sábado, 29 de mayo de 2010

EL PERÍODO PRESIDENCIAL DE LA MOTOSIERRA

Miren,colombianos, tomen conciencia y piensen lo que derivó de la obsesión para-noica de venganza personalista que se instituyó como política de gobierno del Uribato sangriento del período presidencial de la motosierra durante esta larga noche horrible de ocho años. Veánlo el video para que piensen el voto del continuismo sangriento de la creación de un estado policiaco fascista del embeleco del estado comunitario en la cacareada "seguridad democrática" Gasten una hora larga para que vean que esto NO es invento de auxiliadores "del terrorismo" y sucede en C_O_L_O_M_B_I_A ->www.vimeo.com/11259656   Porque ya  arrancó la guerra sucia...

viernes, 28 de mayo de 2010

DESPUÉS DEL 30 DE MAYO: GRANDEZA Y GENEROSIDAD DEMOCRÁTICAS

DESPUÉS DEL 30 DE MAYO: GRANDEZA Y GENEROSIDAD DEMOCRÁTICAS

 Fernando Dorado Gómez


DESPUÉS DEL 30 DE MAYO: GRANDEZA Y GENEROSIDAD DEMOCRÁTICAS

Popayán, 27 de mayo de 2010

La principal tarea de los demócratas colombianos es derrotar la alianza criminal uribista que se formó en Colombia desde los años 90; la cual, durante los últimos 8 años se apoderó del aparato de gobierno y se enquistó en una parte del Estado.

Esa estructura delictiva se puso al servicio del gran capital internacional. Con su ayuda, poderosos grupos corporativos transnacionales se apropiaron de territorios estratégicos, de significativas riquezas naturales y de fundamentales sectores económicos del país. Coincidió con la "nueva colonización económica y cultural" lanzada desde Europa.[1]

Además, han convertido a Colombia en un "Estado fallido"[2]. Su intención es usar al país a modo de instrumento de contención de las revoluciones nacionalistas que hoy se desarrollan en América Latina.

Durante dos décadas el conflicto armado interno y la economía del narcotráfico han sido utilizados para debilitar la precaria institucionalidad neo-granadina; engañar y someter a nuestro pueblo con la fórmula del miedo; y suprimir cualquier vestigio de dignidad nacional. Y vaya que lo han conseguido.

Hay que tener presente los intrincados lazos y relaciones entre esa mafia criminal, la oligarquía colombiana, el gobierno de los EE.UU., las transnacionales extranjeras y gran parte de la clase política nacional y regional de nuestro país.

Desmontar ese poder es una labor monumental y riesgosa. Se requiere ir paso a paso. Hay que construir un gran movimiento democrático para adelantar un proceso que pueda ser coronado con éxito. No es fácil, hay demasiados intereses en juego.

El próximo 30 de mayo/2010 está en juego la permanencia en el gobierno de la cabeza de esa "empresa criminal"[3]. Derrotar al uribismo mafioso en esta coyuntura es fundamental. Sin embargo, parece que todavía no somos lo suficientemente conscientes de la importancia de esa tarea.

Las fuerzas y los pasos

¿Cómo realizar con éxito dicha tarea? ¿Tenemos hoy, la capacidad y la fuerza para movilizar a nuestro pueblo y derrotar plenamente los poderes establecidos? No, no la tenemos. Muy pocas fuerzas han resistido la arremetida antidemocrática que ha utilizado todo tipo de armas, legales e ilegales. Es algo palpable.

El movimiento social ha sido absolutamente postrado. Hay que reconocerlo: las organizaciones populares están supremamente dispersas, golpeadas y debilitadas. Las fuerzas políticas de oposición han sido perseguidas y vilipendiadas. La izquierda democrática ha resentido los ataques y no pasa por su mejor momento.

Todos quisiéramos acabar de una vez con todos los males. Pero ello no es posible. La razón y la lógica nos dice que hay que ir poco a poco. Una oleada revolucionaria en Colombia no está a la vista. Ante ese panorama se hace obligatorio diseñar una estrategia realista. La confrontación total es suicida e impensable.

En esa dinámica hace dos años y medio Gustavo Petro trazó una táctica: "unir a las fuerzas sanas de la Nación". Ahora, la "ola verde" se plantea construir la "legalidad democrática". Son acciones concordantes. Ello haría viable un nuevo ambiente. Nos facilitaría "tomar aire", reconstruir fuerzas y movimientos sociales, consolidar un clima de institucionalidad apuntalado en reglas democráticas básicas, y poder resolver en el inmediato futuro - de forma pacífica y civilista - los problemas económicos, sociales, territoriales y étnico-culturales que nos garanticen la existencia como país soberano.

Esa etapa inicial podría contener los siguientes momentos inmediatos:

Primero, sacar del gobierno a los agentes políticos de la alianza mafiosa eligiendo el próximo 30 de mayo o el 20 de junio, si hay segunda vuelta, a personas y grupos políticos comprobadamente éticos y honestos. Debe ser la única condición para poder sumar las mayorías necesarias.

Segundo, rodear al aparato de justicia, garantizar el nombramiento de un fiscal capaz e independiente, proteger a la Corte Suprema de Justicia, estimular y organizar a la población para denunciar los crímenes y la corrupción, lograr la condena penal y el rechazo social de la cúpula criminal. "Identificar a su principal orquestador" ha dicho el magistrado Jaime Arrubla.[4]  

Tercero, diseñar una avanzada contra la ilegalidad y criminalidad en todos los terrenos, que a mediano plazo, tendrá que abordar la liquidación de la industria ilegal del narcotráfico, vía legalización. Deberá ser un esfuerzo del nuevo gobierno y de las fuerzas vivas de la Nación, que habrán de recurrir a los gobiernos de los países latinoamericanos y a la comunidad internacional. No hay otro camino.

