tres años, con una impunidad casi total”. Por su parte, Richard Falk, Relator Especial de la ONU sobre Derechos Humanos en los Territorios Ocupados, calificó el asalto de 2008 sobre Gaza de “violación masiva del derecho internacional”, y agregó que EEUU “ha suministrado armas y apoyado el asedio, por lo que son cómplices de los crímenes”. La Ley Leahy requiere que EEUU corte la ayuda militar a las fuerzas que violan los derechos humanos, pero nunca se ha aplicado en contra de Israel.

Irak

En 1958, después de que la monarquía respaldada por los británicos fuera derrocada por el general Abdul Qasim, la CIA contrató a un iraquí de 22 años de edad, llamado Sadam Husein para asesinar al nuevo presidente. Husein y su banda no pudieron completar el trabajo y huyeron al Líbano. La CIA les alquiló un apartamento en Beirut y luego Husein fue trasladado a El Cairo, donde fue contratado como agente de la inteligencia egipcia, que frecuentaba con asiduidad la Embajada de EEUU. Qasim fue asesinado durante un golpe de Estado baazista apoyado por EEUU en 1963, y al igual que en Guatemala e Indonesia, la CIA dio al nuevo Gobierno una lista de al menos 4.000 comunistas que debían ser “eliminados”. Pero, una vez en el poder, el Gobierno revolucionario baazista rehusó ser un títere occidental, y nacionalizó la industria petrolera de Irak, adoptó una política exterior nacionalista árabe y construyó los mejores sistemas de educación y de salud en el mundo árabe. En 1979, Sadam Husein se convirtió en presidente, llevó a cabo purgas de opositores políticos y lanzó una guerra desastrosa contra Irán, por lo que Donald Rumsfeld y otros funcionarios estadounidenses le dieron la bienvenida como un aliado eficaz contra Teherán. Cuando Irak invadió Kuwait, Husein se hizo más útil para EEUU como un enemigo que como aliado. Entonces el país americano comenzó su campaña propagandística mundial de descalificación del presidente irakí, el “nuevo Hitler”, lo que facilitó la invasión de Irak por EEUU y sus aliados internacionales en 2003.

Corea

Cuando las fuerzas estadounidenses llegaron a Corea en 1945, fueron recibidas por funcionarios de la República Popular de Corea (RPC), formada por grupos de la resistencia que se desarmaron al rendirse las fuerzas japonesas y comenzaron a establecer la ley y el orden en toda Corea. El general Hodge los expulsó y colocó la mitad sur de Corea bajo la ocupación militar de EEUU. Por el contrario, las fuerzas rusas en el Norte reconocieron la RPC, lo que llevó a la división de Corea a largo plazo. EEUU trajo de vuelta al país asiático a Syngman Rhee, un exiliado coreano conservador, y lo colocó como presidente de Corea del Sur en 1948. Rhee se convirtió en un dictador guiado por la cruzada anticomunista, que detuvo y torturó a miles de personas acusándolas de ser comunistas y reprimió de forma brutal las revueltas, matando a 100.000 personas. Finalmente fue obligado a renunciar durante las multitudinarias protestas estudiantiles de 1960.

Laos

La CIA comenzó a proporcionar apoyo aéreo a las fuerzas francesas en Laos en 1950, y continuó su actividad allí durante 25 años más. La CIA ideó al menos tres golpes de Estado entre 1958 y 1960 para mantener alejados del Gobierno al izquierdista Pathet Lao. La CIA trabajó con capos de la droga laosianos de derecha como el general Phoumi Nosavan, transportando opio entre Birmania, Laos y Vietnam, y protegiendo su monopolio del comercio de opio en Laos. En 1962, la CIA reclutó un ejército mercenario clandestino de 30.000 veteranos de anteriores guerras de guerrillas de Tailandia, Corea, Vietnam y Filipinas para luchar contra Pathet Lao. Como un gran número de soldados estadounidenses en Vietnam se enganchó a la heroína, la compañía Air América, al servicio de la CIA, transportó opio del territorio Hmong a los laboratorios de heroína del general Vang Pao en Long Tieng y Vientiane para su envío a Vietnam. Después de los fallidos intentos de la CIA por derrocar a Pathet Lao, EEUU bombardeó el país asiático con dos millones de toneladas de bombas.

Libia

La intervención de la OTAN se justificó de manera fraudulenta ante el Consejo de Seguridad de la ONU como un esfuerzo para proteger a los civiles libios. Sin embargo, la OTAN llevó a cabo 7.700 ataques aéreos, durante los que entre 30.000-100.000 personas murieron, pueblos enteros fueron reducidos a escombros y se llevó a cabo una limpieza étnica. El país continúa sumido en el caos mientras las milicias islamistas entrenadas y armadas por Occidente se apoderan de las instalaciones de petróleo del país y compiten por el poder.

México

El número de muertos en las guerras de la droga de México ascendió recientemente a 100.000. El más violento de los cárteles de la droga es el de los Zetas. Funcionarios estadounidenses llaman a los Zetas “el cártel más avanzado tecnológicamente, sofisticado y peligroso de drogas que opera en México”. Sin embargo, el cártel de los Zetas fue formado por las fuerzas de seguridad mexicanas entrenados por las fuerzas especiales de Estados Unidos en la Escuela de las Américas en Fort Benning, Georgia, y en Fort Bragg, Carolina del Norte.

Birmania

Después de la Revolución China, los generales del Kuomintang se trasladaron hacia el norte de Birmania y se convirtieron en poderosos señores de la droga, con la protección del Ejército tailandés, la financiación de Taiwán y el apoyo aéreo y logístico de la CIA. La producción de opio en Birmania aumentó de 18 toneladas anuales en 1958 a 600 toneladas en 1970. La CIA mantuvo a estas fuerzas como baluarte contra la China comunista, pero transformó el ‘triángulo de oro’ en el mayor productor de opio del mundo. La mayor parte del opio era transportado en recuas de mulas hasta Tailandia, donde otros colaboradores de la CIA lo enviaban a laboratorios de heroína en Hong Kong y Malasia.

Nicaragua

Anastasio Somoza gobernó Nicaragua como su feudo personal durante 43 años con el apoyo incondicional de EEUU, y su Guardia Nacional cometió inimaginables crímenes, torturas, extorsiones y violaciones con total impunidad. Después de que la Revolución Sandinista derrocara a Somoza en 1979, la CIA reclutó, entrenó y financió a mercenarios de la ‘contra’ para invadir Nicaragua y realizar actos de terrorismo para desestabilizar el país. En 1986, la Corte Internacional de Justicia condenó a EEUU por enviar a la ‘contra’ y minar los puertos nicaragüenses. El tribunal ordenó a EEUU que pusiese fin a su agresión y pagase reparaciones de guerra a Nicaragua, lo que nunca se ha producido. La respuesta de EEUU fue declarar que dejaba de reconocer la competencia de la Corte Internacional de Justicia, saltándose las reglas del Derecho Internacional.

Pakistán. Arabia Saudita. Turquía.

De acuerdo con el excolaborador de la CIA y del Departamento de Estado de EEUU experto en terrorismo Larry Johnson: “El principal problema con respecto a la evaluación de la amenaza terrorista es definir con precisión el patrocinio del Estado. Los mayores culpables hoy, a diferencia de lo que pasaba hace 20 años, son Pakistán, Arabia Saudita y Turquía. Irán, a pesar de los desvaríos de su sector de derechas/neocon, no es tan activo en el fomento o facilitación del terrorismo”. En los últimos 12 años, la ayuda militar de EEUU a Pakistán ha sumado 18.600 millones de dólares. EEUU acaba de negociar el mayor negocio de armas en la historia con Arabia Saudita. Y Turquía es un miembro de larga data de la OTAN. Los tres principales patrocinadores del terrorismo en el mundo hoy en día son aliados de Estados Unidos.