Cuarto, en forma simultánea deberá trazarse una estrategia integral para desactivar los diversos factores de violencia, guerrilla, grupos paramilitares y bandas criminales.

Es evidente que derrotar electoralmente a esa alianza mafiosa va a ser difícil. Pero será casi imposible lograrlo si no entendemos el momento. Hay que tener en cuenta que todavía un buen número de colombianos cree en la "buena voluntad" y en la inocencia del presidente Uribe. Es decir, una fuerza "no uribista" que acceda al gobierno, va a llegar con mínimos márgenes de gobernabilidad. Pero puede ser un punto de apoyo para avanzar.

La "equidad social" y la "soberanía nacional" son aspiraciones de todos los demócratas. Pero, lo que hay que entender es que, mientras no tengamos mínimas condiciones de institucionalidad legal, será imposible re-construir las fuerzas sociales capaces de luchar contra las inequidades y desigualdades socio-económicas que sufre nuestro pueblo.

La resistencia criminal

Ante la eventualidad de perder las elecciones, la elite gobiernista uribista reacciona como le corresponde: amenaza, chantajea y muestra los dientes. Su comportamiento es de fiera acorralada. Ante las nuevas pruebas de sus delitos y de sus vínculos con el paramilitarismo, salen a denunciar imaginarios complots internacionales.

En esa misma dinámica la cúpula militar envía mensajes subliminales reclamando el fuero y la justicia penal militar. Los pronunciamientos de los generales retirados, aduciendo una "baja moral en las filas", son muy dicientes. Los grupos paramilitares han reactivado su acción de muerte sistemática. Los recientes asesinatos de líderes sociales, defensores de derechos humanos y líderes del Polo, así lo ratifican.[5] 

El presidente Uribe defiende a muerte su "gallinita de los huevos de oro"(gobierno). Es lo único que le puede garantizar impunidad y libertad. Ya ha ubicado a sus principales agentes en embajadas claves a manera de avanzada estratégica. En las siguientes semanas su desesperación va a ir in crescendo.

También el embajador estadounidense actúa con cinismo, desfachatez e insolencia. Rechaza la supuesta interferencia de gobiernos extranjeros en las elecciones colombianas al estilo de un virrey colonial que reclama soberanía sobre un territorio ocupado. Es increíble.

Todas estas manifestaciones de la reacción gobiernista deberían servir para unir a los demócratas. Ante las dificultades reales para concertar "acuerdos programáticos" entre los "verdes", "rojos" y "amarillos", el movimiento social y las organizaciones no-gubernamentales podrían ayudar para facilitar acercamientos y acuerdos mínimos.

Después del 30 de mayo la estatura política, la generosidad política y la visión de Nación de los demócratas colombianos, se pondrán una vez más a prueba. 

Ver: http://aranandoelcieloyarandolatierra.blogspot.com/2010/05/despues-del-30-de-mayo-grandeza-y.html


[1]Ver: Bonugli, Eduardo. Europa: Dictadura financiera, terrorismo económico.  Selvas blog. (26.05.10). http://selvasorg.blogspot.com/2010/05/europa-dictadura-financiera-terrorismo.html

[2]Según la Revista Foreign Policy, es un país en el que el Gobierno no tiene el control real de su territorio, no está considerado como legítimo por una parte importante de la población, no ofrece seguridad interna o servicios públicos esenciales a sus ciudadanos y no tiene el monopolio del uso de la fuerza. Ver: http://www.fp-es.org/estados-fallidos

[3]Así la definió recientemente la Fiscalía General para el caso de las interceptaciones telefónicas o "chuzadas".  

[4]Declaraciones a Caracol Radio del magistrado Presidente (E) de la Corte Supremade Justicia Jaime Arrubla (27.05.10).

[5]Además de varios militantes del Polo asesinaron a Rogelio Martínez en San Onofre (Sucre) y a Alex Quintero en Santander de Quilichao (Cauca), ambos dirigentes campesinos y representantes de organizaciones de víctimas de los grupos paramilitares. 



Adiós a los ‘atajistas’

PARECE QUE FUE AYER. COMO EN el bolero, parece que fue ayer cuando Uribe llegó a la Presidencia prometiendo acabar con la corrupción y la politiquería.

Álvaro Uribe Velez.

Hoy eso suena como un mal chiste, porque ni siquiera los uribistas más acérrimos pueden negar que el gobierno de los últimos ocho años fue, con distancia, el más politiquero y corrupto de la historia colombiana. Los votantes uribistas miran para otro lado, citan los muy reales logros militares en la guerra contra la guerrilla y siguen de largo, pero no pueden afirmar sin ponerse colorados que la política en la era Uribe haya sido honesta. La verdad es que los ocho años de Uribe han devuelto el país a la cultura del atajo, ese conjunto de manías y perversiones del cual parecía que habíamos salido, o comenzábamos a salir, al empezar el siglo.

No sé si ustedes se acuerden de esos años, pero a mí me parecían casi inverosímiles: después de décadas en que, como dice García Márquez en Noticia de un secuestro, prosperó la idea de que el cumplimiento de la ley es el mayor obstáculo para la felicidad, durante un brevísimo tiempo flotó en el aire la fantasía de que esa conducta, la del todo vale, la del fin que justifica los medios, se podía dejar atrás. Y aunque ésta no es (necesariamente) una columna de propaganda verde, hay que ser ciego o malintencionado para no aceptar que Mockus tuvo mucho que ver en ese breve cambio de paradigma: su alcaldía puso de moda la idea del respeto, el que se le debe al erario público pero también al peatón. En un país que se había acostumbrado a admirar el fraude y el ventajismo, de repente pareció que eso ya no era admirable. O no tanto como antes, por lo menos.

Uribe borró esa ética incipiente de un plumazo. Ningún presidente ha sido más atajista (me perdonarán el neologismo) que el de estos ocho años; ningún presidente ha promovido de manera más abierta la idea de que la ley es condicional: se cumple si no incomoda. Si la ley molesta, si las normas democráticas estorban, pues se quitan de en medio. Así con la Constitución, los topes electorales, la separación de Iglesia y Estado, la separación de los poderes, las libertades civiles, el derecho de los ciudadanos a no ser espiados. En la Colombia de antes, la ley era para los de ruana; en la Colombia de Uribe, la ley es para el que no tenga más remedio. Todo vale: para aprobar una reforma, para sacar adelante un trámite, para conseguir una estadística. El atajismo (perdón otra vez) ha definido a Uribe.

Todo forma parte, por supuesto, de un malentendido que ha hecho mucho daño a Latinoamérica: la idea de la democracia como un lugar perfecto que está allá, al final del camino. La tarea de un gobierno sería entonces llevarnos allá lo antes posible, no importa cuántos semáforos nos saltemos. Pero la democracia no es el destino, sino el proceso. La democracia es lo que hace un gobierno todos los días cuando permite de mil maneras que uno no se sienta cursi o ingenuo al usar, como lo he hecho yo, la palabra honestidad al hablar de política. Eso es lo que el uribismo ha perdido de vista en estos ocho años, convencido como estaba de que Uribe nos llevaría allá, a ese lugar. Ahora se sorprenden de que no hayamos llegado todavía. Y tenemos que preguntarnos entre todos: ¿valía la pena tanto atajo para no llegar a ningún lado?

  • Juan Gabriel Vásquez

miércoles, 19 de mayo de 2010

Estimado Antanas Mockus

Carta de Carlos Vidales a Antanas Mockus
Estimado Antanas Mockus:

El 10 de mayo de 2010 dijo usted en Manizales que no hará alianzas con el Polo Democrático Alternativo "porque hay fuerzas en ese movimiento que todavía no han roto lazos con la subversión". Tres días más tarde cayó asesinado en Barranquilla el ciudadano Iván de la Rosa, militante del Polo Democrático Alternativo. Una víctima más en la larga lista de asesinatos políticos que se cometen en Colombia, con plena impunidad. ¿Existe alguna relación directa entre sus palabras, estimado Antanas Mockus, y este asesinato u otros que puedan cometerse en los días que vienen, contra militantes del Polo? Por supuesto que sí.

Hace ya más de sesenta años, el entonces presidente Alberto Lleras pedía ponderación y mesura a los líderes políticos del país, y advertía que "los discursos en el Congreso se vuelven muertos en las veredas". Usted no había nacido todavía, pero yo sí. Recuerdo eso perfectamente y por eso se lo cuento ahora. Mi infancia y adolescencia están marcadas por la ferocidad de La Violencia, cuyos horrores indescriptibles solamente pueden compararse al infierno de las masacres, mutilaciones, despojos y desplazamientos cometidos por los paramilitares, agentes armados de la nueva clase que desde hace dos décadas se ha empeñado en controlar el monopolio del poder, a sangre y fuego, en nuestra martirizada Colombia.

En la década de 1940, los discursos en el congreso se convertían en muertos en las veredas. Hoy, las declaraciones electorales sufren la misma metamorfosis. Y es por esta sencilla razón que quiero sugerirle, estimado Antanas, que haga buen uso de la mesura y la ponderación en sus declaraciones. Lo sugiero y no lo pido, porque en una buena democracia los ciudadanos no le piden nada a los candidatos y, en cambio, los candidatos oyen y respetan los buenos consejos de los ciudadanos. Son los candidatos los que tienen obligaciones y deberes. Y su primer deber consiste en no hacer ni decir nada que pueda poner en peligro la vida de los ciudadanos.

He visto que otras personas ya han comentado extensamente sus declaraciones y sus explicaciones posteriores. Parecería que cualquier cosa que yo dijera no agregaría nada nuevo al asunto. Sin embargo tengo algo que decir, algo que no he visto expresado por otros compatriotas. Me explico. Usted usa una formulación muy desafortunada: "fuerzas –dice­– que todavía no han roto lazos con la subversión". Si yo dijera, aquí en Europa (hasta aquí me han traído mis exilios sucesivos, que ya suman casi sesenta años) que un filósofo colombiano es el autor de esa frase, nadie me lo creería. Porque, como usted sabe muy bien, en los diccionarios de la filosofía y la cultura la palabra "subversión" tiene otro contenido diferente del que consta en los diccionarios policiales. Todos los grandes filósofos han sido subversivos, porque subvirtieron viejas y anquilosadas formas del pensar y establecieron nuevos caminos en la búsqueda del saber. Los grandes profetas fueron todos subversivos. Jesús subvirtió un viejo orden religioso, de un pueblo, y fundó una iglesia universal, para toda la humanidad. Sócrates fue subversivo, como lo fueron Heráclito y Pitágoras, Copérnico y Galileo, Freud y Darwin, Einstein y Niels Bohr, Sartre y Russell. Subversivos fueron los grandes literatos y poetas, subversivos fueron los hombres y mujeres que lucharon por convertir nuestra patria, que era una colonia, en una república independiente, subversivos fueron sus antepasados y parientes, estimado Antanas, que se opusieron a la ocupación de su patria por parte de una gran potencia y trabajaron por su independencia nacional. Y subversivos son, a veces, también, quienes se atreven a desafiar al entorno agresivo e intolerante, se bajan los pantalones y muestran el trasero. Pero esto no consta en los diccionarios policiales. En ellos consta que "subversivo" es criminal, terrorista, bandido, secuestrador y asesino. Usted tiene todo el derecho de emplear el diccionario que mejor le parezca, ni más faltaba. Pero tenga en cuenta que nadie puede simplemente usar un lenguaje policial y al mismo tiempo decir que es filósofo. Platón sostenía que la república perfecta era la que estaba gobernada por sabios y filósofos. Yo sospecho que Platón no tuvo en cuenta los procesos de metamorfosis: el mejor filósofo se transforma en otra cosa cuando a sus narices llega el irresistible perfume del poder.