Panamá

Funcionarios de la agencia antidrogas estadounidense querían detener a Manuel Noriega en 1971, cuando era el jefe de la inteligencia militar en Panamá. Si embargo, aunque tenían evidencias de sobra para condenarlo por tráfico de drogas, Noriega hacía mucho tiempo que actuaba como colaborador e informante de la CIA, por lo que era intocable. Aunque la CIA prescindió temporalmente de sus servicios durante el Gobierno de Carter, Noriega siguió recibiendo al menos 100.000 dólares por año del Tesoro de EEUU. Cuando se alzó con el poder como gobernante de facto de ser Panamá, volvió a ser de gran valía para la CIA, ya que pudo informar sobre las reuniones con Fidel Castro y Daniel Ortega de Nicaragua y apoyó las guerras encubiertas de Estados Unidos en América Central. Noriega probablemente dejó el tráfico de drogas en 1985, mucho antes de que EEUU lo acusara de este delito en 1988. La acusación fue un pretexto para la invasión de Panamá por parte de EEUU en 1989, cuyo objetivo principal era dar obtener un mayor control sobre el país latino, si bien su intervención costó la vida de al menos 2.000 personas.
Filipinas
Desde que EEUU lanzó su llamada guerra contra el terrorismo en 2001, una fuerza especial con 500 efectivos de EEUU ha llevado a cabo operaciones encubiertas en el sur de Filipinas. Ahora, bajo la política de Obama de “pivotar hacia Asia”, la ayuda militar de EEUU a Filipinas está creciendo rápidamente, pasando de los 12 millones de dólares en 2011 a 50 millones en este año. Pero activistas filipinos de derechos humanos han reportado que el aumento de la ayuda coincide con el aumento de las operaciones militares de los escuadrones de la muerte contra la población civil. Los últimos tres años al menos 158 personas han sido asesinadas a manos de estos escuadrones.

Siria

Cuando el presidente Obama aprobó el envío de armas y milicianos desde Libia hasta la base del Ejército Libre de Siria en Turquía en aviones de la OTAN no identificados a finales de 2011, pensó que EEUU y sus aliados podrán replicar el ‘exitoso’ derrocamiento del Gobierno libio. Unos meses más tarde, los líderes occidentales socavaron el plan de paz de Kofi Annan con su ‘Plan B’, que lejos de buscar la paz, supuso un incentivo a la escalada de la violencia al ofrecer apoyo financiero y armamentístico a los yihadistas en Siria para asegurarse de que ignoraran el plan de paz de Annan y siguieran luchando. Ese movimiento selló el destino de millones de sirios. Las conversaciones de Ginebra II fueron un esfuerzo a medias para reactivar el plan de paz de Annan de 2012, pero la insistencia occidental de que una “transición política” significa la renuncia inmediata de Al Assad revela que los líderes occidentales aún dan más valor a un cambio de régimen que a la paz.

Uruguay

En Uruguay, en 1970, cuando el jefe de Policía Alejandro Otero se opuso a que los estadounidenses entrenaran a sus agentes en tácticas de tortura, fue degradado. El funcionario de EEUU sobre el que Otero emitió varias quejas era Dan Mitrione, que trabajaba para la Oficina de Seguridad Pública de EEUU, una división de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional. Se informó de que las sesiones de Mitrione incluían la tortura de personas sin hogar a quienes maltrataban hasta la muerte con descargas eléctricas para enseñar a sus alumnos hasta dónde podan llegar con estas técnicas.

Yugoslavia

El bombardeo aéreo de la OTAN en Yugoslavia en 1999 fue un delito flagrante de agresión que viola el artículo 2.4 de la Carta de las Naciones Unidas. Cuando el ministro de Relaciones Exteriores británico, Robin Cook, dijo a la secretaria de Estado de EEUU, Madeleine Albright, que el Reino Unido estaba teniendo “dificultades con sus abogados” por el ataque planeado, esta sugirió a los británicos “buscar nuevos abogados”, según reveló James Rubin, secretario de Estado adjunto. El aliado de la fuerza terrestre de la OTAN en su agresión contra Yugoslavia fue el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), liderado por Hashim Thaci. Tanto un informe de 2010 del Consejo de Europa como el libro ‘La caza’, de Carla Del Ponte, exfiscal del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, respaldaron las denuncias de que durante la invasión de la OTAN, Thaci dirigía una organización criminal llamada ‘el Grupo de Drenica’ que envió más de 400 serbios a Albania para asesinarlos y extraer sus órganos para venderlos en el mercado negro. Hashim Thaci es ahora el primer ministro del protectorado de la OTAN de Kosovo.

Zaire (República Democrática del Congo)

Patrice Lumumba, el presidente del Movimiento Nacional pan-africanista del Congo, participó activamente en la lucha del país por la independencia y se convirtió en el primer ministro elegido por primera vez en el Congo en 1960. Fue depuesto por un golpe respaldado por la CIA dirigido por Joseph-Desire Mobutu, el jefe del Estado Mayor del Ejército. Mobutu entregó a Lumumba a los separatistas y mercenarios respaldados por los belgas contra los que había estado luchando en la provincia de Katanga, quienes lo fusilaron. Mobutu abolió las elecciones y se autoproclamó presidente en 1965, cambiando el nombre del país por el de República del Zaire y gobernando con el apoyo de EEUU como dictador conocido por su brutalidad durante 30 años. A pesar de que el presidente Carter se distanció públicamente del líder africano, Zaire continuó recibiendo el 50% de toda la ayuda militar de EEUU al África subsahariana. En la década de 1990 el apoyo de EEUU a Mobutu empezó a flaquear hasta que el mandatario fue derrocado por Laurent Kabila en 1997. Poco después falleció.

jueves, 28 de mayo de 2015

Pierre Levy: el porvenir digital será comunitario

El filósofo francés sostiene que la inteligencia colectiva posee un gran poder de transformación social y cultural. “Educar” es el desafío, explica

ENIAC. Es el acrónimo de Electronic Numerical Integrator And Computer: la primera computadora del mundo fabricada por la universidad de Pensilvania./revista Ñ.