Le digo todo esto, estimado Antanas, porque sus palabras son síntoma de profundos procesos sicológicos que solamente usted puede analizar y reconocer. Usted ha dicho que apoya la presencia de tropas extranjeras en territorio colombiano, usted, que conoce mejor que nadie lo que sufrieron los pueblos del Báltico, el pueblo de sus padres, bajo la bota militar extranjera en su territorio. Esa es la razón fundamental que hace imposible que yo apoye su candidatura a la presidencia de mi patria. Y si le escribo esta carta, amistosa pero franca, es solamente para decirle que yo lamentaría muchísimo que usted, que puede prestarle enormes servicios a Colombia en los campos de la educación, la investigación y la filosofía, sufriera ahora la terrible metamorfosis del candidato y se convirtiera, simplemente, en un animal político, en el mal sentido de la palabra.

Reciba usted mi saludo cordial.

Carlos Vidales
Estocolmo, 2010-05-15
Carlos Vidales

martes, 11 de mayo de 2010

NO ES POR AGUAR LA FIESTA...PERO...


Mockus más allá de los mitos: más guerra y privatizaciones





Radio Café Stereo


Es tal la magnitud de la crisis que vive Colombia que muchos se han sumado a la campaña verde cerrando los ojos porque creen que se debe hacer valer el voto útil, elegir al menos malo o al que consideran que, por lo menos, es ético. 
La honestidad es una norma de conducta fundamental. En este punto hay acuerdo general. Pero ella no basta. Todos los candidatos deben demostrar su probidad. Es el punto de partida de cualquier campaña electoral decente.

La corrupción ha crecido tanto en el Gobierno de Álvaro Uribe que la rectitud parece ser ahora la única tabla de medición de los aspirantes a la Presidencia. Sin embargo, además de ella deberían tenerse en cuenta otras aptitudes determinantes.

Entre otras cosas, porque en nombre de la transparencia también se puede actuar en contravía de los intereses colectivos. Por ejemplo, entregar bienes públicos en detrimento del erario bajo la controvertida figura de la "capitalizació n", como hizo Antanas Mockus con una parte de la Empresa de Energía de Bogotá, no es consecuente.

Y precipitarse detrás de una opción sin importar lo que su líder plantea de fondo, más allá de la forma, es una decisión que puede resultar costosa. No se trata de que el candidato o su partido se identifiquen en todos los puntos con el pensamiento de cada elector. Pero sí en los asuntos medulares, irrenunciables.

Los seguidores de Mockus proceden de dos ámbitos: 1.-) uribistas que saben que el ex alcalde de Bogotá no representa ningún riesgo para la continuidad de la "seguridad democrática", y, 2.) no uribistas, que lo ven como la única opción viable frente al poderío del Gobierno.

Los primeros perciben a Mockus como una alternativa ante el cansancio que les causa un mandato corrupto al que, sin embargo, han acompañado durante ocho años perdonándole todo: la parapolítica, la yidispolítica, los "falsos positivos", las chuzadas del DAS, el Agro Ingreso Seguro, los privilegios para los hijos del Presidente y tantos escándalos más.

A este primer grupo Mockus le brinda confianza, pues es conocido que el candidato verde dará continuidad a la estrategia de confrontación prolongada que desarrolla Uribe y, además, es sabido que Mockus, por su carácter neoliberal, seguirá la senda de las privatizaciones y el fortalecimiento de la "confianza inversionista" .

Lo anterior explica la enorme simpatía que en periodistas del establecimiento, uribistas de primera línea, ha despertado Mockus y el inusitado impulso que varios de los grandes medios de comunicación están dándole a su campaña, apoyo que incide de forma determinante en su crecimiento en las encuestas.

Los del segundo grupo, los no uribistas, sienten a Mockus como "la única forma de frenar a Santos y sus falsos positivos", y desestiman a quienes proponen debates más allá de las formas, como si no quisieran que les aguijonearan la burbuja en la que parecen estar.

Figuran en este sector algunos que en la consulta interna del Polo rechazaron la candidatura de Carlos Gaviria y ahora no dudan en abandonar el barco al ver al escogido, Gustavo Petro, sin opciones.

Los interrogantes
Así, es importante auscultar los planeamientos de Mockus en relación con algunos de los asuntos medulares de la realidad colombiana, pues está rodeado de muchos mitos que pintan al candidato como un paradigma de cambio social que parece no ser real.

Algunos de los interrogantes que sobre él surgen son:
*  ¿Gastará, como Uribe en 2009, $19,2 billones anuales del Presupuesto Nacional en la "seguridad democrática" que ha prometido continuar?
*  ¿Privatizará el 15% de Ecopetrol, la principal empresa del Estado, como propuso Sergio Fajardo?
*  ¿Vender las entidades públicas más productivas es una herramienta válida para financiar la educación y otros ámbitos sociales?
*  ¿Continúa siendo partidario del cobro escalonado de matrículas, como cuando fue rector de la Universidad Nacional?
*  ¿Sigue creyendo que los decretos de Uribe sobre salud "son legítimos" y que la crisis del sector se resuelve con más impuestos?
*  ¿Los gravámenes a todos los estratos son la vía para afrontar los problemas del país?
*  ¿Dónde están las grandes estrategias de defensa del medio ambiente que se supone son el fuerte de un partido Verde?
*  ¿Su respaldo a la reforma laboral de 2003, que atenta contra derechos de los trabajadores, sigue en pie?
*  ¿Por qué se fue a la sombra de Opción Centro, el grupo amigo del procesado senador Gil, y no optó por construir partido propio?
* ¿Cree en realidad que "las balas también son un recurso pedagógicas" como dijo hace poco?
*  ¿Por qué se atemoriza ante los regaños de Uribe y ruega que lo siga considerando "un firme timonel de la seguridad"?
*  ¿A eso se debe su rotundo no al acuerdo humanitario?
1.- Mockus y la guerra: "un timonel firme"
En relación con el conflicto existente en Colombia desde hace 62 años Mockus no se diferencia en lo fundamental de la estrategia de Uribe. Como casi todos los candidatos presidenciales, con sus matices, respalda la estrategia de la "seguridad democrática" y brinda confianza al establecimiento.

Leamos la valoración que de su posición sobre este asunto hizo el presidente Uribe el 20 de junio de 2003, cuando lo condecoraba con la Estrella de la Policía: "…he encontrado en el alcalde Mockus un timonel firme, sin vacilaciones y sin titubeos".  [1] 

Uribe caracterizó muy bien a Mockus en cuanto a su pensamiento, así por estos días, cuando desarrolla una campaña sectaria y con abierta participación en política en favor de su preferido, Juan Manuel Santos, el Presidente trate de introducir algunas dudas, más de forma que de fondo sobre el aspirante del Partido Verde.

"El alcalde Mockus ha apoyado a la Fuerza Pública en Bogotá con toda determinación, sin reservas y ha sido una formidable combinación de pedagogía de la convivencia y de ejercicio firme de la autoridad", dijo Uribe hace apenas diez meses en el mismo acto.

A las críticas que recientemente Uribe le ha formulado, Mockus ha respondido mostrándose extrañado, afirmando de manera sumisa: "Usted es mi presidente, usted es mi presidente" y cambiando el nombre a la "seguridad democrática" de Uribe por el de "legalidad democrática". ¿Otra cuestión de forma, nada más?

En entrevista con el noticiero CM&, al responder a críticas de Andrés Felipe Arias, Mockus saltó un argumento absurdo, pero sintomático sobre el conflicto colombiano: "¡Las balas también son una herramienta pedagógica!". [2]

Y en el documento por medio del cual pactó su alianza con Sergio Fajardo, al identificar la violencia como uno de los problemas del país, no incluye ni una palabra de condena a los crímenes de Estado cometidos durante el actual Gobierno.  [3]

Todo indica que a los uribistas que acompañan ahora masivamente a Mockus lo expuesto en este punto les es indiferente, y es muy probable también que los no uribistas se hagan los de la vista gorda y no les importe su rechazo al acuerdo humanitario. Es cuestión de táctica, dirán, y agregarán que "los esencialismos son anacrónicos".

En términos claros y concretos, sin titubeos ni recursos anecdóticos, la pregunta que muchos esperan que Mockus resuelva es qué hará para sacar el país de la guerra, si repetirá el gasto que Uribe hizo de $19,2 billones del Presupuesto Nacional en 2009 para la confrontación. ¿Seguirá esta senda si es elegido?
2.- Mockus y la política: buscando partido
La actitud del aspirante ante la política ha sido idealizada y se le presenta como el adversario de la politiquería tradicional. Para empezar, hay que recordar que en 1998 fue candidato a la Vicepresidencia de Noemí Sanín, la hoy aspirante del Partido Conservador.

Mockus aún añora esa alianza. "Tengo mi ladito muy conservador", dijo en la entrevista con CM& que hemos citado antes, tras reconocer "lo bueno del Partido Conservador".

En 2006, este matemático de origen lituano fue candidato presidencial de la Alianza Social Indígena, ASI, y, sin embargo, no escogió su fórmula vicepresidencial entre las etnias originarias colombianas, como era de esperarse.

La seleccionada en aquella ocasión fue María Isabel Patiño, dirigente de Asocolflores, un gremio de grandes exportadores a quienes les cuestionan el trato que dan a los trabajadores vinculados a esa agroindustria.

Su votación en 2006 fue exigua: 146.583 votos, es decir, el 1,23% del total, mientras Carlos Gaviria, el candidato presidencial de la izquierda, logró 2.613.157 votos, el 22% del total, un porcentaje similar al que Mockus alcanza hoy en las encuestas y por el cual es presentado como un fenómeno político.

De acuerdo con la última encuesta, la de la firma Ipsos-Napoleó n Franco para RCN y Semana, Mockus tiene el 20% del favoritismo, frente al 30 de Juan Manuel Santos, el candidato directo del establecimiento, y el 12% de Noemí Sanín.

Hace cuatro años Carlos Gaviria, con un perfil decididamente de izquierda, despertaba también un gran entusiasmo, el cual se reflejaría en su altísima votación, por encima de la de Horacio Serpa, el aspirante liberal.

Además, es bueno recordar el contexto de la participación de Gaviria: se trataba de confrontar directamente a Uribe, que buscaba su reelección con todo el poder de su maquinaria.

No es tan cierto entonces que la favorabilidad de un candidato visto como alternativo no tenga precedentes, como afirman los medios masivos de comunicación. Y para ir un poco más atrás en la historia contemporánea, Galán, Jaramillo Ossa, Pardo Leal también despertaron expectativas inusitadas en sus momentos.