Si hubiese que definir con un término el pensamiento del filósofo Pierre Levy probablemente sería el de “responsabilidad humana”. Y aunque esto suene ambiguo en un teórico dedicado a investigar el impacto de Internet en las sociedades actuales, cuando se bucea en sus textos, se comprende cómo este concepto se imbrica con su proyecto cibernético. Invitado por la Unipe (Universidad Pedagógica) y su laboratorio de formación e investigación en nuevas tecnologías informáticas (LabTic) Levy ahonda en las maneras en las cuales el potencial humano puede desarrollarse a partir de un uso responsable de las nuevas tecnologías. El concepto de inteligencia colectiva describe ese estado actual en el que las personas –a nivel global– crean contenidos, los procesan, los analizan y los transforman. Esta confianza se sostiene además en la posibilidad de crear un nuevo lenguaje que permita construir sentidos comunes a partir de una nueva gramática: El proyecto IEML (Information Economy Meta Language) –que lidera– se describe como la posibilidad de crear entornos semánticos compatibles con la experiencia humana colectiva actual. Sin embargo, es evidente que esta mirada optimista sobre la relación hombre/máquina se enfrenta con la desigualdad social –y en consecuencia la diferencia en el acceso a la información– y con lo insondable de la mente que opaca los procesos del pensamiento a la hora de la tabulación y clasificación de datos. Sobre estos temas Pierre Levy ofreció su conferencia “Veinte años de inteligencia colectiva” en la Fundación Osde y luego fundamentó su teoría en esta entrevista.
–¿Cree que los sistemas informáticos brindan nuevas herramientas para el análisis de los productos culturales?–No creo que estas herramientas constituyan una nueva disciplina, más bien instauran una nueva metodología en el campo ya conocido de las ciencias sociales y humanas. Tengamos en cuenta que estas ciencias han usado la estadística desde el siglo XIX. Esto no es nuevo, sólo que la computadora facilita el análisis de los procesos estadísticos porque los automatiza. Desde una perspectiva general no podemos negar que ahora todos los materiales de la cultura pueden ser apropiados, grabados, y etiquetados por cualquier usuario y a la vez, reutilizados y transformados en tiempo real por muchísimas personas. La novedad es que ahora las herramientas de investigación son más fáciles de usar y hay un mejor y mayor acceso a ellas. Por otro lado la misma universidad comenzó a formar estudiantes para que pudieran hacer uso de estas tecnologías aplicadas al análisis de la cultura. Hoy hay maestrías en “Herramientas digitales para el análisis de las ciencias sociales”. Sin embargo, así como no existe una asignatura que se llame “Estudios humanos tipográficos”–porque son nuestras herramientas actuales– tal vez en veinte años no vamos a hablar más de herramientas digitales. En ese sentido, referirse a una cultura digital aplicada a la cultura es un modo contingente de abordar el análisis de los procesos culturales.
–En función de esta lógica se podrían pensar estas herramientas digitales como parte de la misma serie en la cual están inscriptas las lingüísticas y las tipográficas. Sin embargo, ¿cuál es la diferencia de estos sistemas?–La principal diferencia es la construcción colectiva del conocimiento. En la actualidad es mucho más fácil acceder al análisis y circulación porque millones de personas participan de esta construcción y la visualizan, escriben, reformulan, discuten. Esto no hubiese sido posible antes. La colaboración colectiva siempre existió, lo que cambia es la escala y la velocidad en la circulación de la información. Ahora existe un mayor potencial de transformación. Las máquinas no se usan sólo para reproducir, sino que generan datos de manera autónoma. Hay dos aspectos que se destacan en esta era: la escala en la colaboración y la habilidad de las máquinas para transformar y no sólo reproducir.
–¿Qué puentes puede trazar entre el pensamiento crítico y este sistema de inteligencia colectiva/reflexiva?–El pensamiento crítico siempre ha sido un aspecto importante en la historia de la humanidad, sin embargo creo que hoy es mucho más relevante. En el pasado existía el periodista o el profesor que establecían los grandes temas sociales, filtraban la información, la procesaban, editaban y luego la exponían ante las audiencias. Sin embargo ahora todos tenemos acceso a la información sin mediaciones. Podemos tomar mejores decisiones y más rápidamente. La particularidad del pensamiento crítico actual es que se basa en elecciones sustentadas en un real acceso a la información y esto es así porque lo que se han multiplicado son las fuentes de acceso que también analizamos y discutimos. Incluso podemos inferir la agenda de cada medio. Sabemos dónde están parados, desde qué lugar dicen lo que dicen, entendemos por qué usan términos específicos, sabemos cuáles son sus intereses. El pensamiento crítico debería estar capacitado para hacer todas esas preguntas y no olvidar que todo el flujo de datos e información parte de una fuente específica con contenidos e intereses determinados. Las personas están capacitadas para pensar por sí mismas. Yo enseño eso a mis alumnos: “no crean en los periodistas, tienen que pensar por sí mismos para poder decidir”. Como formadores de opinión, en la universidad o en los medios tenemos la responsabilidad de transmitir esta idea.
–Existen diferentes teorías sostenidas desde la ficción, pero también desde la ciencia, que creen en la posibilidad de construir máquinas autónomas, independientes de la voluntad del hombre. ¿Qué piensa sobre ellas?–Yo no creo en una tecnología autónoma. Las máquinas no pueden pensar por su cuenta. Es más realista pensar que son las personas las que pueden pensar por su cuenta, aunque no sean conscientes de eso. No podría apoyar esas visiones catastróficas donde las máquinas despiertan para invadir el mundo porque aunque ellas sean cada vez más sofisticadas y puedan resolver muchos problemas, nunca serán autónomas. Aunque hayan sido construidas con tecnología de punta, después de un tiempo alguna parte del sistema comenzará a colapsar. Tampoco estoy de acuerdo con los que sostienen que la inteligencia artificial puede desarrollarse de manera similar a la humana, como si fuera la de un bebé que se convierte en adulto. La máquina no puede compararse con el saber humano. Podrá igualar nuestra memoria, nuestra habilidad para procesar datos, nuestra imaginación, estimularnos, pero nunca igualará la conciencia humana. De manera que se transforma en una buena herramienta para colaborar pero sin autonomía. Reconozco que las particularidades de los algoritmos para analizar comportamientos y tendencias son cada vez más sofisticadas y crean nuevos campos de acción pero nunca el de la autonomía. Se puede aumentar la tecnología intelectual, la colaboración, la memoria colectiva, pero no hacer computadoras más inteligentes que el hombre. Ni el software, ni la tecnología son los inteligentes, sino los hombres que diseñaron estos programas.
–¿Cómo se concilia este optimismo en la relación entre hombre y máquina con las diferencias sociales, económicas y simbólicas que existen hoy? No todos tienen el mismo acceso a la tecnología y a su uso colaborativo.–No creo que este sea el principal problema. Hace veinte años, sólo el 1% de la población estaba conectada, hoy más del 40%, mañana será más del 50%. El verdadero problema es educar. Soy profesor, trabajo enseñando esas habilidades técnicas y culturales. Lo primero que debemos hacer es ayudar a nuestros estudiantes a hacer el mejor uso de todas estas herramientas. Facebook puede usarse para mandar las fotos de una fiesta. También se puede armar un grupo y organizar, colaborar, extender los materiales, la información, trabajar juntos en un proyecto. El punto es saber hacia dónde orientar la acción. Yo no soy utópico, soy optimista. Un utópico piensa que todos los problemas serán resueltos si la gente adopta un tipo de sistema político. Yo no creo que resolveremos todos los problemas si estamos conectados porque seguramente los problemas sociales, políticos y económicos subsistirán. La diferencia es que la conexión y el buen uso de las herramientas empoderan y traen nuevas oportunidades de acción.
–¿Qué piensa de los movimientos políticos surgidos en los últimos años en la red; cree que pueden transformar el ejercicio de la política?–Estos partidos son una realidad. La gente usa los medios sociales para organizar protestas. Pero por ahora no puedo predecir cuáles serán los efectos a largo plazo, sólo observo. Pero sí destaco que su principal ventaja es la libertad de expresión. Escribir un blog, una columna de opinión, cualquier cosa que uno quiera expresar es posible en la red. Se amplían las posibilidades de deliberar así como las posibilidades de discutir más allá de la tv o los diarios. De modo que si tenemos en cuenta estos tres aspectos: mayor libertad de expresión, más opciones abiertas de deliberación, y una plataforma para la acción, estos movimientos claramente marcan un avance en la construcción de una inteligencia global.
–En función de esa construcción de inteligencia colectiva, ¿podría señalar los aspectos principales del lenguaje ILMS?–El proyec to del ILMS debe pensarse como un ecosistema: un grupo de gente que trabaja junta y cultiva ideas para crear sistemas complejos, luego redefine esos ecosistemas que ha creado para que sean accesibles, para que puedan ser traducidos en diferentes idiomas. Este lenguaje describe la habilidad de organizar y pensar nuevas cosas de manera autónoma pero sólo si se han cultivado, si se han pensado. A partir de eso se crea el algoritmo básico, más precisamente, se convierte ese cultivo en sistemas semánticos computarizados. Son ideas conceptuales, no sólo un compendio de ideas cuantitativamente agrupadas.
–La colaboración en red es un aspecto optimista del uso de las tecnologías. Pero, ¿qué podría decir de quienes sostienen que su uso también provoca mayor impaciencia, procastinación o imposibilidad para concentrarse en una sola acción? O peor aún, que produce aislamiento. Un ejemplo claro sería el cibersexo.–Yo no acusaría a la tecnología sino a las personas, a su responsabilidad. Si uno está en una clase, una conferencia y en lugar de escuchar al otro, mira un partido de fútbol, es un problema propio, no de la tecnología. La mitad de mis alumnos lo hacen, pero no puedo llamarles la atención, son adultos responsables. Yo trato de salir de ese discurso impartido por los medios. Como decía antes, Facebook y Twitter pueden ser lugares donde sólo se intercambian tonterías y se repiten eslóganes pero también se puede seguir a expertos, científicos, leer sus trabajos, comprobar que en la red la gente se lee, se escucha, no se insulta. Y por supuesto que creo que su uso ha cambiado las mentes de las personas, pero de la misma manera que la comunicación mediática había producido su propia revolución perceptiva. Ahora tenemos a nuestra disposición un cúmulo de información que hemos creado juntos, y en el futuro debemos seguir desarrollando el poder de la computadora y analizar esos datos. Estamos al comienzo de esa revolución. Y si seguimos desarrollando estas técnicas vamos a lograr entender el funcionamiento de la mente humana, así como Galileo permitió entender el funcionamiento del cosmos, aunque por ahora no tengamos muchas pistas. La mente humana no está en el cerebro, sino en la cultura, los libros, el arte, el comportamiento colectivo. En el futuro deberíamos ser capaces de entender, analizar, probar. Esta será la gran revolución. Soy muy optimista con respecto a ello.
–En ciencia la pregunta más interesante es sobre las cosas que no sabemos, ¿cuáles son sus cuentas pendientes en el campo de Internet?–No sabemos mucho acerca del sentido, sólo podemos dar cuenta de conexiones, de flujos, de cantidades, pero el significado es muy complicado en un sentido filosófico. Es opaco. No es semánticamente transferible. Hace mucho yo escribí sobre el arte como esa posibilidad de expansión, sin embargo, ahora es un lugar común. La música, por ejemplo, hoy en día es pura técnica y cualquier músico la puede reproducir. Las computadoras y la rápida comunicación han copado todas las posibilidades de creación, de hallar un sentido extra. Lo mismo sucede con los dibujos animados. En la época de Walt Disney se dibujaba a mano pero hoy se hace de manera automática, es un programa, entonces no es más revolucionario, es parte de la práctica cotidiana. No creo que el sentido pueda encontrarse fácilmente, por lo menos no en las herramientas que tenemos a mano. La pregunta por el gusto persiste, qué es bueno, qué es interesante. Ese es un problema de la filosofía o de la cultura y no de las máquinas. ¿Qué es lo que realmente anima de verdad al pensamiento musical?, ¿al interés en un texto literario? Todas esas cosas no dependen de la tecnología. La pregunta estética no desaparece porque existan computadoras. Nuevamente, la responsabilidad por la creación es humana.