Mockus ha hecho su recorrido por no pocos escenarios políticos, pues participó en el movimiento Sí Colombia de Noemí Sanín, fundó Visionarios con Antanas, se arrimó a la ASI y recaló en el Partido Opción Centro

Con Enrique Peñalosa (apoyado por Uribe en las elecciones para la Alcaldía de Bogotá de 2007), y Luis Eduardo Garzón derivó en una agrupación que ya poseía representació n en la Cámara y que lo exoneraba de la ardua tarea de recolectar firmas para inscribirse.

Pero Opción Centro tiene sus antecedentes: se trata de un partido en el que algunos de sus líderes tuvieron nexos con Convergencia Ciudadana, colectividad extinguida hoy por efectos de la parapolítica.

Veamos cómo presentó el portal La Silla Vacía, en septiembre de 2009, los contactos de los 'Tres Tenores' con los orientadores del partido centrista.

"Peñalosa, Mockus y Garzón no estaban dispuestos a 'adherirse' a este partido, y su objetivo era entrar en condiciones de igualdad (a mandar). También querían aclarar exactamente el alcance de la relación de los directivos del Partido Verde Opción Centro con Convergencia Ciudadana".  [4]

Según el mismo portal, el partido tiene origen en los ex militantes del M-19 Héctor Elías Pineda y Carlos Ramón González, lo mismo que en Daniel García, hijo de Néstor García, también del M-19.
"La estrecha relación de González y otros miembros con el ex senador de Santander Luis Alberto Gil, hoy en la cárcel por parapolítica, y el apoyo del partido a listas de Gil en Santander crearon una sombra sobre el partido", dice La Silla Vacía en su reseña.

De esas sombras nadie se volvió a acordar, y menos ahora, cuando el pequeño partido de centro en el que Mockus y sus amigos se acomodaron hace seis meses se perfila hoy como la segunda fuerza electoral del país. ¿Desaparecieron las sombras al calor de la ola verde?
3.- Mockus y la socioeconomía: ¿más privatizaciones?
Las mayores expectativas, especialmente de los jóvenes, están en el ámbito de las reformas sociales y económicas. El acuerdo Mockus-Fajardo, que podríamos asumir como programa de la fórmula presidencial, no es nada explícito en esta materia.

Su contenido es un cúmulo de generalidades sin estrategias, que cualquier político firmaría sin importar su procedencia partidista o ideológica. Lo que sí es claro es la posición definidamente neoliberal de Mockus, la cual aplicó en sus alcaldías (1995-97 y 2001-03).

Partidario de gravámenes generalizados, sin distingos de clases, así lo deja ver en su compromiso con Fajardo cuando anuncia que se proponen "asegurar el pago de impuestos justos y adecuados".   [5]

Está por verse cuan "justos y adecuados" serán las nuevas cargas que en un gobierno suyo se implementarían, ya que el ex alcalde no es ajeno a aceptar las exigencias que hacen los organismos de la banca internacional.

Y es conocida también su defensa de las privatizaciones de empresas estatales, con todas las secuelas que en materia de dilapidación del capital social acumulado en ellas tienen decisiones de esa naturaleza.

Por eso, la Unión Sindical Obrera, USO, le dirigió una carta en la que lo interroga sobre la propuesta de su compañero de fórmula, Sergio Fajardo, en el sentido de privatizar el 15% de Ecopetrol supuestamente para financiar planes de educación.

"Esta propuesta, además de ser contraria al interés nacional, demuestra la poca creatividad de su campaña, pues continúa con la política de privatización implementada por el gobierno de Uribe, que se inició con la autorización de la venta del 20% de Ecopetrol", dice la USO en su carta.   [6] 

Luego de recordar que las transferencias generadas por Ecopetrol al Presupuesto Nacional en 2009 fueron nada menos que $18,66 billones, la USO le pide a la fórmula Mockus-Fajardo que explique "Lo que representaría para la nación la venta de un 15% adicional de Ecopetrol, puesto que en términos de rentabilidad social las utilidades futuras de ese 15% irían al bolsillo de los nuevos dueños y no para el beneficio del pueblo colombiano".  [7]

Mockus parece no desesperarse por las desigualdades sociales. Haciendo uso de una de las numerosas anécdotas con las que suele responder, hace poco recordó que no le importaría pagar sueldos millonarios a altos ejecutivos con tal de que éstos ayuden a generar empleos.  [8]

El candidato verde desarrolla su campaña, en todo caso, mostrándose como el defensor de la legalidad, discurso desde el cual se pueden validar toda clase de acciones, hasta los atropellos cometidos por las leyes que aprueba la mayoría vocera de la clase dominante, como la nefasta reforma laboral de 2003 (Ley 789), que Mockus no cuestiona ni se propone modificar.

Tampoco incomodaron a Mockus los decretos de emergencia social expedidos por Uribe, que la Corte Constitucional declaró inexequibles (contrarios a la Carta Política) en la noche del viernes 16 de abril. Los consideró necesarios.

"Tocaba declarar la emergencia y tocaba buscar recursos frescos, tocaba ahorrar recursos… En su conjunto la acción es legítima, es necesaria", respondió en una entrevista realizada por La W Radio.   [9]

Luego de conocida la caída de esas normas, Mockus se solidarizó con el Gobierno y dijo que lo apoyaba en su propósito de llevar los decretos de emergencia tan nocivos para la salud de los colombianos al Congreso con el fin de que su bancada los apruebe prontamente. ¿Será esto corresponder al clamor nacional?

De su opción por los impuestos a toda costa no queda duda. En la entrevista referida lo patentó: "Hay que ir pensando de dónde va a salir esa plata [la de la salud] y esa plata sale necesariamente, en última instancia, de impuestos".   [10]

La posición frente a las desigualdades y las iniquidades es la línea que marca la diferencia entre la derecha, que las ve naturales e inevitables, y la izquierda, que las considera creadas por las clases dominantes y extinguibles por la acción de los movimientos sociales.

A Mockus no parecen desvelarlo esas desigualdades, no las cuestiona en sus raíces, para él simplemente existen y hay que hacer algo para contrarrestarlas.

Y para concluir, qué responde el candidato ante denuncias como la formulada por el investigador social Aurelio Suárez Montoya, para quien "generaciones de estudiantes de la Universidad Nacional pagan altas matrículas o soportan exclusión desde cuando Mockus ingenió el cobro escalonado".  [11]

Sería muy importante que Mockus resolviera interrogantes como los formulados en este artículo, y muchos otros, como la ausencia de propuestas ecológicas en una colectividad que se denomina, precisamente, Partido Verde.

No vaya a ser que el verde se quede solo en una presentación simbólica que atrae a muchas personas aferradas a una esperanza, pero que, sin embargo, no formulan preguntas porque quieren creer en alguien, aunque para ello sólo se atengan a sus sentimientos y no a sus razonamientos.

Notas
[1]  Ver el discurso de Álvaro Uribe en: http://www.presiden cia.gov.co/ prensa_new/ discursos/ discursos2003/ junio/ascenso. htm
[2]  Así lo expuso en la entrevista con Yamit Amad, director del noticiero de televisión CM&, el 14 de abril de 2010.
[3]  La Unión Hace la Fuerza, pacto de unión entre el Partido Verde y el movimiento Compromiso Ciudadano.
[4]  Ver el artículo Los 'Tres Mosqueteros' al fin Encontraron Opción en el Centro, en:http://www.lasillav acia.com/ historia/ 4214.
[5]  La Unión Hace la Fuerza…
[6]  Carta Pública de la Unión Sindical Obrera, USO, del 9 de abril de 2010, firmada por Germán Osman Mantilla e Isnardo Lozano Gómez, presidente y secretario general, respectivamente.
[7]  Ibídem.
[8]  Entrevista con Yamit Amad…
[9]  Entrevista en La W Radio realizada el 11 de febrero de 2010.
[10]  Entrevista en La W…
[11]  Ver el artículo La Negra Historia de los 'Verdes', versión virtual, Bogotá, 6 de abril de 2010.
 
http://www.ajpl. nu/radio/ index.php? option=com_ content&view=article&id=756:mockus- mas-alla- de-los-mitos&catid=81:europe&Itemid=458

viernes, 7 de mayo de 2010

Sobre una columna de Arias


Juan Gabriel Vásquez

YO QUERÍA TOMÁRMELA EN SErio. Lo juro: yo quería tomarme en serio la reciente columna de Andrés Felipe Arias en El Tiempo.
Se trataba, después de todo, de un ex ministro (por más incompetente que haya sido su ministerio); se trataba además de un nuevo ladrillo en el debate sobre la próxima presidencia. Pero las cosas no salieron como hubiera querido, y tras llegar —heroicamente, todo hay que decirlo— a la última línea de la columna, pasé por dos momentos. Primero, confirmé que Andrés Felipe Arias tiene una visión del mundo preadolescente, carente por completo de cualquier atisbo de análisis adulto. Segundo, me pregunté por qué era necesario confirmarlo de nuevo. Leer esa columna fue como mirar una foto del planeta Marte: es triste que allá no haya vida inteligente.

El tejido de la columna es una mezcla curiosa de retórica de cuartel, ética de Opus Dei y prosa de bachiller desaplicado. Arias nos habla de los terroristas que antes de Uribe avanzaban "oprimiendo la paz y la libertad de todos los ciudadanos". Nos dice que sólo eligiendo la Seguridad Democrática "nuestro país nunca más volverá a ser inclinado por el terrorismo". Nadie niega los logros militares de Uribe, ¿pero no habrá manera de explicarlos hablando en español? Esto de la paz y la libertad que se oprimen como si fueran botones, esto de los terroristas que inclinan países… Si bajamos la voz, tal vez podamos oír las carcajadas que salen de la tumba de Rufino José Cuervo. Pero a Andrés Felipe Arias habría que explicarle quién era Rufino José Cuervo. Es que en el ministerio no había diccionarios.

De los atentados inverosímiles contra el idioma pasa Andrés Felipe Arias a atentar contra nuestra inteligencia. Yo caí en la trampa, debo confesarlo: cuando Arias dice sin parpadear que sólo con un nuevo gobierno uribista habrá ingreso para todos, que sólo con un nuevo gobierno uribista habrá legalidad, pensé que la columna había dado un giro inesperado (pero interesante, eso sí) hacia el humor. Luego me di cuenta de que no era así: de que Arias cree en realidad que la legalidad está del lado de las escuchas ilegales, los falsos positivos, los grupos de informantes, la venta de las notarías, la corrupción de los congresistas, la violación de las disposiciones electorales y el uso en general de la Constitución como papel higiénico. No sólo eso: Arias cree también que un tipo como él puede asegurar que habrá ingreso. Será la experiencia que le da haber hablado tanto de ingreso seguro.