lunes, 25 de mayo de 2015

Las paradojas del tiempo

En este fragmento de ¿Qué pasó con la confianza en el futuro?, su autor vincula la historia y el modo de determinar los períodos que la conforman con la ideología y el poder

Augé afirma que la historia contemporánea ha perdido su capacidad de sugerir soluciones para el futuro y que nuestro tiempo presente aparece cada vez más incierto./ Marcelo Mencarini Leemage/adncultura.com

La primera paradoja del tiempo es inherente a la conciencia que el individuo adquiere de existir en un tiempo que ha precedido a su nacimiento y que continuará después de su muerte. Esta toma de conciencia individual de lo finito y lo infinito vale tanto para el individuo como para la sociedad. En efecto, el individuo que se transforma, que crece y que luego envejece -para, un día, desaparecer- asiste entretanto al nacimiento y crecimiento de unos, al envejecimiento y la muerte de otros. Envejece en un mundo que cambia, aunque más no sea porque los individuos que lo integran también envejecen y ven cómo con el paso del tiempo las generaciones más jóvenes los reemplazan.
Existen respuestas de tipo intelectual a esta primera paradoja: son todas las teorías que, bajo una forma u otra, ponen en escena el retorno de lo mismo. En la mayoría de las sociedades estudiadas por la etnología tradicional existen representaciones muy elaboradas de la herencia que tienden a sugerir que la muerte de los individuos no es un fin en sí, sino la ocasión de una redistribución y un reciclaje de los elementos que las integran. Las teorías de la metempsicosis son tan sólo un ejemplo específico de estas representaciones. En África, por ejemplo, la idea del retorno de los elementos liberados por la muerte no está asociada a la del retorno de los individuos como tales, aunque en los territorios de las grandes jefaturas y de los reinos la lógica dinástica va en esa dirección. Otras instituciones, como las clases etarias, o fenómenos religiosos ritualizados, como la posesión, se inscriben en esta visión inmanente del mundo, que tiende a relativizar la oposición entre la vida y la muerte, en virtud de una intuición muy afín al principio científico según el cual nada se pierde, nada se crea, sino que todo se transforma.
La segunda paradoja del tiempo es casi la inversa de la primera: reside en la dificultad, para los hombres mortales -es decir, tributarios del tiempo y de las ideas de comienzo y de fin-, de pensar el mundo sin imaginar un nacimiento suyo ni asignarle un término. Las cosmogonías y los apocalipsis, según diversas modalidades, son una solución imaginaria a esta dificultad.
La tercera paradoja del tiempo concierne a su contenido o, si se quiere, a la historia. Es la paradoja del acontecimiento, del acontecimiento siempre esperado y siempre temido. Por una parte, precisamente los acontecimientos vuelven perceptible el paso del tiempo e incluso sirven para datarlo, para ordenarlo dentro de una perspectiva distinta a la del simple recomenzar de las estaciones. Pero por otra parte el acontecimiento conlleva el riesgo de una ruptura, de un corte irreversible con el pasado, de una intrusión irreparable de la novedad en sus formas más peligrosas. Durante un extenso período de la humanidad, las catástrofes climatológicas, meteorológicas, epidemiológicas, políticas o militares amenazaron la existencia del grupo mismo, y el desarrollo de las sociedades no ha hecho desaparecer la conciencia de esos peligros: los ha situado en otra escala. El dominio intelectual y simbólico del acontecimiento ha sido siempre la preocupación fundamental de los grupos humanos. Y sigue siéndolo hoy en día; sólo las palabras y las soluciones cambian. Incluso es posible que actualmente la paradoja del acontecimiento haya alcanzado su punto máximo: mientras, bajo la presión de acontecimientos de todo tipo, la historia se acelera, nosotros pretendemos, como en las épocas más arcaicas, negar su existencia, por ejemplo celebrando su fin. [...]
Todos los imperios han tenido la pretensión de detener la historia, y se ha dicho que varias mundializaciones precedieron a la actual. La única diferencia, pero una muy considerable, es que la mundialización actual es coextensiva al planeta como cuerpo físico. Cada día tomamos más conciencia de ocupar un "rincón del universo", para retomar la expresión de Pascal. En este universo, las categorías de tiempo y espacio a las que estamos acostumbrados ya no son operativas, y algo del vértigo que nos inspiran las explosiones de la astrofísica puede resonar en nuestra percepción de la historia humana.
Así, todo contribuye a cuestionar las categorías tradicionales del análisis y de la reflexión. Sin embargo, estas nos han permitido comprender el funcionamiento de la ideología y, sobre todo, identificar una de sus características esenciales: la ideología escapa en parte a la conciencia no sólo de aquellos que son sus víctimas, sino también de aquellos que la utilizan para dominar a los otros. Por lo tanto, puede ser útil volver a indagar la categoría de tiempo para interrogar una vez más las falsas evidencias de la actual ideología del presente. Estas evidencias adoptan la forma de una triple paradoja. Primera paradoja: la historia, entendida como fuente de ideas nuevas para organizar las sociedades humanas, se detendría en el momento en que fuese objeto de interés explícito para la humanidad entera. Segunda paradoja: dudaríamos de nuestra capacidad para influir en nuestro destino común tan pronto como la ciencia progresara a una velocidad continuamente acelerada. Tercera paradoja: la superabundancia, sin precedentes, de nuestros medios nos impediría reflexionar acerca de los fines, como si la timidez política debiera ser el precio que pagar por la ambición científica y la arrogancia tecnológica.
Estas tres paradojas no son sino la forma histórica actual de las tres paradojas enunciadas al comienzo. En este sentido, corresponden al ámbito de la ideología. Todos los sistemas de organización y de dominación del mundo -ya sea que ese mundo tenga límites geográficos más o menos acotados o bien que se pretenda, como ocurre hoy, coextensivo al planeta entero- produjeron teorías del individuo, del mundo y del acontecimiento. El sistema de la globalización no escapa a esa regla. La ideología que subyace a él, que lo anima y que le permite imponerse en las conciencias de los individuos, puede ser analizada como tal, a pesar de la complejidad de todo aquello que la determina, al igual que de sus efectos.
Traducción: Ariel Dilon.