Yo quería tomarme la columna en serio. Cuando Arias revela que "el terrorismo no dispara con pétalos, sino con balas", me pregunté si era necesario descender a los ambientes de Paulo Coelho para decir lo que todos los colombianos ya saben: que los violentos son el enemigo. Cuando nos dice que "Álvaro Uribe nos mostró el camino" y que "de ese camino no nos podemos desviar", me pregunté si esa mezcla de Escrivá de Balaguer con tarjeta rosada de Hallmark es lo que en el mundo de Arias equivale a exponer un proyecto político. Pero es un error: tomarse en serio a Arias es un error. Sí, ya sé que el ex ministro no carece de apoyo entre la gente. Pero también sé por qué: porque su caso es el ejemplo perfecto de democracia. Así es: si la persona que escribió esa columna llegó a ser ministro, cualquiera puede. Cualquiera.

martes, 4 de mayo de 2010

Los candidatos y la cultura

Arcadia pasa revista a las propuestas en materia de cultura de los candidatos a la presidencia

Los candidatos a la presidencia de la república.fOTO;fUENTE:Revistaarcadia.com

Juan Manuel Santos y Noemí Sanín: Ninguno de los dos dice nada. En los 25 puntos de la agenda programática de Juan Manuel Santos, la cultura, sencillamente, no aparece por ninguna parte. Es obvio que no es un tema relevante para el candidato, así que no hay nada que comentar. Su silencio es de una elocuencia devastadora. Noemí Sanín tampoco tiene en su página web un apartado sobre temas culturales, y en su caso es decepcionante porque viene de trabajar largos años en un contexto europeo, donde la inversión en cultura ha demostrado ser una herramienta revolucionaria en los procesos de búsqueda de equidad, cohesión social y democratización.

Rafael Pardo: En los veinte puntos de la propuesta de Pardo, cultura está en el último lugar. Y su documento propone una decidida descentralización de recursos y apoyo al multiculturalismo: "Se reducirá al mínimo la ejecución de programas de inversión directa de la Nación como los actuales planes nacionales de bandas y bibliotecas y los recursos se destinarán a ampliar los proyectos de estímulos y concertación (cofinanciación de proyectos)", dice la agenda programática del candidato. No sabemos qué piense Ana Roda, actual directora de la Biblioteca Nacional y del Plan de Lectura y Bibliotecas, que ha llevado a cabo una batalla campal para pasar en el Congreso una nueva Ley de Bibliotecas que garantice precisamente lo contrario: recursos para mantener vivo y saludable el Plan Nacional, que dota y coordina y apoya las casi mil bibliotecas que hoy existen en los municipios colombianos.

Antanas Mockus: No cabe duda de que la propuesta de la candidatura de Antanas Mockus es la más seria, la más profunda, y la que mejor conoce y entiende al sector. Pero no precisamente gracias a las propuestas originales del Partido Verde, que parecen equiparar siempre el área de la cultura a la llamada "cultura ciudadana" —que en realidad tiene más que ver con educación cívica que con temas culturales— sino a la adición crucial de las propuestas del equipo de Sergio Fajardo. Hablan de temas culturales con conocimiento, soltura y profundidad. Aplauden la Ley de Cine. Saben cuántos empleos ha generado. Analizan comparativamente la inversión del Estado y el porcentaje del PIB que se dedica en cultura y, por si fuera poco, ya conocemos los revolucionarios resultados de la inversión cultural que llevó a cabo su alcaldía en Medellín. No hay otra propuesta en toda la agenda de los candidatos comparable a la del equipo de Fajardo. La descentralización que proponen está supeditada a la evaluación de los planes departamentales y no es una simple repartición de partidas presupuestales.Sus propuestas dejan ver la convicción, sólidamente justificada, de que invertir en cultura es invertir en el futuro del país. Y citan con conocimiento los textos de Jorge Orlando Melo, lo cual lleva a creer con que es un nombre que podría estar en su lista a la hora de escoger ministro. Sería magnífico.

Germán Vargas Lleras: Si bien menos profunda y concreta que la del tándem Mockus/Fajardo, la propuesta de Germán Vargas Lleras, a pesar de su excesiva brevedad expositiva, sí denota conocimiento, pensamiento y reflexión sobre el tema cultural. Es el único candidato que habla de apoyo a las "industrias creativas", un término moderno que proviene de las nuevas políticas británicas y ha revolucionado la percepción y la apuesta por lo cultural en la Unión Europea, y que el actual Ministerio ya ha puesto de manera inteligente en la agenda. También propone aumentar el presupuesto, pero omite argumentar por qué y para qué, como sí lo hace el equipo Mockus/Fajardo. Vargas Lleras tiene un excelente apartado sobre el fortalecimiento de los procesos de memoria histórica, que de nuevo revela que está muy al tanto del riguroso trabajo que se ha llevado a cabo en España en esa materia. Su programa tiene una visión muy moderna de la cultura, que entiende que es una herramienta poderosa para el desarrollo.

Gustavo Petro: La campaña de Petro tampoco parece tener tiempo para el área de cultura. Sin duda es el candidato que más se preocupa por el tema de la educación, en el que asegura que "se impulsará y apoyará un conjunto de transformaciones pedagógicas y culturales en las escuelas y colegios que ayuden a que los niños, niñas y jóvenes aprendan más y mejor y reciban una formación más integral y humanística". Este punto es ya de por sí un inmenso contraste con la idea peregrina de que con un pupitre y un computador por cada niño se soluciona el problema de la educación, que es lo que propone Santos. Pero la exclusión de los temas culturales en la campaña de Petro es grave, porque revela una visión angosta del país.

En suma, en términos generales, parece que tanto la izquierda como la derecha más enfáticas se rajan en los temas de cultura, y que es desde las candidaturas de centro de donde provienen las propuestas más modernas y más serias. Y sobre todo, las propuestas más aterrizadas, reflexivas y estudiosas. Gana sin duda el equipo del Partido Verde, seguido por la campaña de Vargas Lleras: conocen el tema, saben hacia dónde quieren ir y eso ya es un extraordinario punto a favor.