 "El porvenir es menos previsible que antes"

Durante muchos siglos, el tiempo fue portador de esperanza. Del futuro, los hombres esperaron serenidad, evolución, maduración, progreso, crecimiento? o revolución. Pero eso se terminó. Para el antropólogo francés Marc Augé, en las últimas tres décadas el porvenir prácticamente ha desaparecido. "Un presente inmóvil se abatió sobre el mundo, desmantelando el horizonte de la historia tanto como las características generacionales", afirmó a adnculturaen París. ¿De dónde proviene ese eclipse? ¿Por qué el porvenir se evaporó tanto en las conciencias individuales como en la representaciones colectivas? ¿Existe algún remedio, alguna solución alternativa?

En ¿Qué pasó con la confianza en el futuro?, un libro premonitorio publicado en Francia en 2008 y que sale en junio en la Argentina, publicado por Siglo XXI, Augé analiza con precisión las múltiples dimensiones de la globalización, sobre todo, sus aspectos políticos, científicos y simbólicos. En 95 páginas explica las causas de la crisis que aqueja a las sociedades occidentales, estudia el fenómeno de la temporalidad y propone una solución.
Antropólogo, escritor, profesor, eterno estudioso y, desde hace unos años, jubilado globe-trotter, a los 80 años el célebre autor de libros de referencia como, Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad (1992) o El viajero subterráneo. Un etnólogo en el metro (1986), sigue viviendo numerosas vidas. De las lagunas del sur de Costa de Marfil al Jardín de Luxemburgo, de Togo al subte de París, del paganismo al hipermodernismo, Marc Augé inventó una singular antropología de los mundos africanos y contemporáneos. Unos mundos que sigue escrutando todavía hoy, instalándose cada año en un país diferente "para seguir conociendo nuevos horizontes".
El día que adncultura lo entrevistó volvía de Berlín, donde reside desde hace varios meses ("No para escribir sobre la sociedad alemana. Simplemente para cambiar. El cambio siempre hace bien", afirma). La última vez que lo habíamos encontrado vivía en Turín, donde su editor italiano le había pedido una continuación de ¿Qué pasó con la confianza en el futuro? La obra que resultó de ese encargo fue Futuro, publicada en la Argentina en 2012, es decir, antes que el libro que le dio origen . "Esa paradoja hace hoy difícil que hablemos de esta publicación sin repetirnos -reflexiona-. Pero los mecanismos de publicación de obras en el extranjero no siempre respetan el orden en que fueron escritas", agrega con una mueca de desolación.
Marc Augé nació en una familia de militares y, probablemente por esa razón, se interesó desde muy joven en la descolonización. Pero también se dejó cautivar por las ciencias de la información y la comunicación. Con el tiempo, terminó transformándose en el mejor observador de lo que él mismo llamó la "sobremodernidad", una situación social marcada por el exceso: tiempo, velocidad, movimientos y consumo, que además se caracteriza por los "no-lugares" (lugares de anonimato), el no-tiempo (presentismo) y lo no-real (virtualidad).
Augé acuñó el concepto de "no-lugar" para referirse a los espacios de tránsito que no tienen suficiente importancia para ser considerados como "lugares": "Son considerados antropológicos los lugares históricos o vitales, así como aquellos en los que nos relacionamos. Un no-lugar es una autopista, una habitación de hotel, un aeropuerto, un subte o un supermercado... Carece de la configuración de los espacios, es circunstancial, casi exclusivamente definido por el pasar de los individuos", precisa.
Para él, la "sobremodernidad" se opone a la modernidad porque la época actual produce un número creciente de acontecimientos que los historiadores tienen dificultades en interpretar (se refiere en particular al derrumbe del bloque soviético); por una súper abundancia espacial, que corresponde tanto a la posibilidad de desplazarse rápidamente y por todas partes, como a la omnipresencia, en cada hogar, de imágenes del mundo entero a través de la televisión; y por la voluntad de cada uno de interpretar por sí mismo las informaciones de que dispone, en vez de apoyarse -como sucedía antes- en el grupo. Por esa razón, en ¿Qué pasó con la confianza en el futuro?, Augé afirma que la historia contemporánea ha perdido su capacidad de sugerir soluciones para el futuro y que nuestro tiempo presente aparece cada vez más incierto.
-¿Qué pasó con la modernidad para que haya perdido su capacidad a dar respuestas?
-La modernidad, comprendida como movimiento, corresponde a la idea comúnmente aceptada en los siglos XIX y XX: la Historia tenía un sentido (un significado, una dirección) que se construía generalmente por acumulación y no por eliminación. La forma de una ciudad cambia más rápido que el corazón de un hombre, pero conserva sus signos distintivos, conserva rastros. La creciente acumulación se inscribe en el espacio moderno.
-¿Y hoy, los nuevos espacios han dejado de ser espacios de acumulación?
-Así es. Y sobre todo han dejado de ser espacios de cohabitación. Hoy esos espacios permiten desplazamientos rápidos, transmisión de imágenes y de información (televisión, Internet, ciberespacio) o consumo: los supermercados constituyen, por ejemplo, "concentraciones de espacio", donde quienes coexisten son los distintos productos del planeta. En todos esos sitios -que yo llamé "no-lugares"-, es ya imposible hallar el espesor de la modernidad, los tiempos acumulados.
-¿Acaso esa situación contemporánea podría ser calificada de "posmoderna"?
-No me gusta mucho esa expresión porque no creo que quiera decir gran cosa. Incluso es posible escucharla en sentidos bastante diversos. Como sabe, siempre sugerí el término "sobremodernidad", en el sentido en que Freud y Althusser utilizaron "sobredeterminación".
-En todo caso, usted afirma que, para poder analizar nuestro presente, es necesario hacerlo desde el momento actual.
-En el terreno de las ciencias sociales y humanas, la complejidad es doble. Es verdad, desde hace tiempo, en todos los continentes, los misterios de la conciencia, los comportamientos humanos, la necesaria complementariedad entre afirmación de sí mismo y de relación con los otros, la presencia simultánea de la vida y la muerte fueron objeto de observación, de simbolización y de reflexiones profundas a las que hoy seguimos siendo sensibles. En todo caso, no se puede decir que no hayamos progresado, en numerosos terrenos, en el conocimiento del hombre como criatura inteligente y social.
-Entonces, ¿por qué razón el porvenir se ha evaporado en las conciencias individuales, así como en la representaciones colectivas?
-Porque la evolución actual nos obliga a afrontar una complejidad cada vez mayor. En ese marco, el porvenir es sin dudas menos previsible que antes. Sin embargo, los hombres de antaño eran capaces de imaginar su futuro al precio del error?
-¿Del error?
-De dos tipos de error: el error moral, por exceso de optimismo, y el error intelectual, por incapacidad de concebir la complejidad. Y este punto merece que nos detengamos, pues determina la respuesta a su pregunta con respecto al problema del sujeto y de la pobreza de nuestros instrumentos de conocimiento. En realidad, en las ciencias humanas, como en las ciencias naturales, el conocimiento progresa. Pero ese mismo progreso descubre la inmensidad de lo que aún queda por conocer.
-¿Se podría decir que, cuanto más comprende el hombre, más consciente es de la existencia de una complejidad que nunca librará su secreto último?
-Es más: creo que, en la actualidad, estamos aprendiendo a cambiar el mundo antes de imaginarlo. Nos estamos convirtiendo a una suerte de existencialismo pragmático.
-¿Cuáles son las otras características de ese mundo en el que el porvenir parece haber desaparecido?
-Ese nuevo régimen que se instala poco a poco, pero inexorablemente, influye en la vida social al punto de hacernos dudar de la realidad. La democracia y la afirmación individual recorren caminos inéditos tan vertiginosos que nuestras sociedades a veces ni siquiera tienen tiempo de percibirlos. La catástrofe sería que comprendieran demasiado tarde que, si lo real se ha transformado en ficción, ya no hay más espacio posible para la ficción, ni para la imaginación. La buena noticia es que de esto precisamente podría nacer la fe en el porvenir. Pero, para conseguirlo, debemos apropiarnos primero de nuestro futuro.
-Es decir...
-Asumir plenamente el desafío del conocimiento. Creo que allí reside el secreto de la felicidad de los hombres y de la sociedad. Para llegar a ese estado existen dos prioridades absolutas: potenciar de inmediato la instrucción pública y esforzarse en alcanzar la absoluta igualdad de sexos.
-Usted no cesa de repetir que la verdadera democracia pasa por la clara definición de relaciones igualitarias entre todos los individuos. Y que, para lograrlo, hay que tomar al pie de la letra el ideal de la educación y de la ciencia para todos. Pero, ¿cómo lograr esa "utopía" educativa que le es tan cara?
-¿Y por qué no se podría creer en una utopía? Yo sé bien que la dirección actual que toman los diferentes sistemas educativos no va en el sentido de reducir las desigualdades. Por el momento nos dirigimos hacia una sociedad de clases planetaria, dividida entre aquellos que tendrán acceso al saber y al poder, aquellos que sólo serán consumidores y aquellos que estarán excluidos tanto del saber como del poder. Pero, por ejemplo, ¿cuántos niños se necesitan en una clase para que un profesor pueda enseñarles a todos en óptimas condiciones? ¿Apenas 15? ¿Y por qué no pretender que algún día los gobiernos acepten esa idea, aun cuando cueste fortunas? Es una utopía. Pero no es imposible.
-Las objeciones siempre son múltiples, a comenzar por los medios...
-Los responsables políticos argumentan siempre que los presupuestos ya priorizan la educación. Pero la acusación de irrealismo ha servido y sigue sirviendo para paralizar toda posibilidad de cambio. Sin embargo, hay urgencia.
-¿Por qué?
-Porque habría que ser ciego para no constatar el avance de la ignorancia desde el comienzo del siglo XXI. La ignorancia progresa o, más exactamente, la brecha entre los saberes especializados de aquellos que saben y la cultura media de aquellos que no saben no deja de aumentar. La verdad es que, mientras más progresa la ciencia, menos se la comparte. Esa brecha entre países desarrollados y subdesarrollados se acrecienta en todos los sectores del saber y del conocimiento. La mayor parte del mundo es incapaz de comprender nada de lo que está en juego en la investigación científica.
-¿Esa suerte de fractura también se constata en el seno de las sociedades más desarrolladas?
-Así es. Ni siquiera hablemos de Estados Unidos, que es probablemente el sistema capaz de crear más desigualdades. Piense en este ejemplo: en una entrevista publicada en el Magazine Littéraire (enero de 2004), George Steiner afirmaba que el presupuesto anual de Harvard supera la suma de los presupuestos de las universidades de Europa occidental. Pero incluso en Europa, cuna de los derechos humanos, y con algunas notables excepciones, parece ratificarse más o menos la distinción entre barrios "normales" y barrios "difíciles", entre elites y clases desfavorecidas. En nuestros países, el sistema escolar ya no es creador de igualdad, sino reproductor de desigualdades.
-Para usted, el patrimonio de la humanidad parece haber caído en el abandono.
-Globalmente hablando, es así. Alimentado por la violencia, la injusticia o las situaciones de desigualdad, el repliegue sobre formas religiosas más o menos burdas y más o menos intolerantes se ha transformado en pensamiento para una parte considerable de la humanidad.
-La utopía, entonces, parece ser la única salida.
-La utopía última, que es la educación. Y si la llamo "utopía" es porque la idea de un acceso auténticamente igual de todos a la educación no se corresponde con el estado del mundo ni con sus posibilidades inmediatas de evolución.
-Usted escribe: "Si la humanidad fuese heroica, se haría a la idea de que el conocimiento es su fin último. Si la humanidad fuese generosa, comprendería que el reparto de bienes es para ella la solución más económica (Marcel Mauss, en su Ensayo sobre el don, había comenzado a explorar esta hipótesis). Si la humanidad fuese consciente de sí misma, no dejaría que los juegos de poder opacaran el ideal del conocimiento. Pero la humanidad como tal no existe, no hay más que hombres; es decir, sociedades, grupos, potencias? e individuos".
-Sí. La paradoja actual parece ser que la globalización del mundo tiene que producirse en ese estado de desigualdad extrema. Los más oprimidos tienen conciencia de pertenecer al mismo mundo que los más opulentos y los más poderosos, y viceversa. En el fondo, los hombres nunca estuvieron en mejor situación para pensarse como humanidad. Nunca, sin duda, la idea de hombre genérico estuvo más presente en las conciencias individuales.
-Pero tampoco nunca fueron tan fuertes las tensiones provocadas por esas desigualdades de poder, conocimiento y riquezas o, incluso, el avance de los sistemas culturales totalitarios.
-Por esa razón no dejo de formularme esa pregunta de la que, a mi juicio, depende nuestro porvenir: ¿acaso la utopía de un mundo sin dioses, sin miedos y sin injusticias, de un mundo lo bastante fuerte para asegurar el bienestar de todos y no consagrarse a otra cosa que a la aventura de la ciencia posee todavía alguna fuerza movilizadora?
-En uno de su últimos libros, Un tiempo sin edad, publicado el año pasado, usted denuncia precisamente la situación de marginalización a la que están sometidos los "viejos" en las sociedades modernas. Corto, contundente, el texto es una forma más de dejar al descubierto esas injusticias sociales que dejan a la vera del camino a una categoría de seres humanos. ¿Por qué precisamente la vejez?
-¡Porque tengo 80 años! [risas]. Es, en consecuencia, una cuestión que me interesa. Al envejecer, el hombre -y la mujer, naturalmente- occidental se encuentra ante una paradoja según la cual está obligado a admitir la verdad de los años indicados en sus documentos, sin sentirse demasiado diferente. Pero yo no creo que se pueda deducir la mentalidad de alguien en función de su edad. Muchos otros factores cuentan: hay viejos alegres y jóvenes tristes. Es un error pues asimilar la vejez a la mala salud o al deterioro aun cuando, evidentemente, esto se termine siempre mal [risas]. Esa desigualdad frente al envejecimiento o la salud no es una cuestión de edad. Incluso cuando esto no anule la propia realidad ni impida que uno se pregunte lo que representa?
-Usted parece afirmar que es posible ignorar la propia edad.
-Es difícil existir en sociedad haciendo abstracción total de la propia edad. Hay una dimensión social de la edad: la de la mayoría de edad, la de la jubilación? Inevitablemente, en algún momento esta dimensión termina por alcanzarnos. Desde ese punto de vista, los intelectuales tienen una suerte particular, pues nunca están definitivamente jubilados. Conservando una actividad intelectual, pueden escapar al pesadísimo determinismo de la edad. En cuanto los artistas, sobre todos los actores, creo que los más grandes son aquellos cuya interpretación se calca sobre sus edades. Pienso por ejemplo en Jeanne Moreau, Jean-Louis Trintignant? Hay algo de reconfortante en esto, una forma de perennidad, de presencia en la vida. Nadie podría reemplazarlos.
-¿Acaso no somos antes que nada "viejos" en la mirada del otro?
-La vejez existe porque la vivimos, pero no se define por un estado de la conciencia ni un estado de sabiduría particular que nos permitiría contemplar el mundo con serenidad. Por una parte, es verdad, la atribución de la vejez es un hecho exterior, un prejuicio social. Aquí no se trata de negar ni la edad ni la muerte. Pero uno de los primeros deberes entre los hombres debería ser el de sacarnos de esa determinación por la edad. Ese movimiento está sugerido en las políticas de ayuda o de jubilación, pero es extremadamente insuficiente. En una sociedad ideal, todos deberíamos ser iguales. No idénticos, pero iguales.
-Usted se declara extremadamente sensible al fenómeno de infantilización de los ancianos.
-Así es. Es verdad que eso suele concernir a las personas más débiles, pero esa percepción de la edad avanzada es deprimente. El aumento de esperanza de vida lleva en sí mismo una angustia: se vive más, es una suerte, pero todos lo presentan como un inconveniente para la sociedad.
-¿No se acepta la vejez sólo cuando se aparenta juventud?
-No representar su edad es un ideal absoluto. Pero las cuestiones siguen siendo las mismas, son sólo desplazadas.
- Usted distingue entre vivir según la edad y según el tiempo.
-Porque vivir según la propia edad es vivir una fatalidad, una suerte de tragedia. Vivir según el tiempo es, simplemente, vivir. El tiempo es una materia maleable. Cuando uno se interroga sobre el tiempo, no es para saber lo que nos pasa, sino lo que uno es.
-Quizás, cuando uno envejece, debería ir a instalarse a alguna sociedad africana, donde los viejos son mucho mejor considerados.
-No se crea. La relación con la vejez no varía demasiado en las diferentes culturas: todas las sociedades tienden a ser severas con los ancianos. La sociedad moderna sólo posterga los plazos. Una persona de edad avanzada en buena forma física impresiona, pero sólo por un tiempo. La marginación es la regla en todas partes.
-Y usted, sin embargo, afirma que envejecer es seguir viviendo.
-Obviamente. Está el acontecimiento inevitable de la muerte. Pero si envejezco es porque vivo. Es alentador. Reflexionar sobre la relación entre tiempo y edad puede ayudarnos a concebir la cuestión de la muerte como una falsa cuestión. La sabiduría sería ser capaz de disfrutar del tiempo, como los gatos, sin pensar en la edad.
-Para usted, la edad no existe en forma constante.
-Es verdad. Tuve la sensación de envejecer hacia los 30 años. Entonces atravesaba un momento particular de mi vida. Fue la única vez. Nunca más volví a pensar en eso. Tuve el privilegio de viajar, escribir, reflexionar, todas actividades que dilatan el tiempo. Hay momentos en que uno está dispensado de pensar en su edad, por ejemplo, cuando se forma parte de un grupo donde todos son iguales. Me refiero a un coro, a una troupe de teatro. Es una suerte de liberación. La edad entonces no es una cuestión que tenga importancia, no es determinante, no existe en el sentido propio. Una forma de vivir plenamente es vivir fuera de todo imperativo de edad. Finalmente, todo el mundo muere joven y todos mueren demasiado pronto.
-Antes de comenzar esta entrevista usted me dijo que se sentía un hombre "sin edad", como los "viejos armañacs". ¿Qué quiso decir?
-Un armañac sin edad es una mezcla de diversos armañacs de edades diferentes. Ahora bien, mientras más envejecemos, más se acumulan en nosotros tiempos distintos, pasados diversos, recuerdos variados: podemos jugar con nuestros recuerdos sintiéndonos al mismo tiempo en la realidad del presente. También podemos evocar el porvenir. Cuando me miro en el espejo y me digo que envejecí, reúno y unifico en una repentina toma de conciencia mi cuerpo y mis diferentes yo. Ese retorno a un estado de espejo, paradójicamente, me libera de las aporías de la conciencia reflexiva. Envejezco, ergo vivo. Envejezco, ergo soy. Es una experiencia banal y compartida.
-Pero no todo el mundo tiene la misma capacidad de emanciparse de las consecuencias del tiempo. ¿Cuál es su receta?
-Sin embargo, está al alcance de todos. Todos tenemos el recuerdo de diversos pasados, aun cuando algunos tienen vidas más rutinarias que otros. No hay receta. Vivir con más intensidad es la única forma de agregar un armañac a otro para dar más sabor al conjunto. Si tuviera que dar un consejo, sería el de "continuar entablando relaciones". La identidad se alimenta con la alteridad. La soledad de los viejos es con frecuencia real: sus amigos desaparecieron. Seguir conociendo gente es esencial. Con amigos de carne y hueso, con autores de libros, con artistas?
-En todo caso usted tiene razón: las sociedades actuales están obsesionadas con los "segmentos de edad", como si no hubiera otra forma de organizarlas.
-Y sobre todo hay una obstinación en poner a los jóvenes de un lado y, del otro, a la tercera edad, la cuarta, y muy pronto será la quinta. El envejecimiento es una realidad física, pero la edad es una construcción social. Es verdad, al igual que las sociedades sin clases de las que hablábamos al comienzo, se podría definir la sociedad sin edades como otra utopía. Y en este caso también es una utopía a la que es posible aproximarse..

jueves, 21 de mayo de 2015

Fidel Castro y el Che, detenidos

El Archivo General de México guarda el informe secreto sobre la captura en junio de 1956 del líder cubano y de Ernesto Guevara


Castro (izq) y el Che en cárcel tras ser detenidos en 1956, en México./elpais.com
Fue rápido. La Dirección Federal de Seguridad sabía bien lo que hacía. Dentro del Packard verde, modelo 1950, iban cinco hombres. En el cruce de la calle de Mariano Escobedo con Kepler, tres bajaron. Uno era alto y corpulento, de paso firme. A distancia se advertía que era el líder. Cuando iba a perderse en las sombras, los agentes que le seguían se lanzaron a por él. El hombre alto, al verlos venir, echó mano a su automática. Pero antes de que pudiera sacarla, ya tenía una pistola besándole la nuca. Si en aquel instante el policía hubiese apretado el gatillo, la historia de América habría cambiado. Aquella noche del 21 de junio de 1956, en esa esquina de la Ciudad de México, Fidel Alejandro Castro Ruz acababa de ser detenido sin un disparo. Tenía 29 años y una revolución por hacer.
La célula cubana había caído. En pocos días fueron apresados 22 castristas. El nudo de la trama se ubicaba en el número 49 de la calle de Emparán, donde vivía la opositora peruana Hilda Gadea. Su esposo fue el más desafiante ante la policía y, a diferencia de sus compañeros, se declaró marxista-leninista. Era asmático, argentino y pobre. Se llamaba Ernesto Guevara de la Serna.
Después de tres días de interrogatorios, el cerebro de la redada, el capitán Fernando Gutiérrez Barrios, redactó su informe sobre la “conjura contra el Gobierno de la República de Cuba”. El texto, de cinco folios mecanografiados y guardado en el Archivo General de México, se ha convertido, desde que fue desclasificado, en un documento clave para comprender la génesis de la revolución castrista, pero también el ambivalente papel de México en el hervidero de la época y que el propio Gutiérrez Barrios encarnó como nadie. El capitán, que sería jefe de los servicios de inteligencia, conjugó a lo largo de su imperio la represión feroz a la izquierda mexicana con la acogida de destacados exiliados y prófugos de dictaduras. Algo que, a la postre, acabó haciendo con aquel carismático cubano que había caído en sus manos.
Castro había llegado a México en julio de 1955. Desde que descendió las escalerillas del DC-6 bimotor, su objetivo había sido preparar el regreso. Para ello había tejido una red de 40 fieles. Era el núcleo duro de una revolución. Una organización secreta que reclutaba y se entrenaba para el asalto final. “El objeto es capacitarse militarmente para integrar mandos que dirijan en su país a los descontentos”, señala el documento. Los instructores eran el mismo Castro, y el antiguo coronel de la República española Alberto Bayo Giraud. Las clases se impartían en el rancho Santa Rosa, en Chalco, e incluían “prácticas de tiro, topografía, táctica, guerrilla, explosivos, bombas incendiarias, voladura con dinamita…”.
El informe, en el que se atisba cierta admiración por el “dirigente máximo” cubano, muestra que Castro era el eje de toda la maquinaria. Él clasificaba a los reclutas por su rendimiento, disciplina y cualidades para el mando. Incluso, en un anticipo del control omnímodo que luego practicaría en Cuba, reglamentó con detalle la vida en el interior de la “casa residencia”. “[Castro les] hace ver que para estar preparados a una acción armada se necesita una disciplina estricta”.
De poco sirvió la advertencia. Gutiérrez Barrios, de un manotazo, había dejado todo al descubierto: pisos francos, armamento, correspondencia, claves, fondos, contactos, financiadores…, hasta los incómodos cuestionarios que los revolucionarios debían cumplimentar dando cuenta de sus compañeros. Con este material en su poder, el futuro de Castro y su revolución dependía del maquiavélico capitán. Y este jugó sus cartas. En sus conclusiones descartó cualquier nexo con el Partido Comunista, minimizó la importancia de las armas requisadas (“pocas y fáciles de adquirir”) y enfatizó que se trataba de un “grupo opositor independiente” que solo buscaba derribar a Fulgencio Batista: “Dicen contar con el 90% de la población de su país y señalan que el pueblo cubano […] ha recibido gran cantidad de armamento”.
Un mes después, Fidel y el Che quedaban libres. Gutiérrez Barrios sería en adelante su amigo. México también. A primera hora del 25 de noviembre de 1956, bajo una lluvia fría, el Granma zarpaba desde Tuxpan rumbo Cuba. Daba comienzo la revolución.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Lourenço: "Con el islamismo vivimos una regresión de mil años"

 El gran humanista portugués Eduardo Lourenço publica el tercero de sus 30 volúmenes de obras completas, que abarcan poesía, filosofía, historia y ensayo político

Eduardo Lourenço, en su despacho, en Lisboa. / João Henriques./elpais.com

"¿Sabe cuál es el problema de la humanidad? El tedio". No es el problema de quien lo afirma, el ensayista Eduardo Lourenço, si acaso el contrario, hiperactividad. La Biblioteca Nacional de Portugal acaba de hacerse con el inmenso legado de este filósofo total que este mes cumplirá 92 años. Son más de 120.000 documentos. Solo las cartas superan las 11.000, la mayoría de la correspondencia es con escritores de varios países y diferentes generaciones, entre ellos José Saramago, Sophia de Mello Breyner y Lobo Antunes. Gracias a la colaboración de la Fundación Gulbenkian, hace unos meses que publicó el tercer volumen de sus obras completas. “Creo que en total serán 30 volúmenes. Este es sobre la poesía neorrealista de los años cuarenta-cincuenta”. Pero su producción abarca casi cualquier campo del saber: música (Tiempo de música, música de tiempo), filosofía (El esplendor del caos), el ensayo político (¿La izquierda en la encrucijada o fuera de la historia?), por supuesto al mundo de Pessoa (Pessoa revisitado) y, siendo portugués, el colonialismo y sus consecuencias (La muerte de Colón: metamorfosis y fin de Occidente como mito y O labirinto de saudade), un tema que le obsesiona y más desde el atentado a Charlie Hebdo.
"¿Usted vino hace unos meses a entrevistarme? ¿Me quedé con la idea de que solo hablé yo?". Asombra la lucidez y memoria de Lourenço. Efectivamente, fue sacarle el tema del Estado Islámico y se disparó hora y media sin puntos y apartes. “Nos enfrentamos a algo inédito, a una regresión de mil años en la historia", dijo entonces y repite ahora. "Algo para lo que no estábamos preparados, pero, sin duda, consecuencia del colonialismo cristiano en África. Pensábamos que con la caída del muro de Berlín llegaría una era de estabilidad. No estábamos preparados para la caída de las Torres Gemelas”. Cada día Lourenço devora cinco periódicos. "No es un tiempo perdido, es un tiempo ganado”, dice, enseñando recortes de diarios de varios países. De entre los papelotes de su escritorio saca la portada de una revista francesa con el título La República frente al islam. “Eso es como no decir nada. Hemos tenido una fascinación por el islam. Europa —sobre todo Francia— siempre se fascina por cosas diferentes a ella. Y ahora Francia, una cultura integradora por excelencia, no sabe qué hacer. El primer ministro Valls apuesta por la educación y el racionalismo, reactivar la esencia laica de la cultura. La laicidad es la capacidad de escoger nuestra forma de vida; la laicidad no sirve para responder a un desafío basado en la fe”.
La vida de Lourenço se divide entre su casa en la Provenza francesa, en el pueblecito de Vence, y Lisboa. En la capital portuguesa, acude diariamente a su despacho en la Fundación Gulbenkian, que desborda libros por estanterías, mesas y sillas. Pese a su edad, su mayor dificultad es decir “no” a una invitación, sea para pronunciar conferencias, escribir artículos o acudir a manifestaciones. Lo mismo planta su firma contra la privatización de las líneas aéreas del país como se va a la cárcel de Évora a visitar al ex primer ministro socialista José Sócrates o asiste, encandilado, a un recital de Charlotte Rampling.
“La nueva amenaza de Europa es una singularidad histórica porque es anterior a las ideologías: la fe. El dios del Corán no da explicaciones. Su origen no es muy diferente a las leyes bíblicas, pero las del cristianismo y judaísmo se han discutido desde el inicio. En sus orígenes, toda religión es ‘o crees o mueres’, luego evolucionan. El islam no ha evolucionado”. Prácticamente no hay medalla de Portugal o de Francia que Lourenço no tenga. “Últimamente me dan muchas, sí: se lo agradezco”, dice mientras se le escapa una pícara sonrisita y da un sorbito a su coca-cola, su principal fuente de alimentación. No solo por la bebida ni por su película favorita, Cantando bajo la lluvia, Lourenço mira con envidia a Estados Unidos —“el nuevo viejo continente, pues nosotros somos ahora las nuevas colonias”—. “EEUU no está tan amenazado como Europa, porque tiene su propia fe, América, que no se discute, es su creencia, sacralizante también. Europa es una amalgama que no sabe cómo lidiar con el islamismo radical. Nuestra única respuesta es resistir”.

Cuestión de gustos

1. ¿En qué libro le gustaría vivir? Guerra y paz, un libro con historia, y una historia con libro.

2. ¿A qué intelectual de cualquier época invitaría a cenar? A Kierkegaard.

3. ¿Cuál fue el mejor momento de su vida? El día que conocí a mi mujer.

4. ¿Qué trabajo no aceptaría nunca? El de minero, por mi agorafobia.

5. ¿Qué hizo el último fin de semana? Fui al cine a ver Germany Year Zero, de Rossellini.

6. ¿Cuál fue el último libro que leyó? Una novela inédita, 'Alguien', de la embajadora de Portugal en Santo Tomé.

7. ¿Qué película no consiguió acabar? Creo que ninguna. Soy un adicto a la imagen.

8. ¿Qué está socialmente sobrevalorado?  Los comentaristas de fútbol. Me gusta el fútbol, pero no aguanto todo lo que hablan después de un partido que acaba cero a cero.

8. ¿A quién le daría el Premio Nobel? A António Lobo Antunes.