domingo, 19 de julio de 2009

Un mundo nuevo y cruel

GUETOS DE UNO Y OTRO LADO. Las ciudades exhiben sus contrastes y sus áreas de exclusión. Aquí, una imagen de Hong Kong.

El sociólogo que sacudió a las ciencias sociales con su concepto de "modernidad líquida" advierte, en una entrevista exclusiva, que hay un temible divorcio entre poder y política, socios hasta hoy inseparables en el estado-nación. En todo el mundo, dice, la población se divide en barrios cerrados, villas miseria y quienes luchan por ingresar o no caer en uno de esos guetos. Aún no llegamos al punto de no retorno, dice con un toque de optimismo.

Por: Héctor Pavón

How to spend it.... Cómo gastarlo. Ese es el nombre de un suplemento del diario británico Financial Times. Ricos y poderosos lo leen para saber qué hacer con el dinero que les sobra. Constituyen una pequeña parte de un mundo distanciado por una frontera infranqueable. En ese suplemento alguien escribió que en un mundo en el que "cualquiera" se puede permitir un auto de lujo, aquellos que apuntan realmente alto "no tienen otra opción que ir a por uno mejor..." Esta cosmovisión le sirvió a Zygmunt Bauman para teorizar sobre cuestiones imprescindibles y así intentar comprender esta era. La idea de felicidad, el mundo que está resurgiendo después de la crisis, seguridad versus libertad, son algunas de sus preocupaciones actuales y que explica en sus recientes libros: Múltiples culturas, una sola humanidad (Katz editores) y El arte de la vida (Paidós). "No es posible ser realmente libre si no se tiene seguridad, y la verdadera seguridad implica a su vez la libertad", sostiene desde Inglaterra por escrito.

Bauman nació en Polonia pero se fue expulsado por el antisemitismo en los 50 y recaló en los 60 en Gran Bretaña. Hoy es profesor emérito de la Universidad de Leeds. Estudió las estratificaciones sociales y las relacionó con el desarrollo del movimiento obrero. Después analizó y criticó la modernidad y dio un diagnóstico pesimista de la sociedad. Ya en los 90 teorizó acerca de un modo diferente de enfocar el debate cuestionador sobre la modernidad. Ya no se trata de modernidad versus posmodernidad sino del pasaje de una modernidad "sólida" hacia otra "líquida". Al mismo tiempo y hasta el presente se ocupó de la convivencia de los "diferentes", los "residuos humanos" de la globalización: emigrantes, refugiados, parias, pobres todos. Sobre este mundo cruel y desigual versó este diálogo con Bauman.

Uno de sus nuevos libros se llama Múltiples culturas, una sola humanidad . ¿Hay en este concepto una visión "optimista" del mundo de hoy?

Ni optimista ni pesimista... Es sólo una evaluación sobria del desafío que enfrentamos en el umbral del siglo XXI. Ahora todos estamos interconectados y somos interdependientes. Lo que pasa en un lugar del globo tiene impacto en todos los demás, pero esa condición que compartimos se traduce y se reprocesa en miles de lenguas, de estilos culturales, de depósitos de memoria. No es probable que nuestra interdependencia redunde en una uniformidad cultural. Es por eso que el desafío que enfrentamos es que estamos todos, por así decirlo, en el mismo barco; tenemos un destino común y nuestra supervivencia depende de si cooperamos o luchamos entre nosotros. De todos modos, a veces diferimos mucho en algunos aspectos vitales. Tenemos que desarrollar, aprender y practicar el arte de vivir con diferencias, el arte de cooperar sin que los cooperadores pierdan su identidad, a beneficiarnos unos de otros no a pesar de, sino gracias a nuestras diferencias.

Es paradójico, pero mientras se exalta el libre tránsito de mercancías, se fortalecen y construyen fronteras y muros. ¿Cómo se sobrevive a esta tensión?

Eso sólo parece ser una paradoja. En realidad, esa contradicción era algo esperable en un planeta donde las potencias que determinan nuestra vida, condiciones y perspectivas son globales, pueden ignorar las fronteras y las leyes del estado, mientras que la mayor parte de los instrumentos políticos sigue siendo local y de una completa inadecuación para las enormes tareas a abordar. Fortificar las viejas fronteras y trazar otras nuevas, tratar de separarnos a "nosotros" de "ellos", son reacciones naturales, si bien desesperadas, a esa discrepancia. Si esas reacciones son tan eficaces como vehementes es otra cuestión. Las soberanías locales territoriales van a seguir desgastándose en este mundo en rápida globalización.

Hay escenas comunes en Ciudad de México, San Pablo, Buenos Aires: de un lado villas miseria; del otro, barrios cerrados. Pobres de un lado, ricos del otro. ¿Quiénes quedan en el medio?

¿Por qué se limita a las ciudades latinoamericanas? La misma tendencia prevalece en todos los continentes. Se trata de otro intento desesperado de separarse de la vida incierta, desigual, difícil y caótica de "afuera". Pero las vallas tienen dos lados. Dividen el espacio en un "adentro" y un "afuera", pero el "adentro" para la gente que vive de un lado del cerco es el "afuera" para los que están del otro lado. Cercarse en una "comunidad cerrada" no puede sino significar también excluir a todos los demás de los lugares dignos, agradables y seguros, y encerrarlos en sus barrios pobres. En las grandes ciudades, el espacio se divide en "comunidades cerradas" (guetos voluntarios) y "barrios miserables" (guetos involuntarios). El resto de la población lleva una incómoda existencia entre esos dos extremos, soñando con acceder a los guetos voluntarios y temiendo caer en los involuntarios.

¿Por qué se cree que el mundo de hoy padece una inseguridad sin precedentes? ¿En otras eras se vivía con mayor seguridad?

Cada época y cada tipo de sociedad tiene sus propios problemas específicos y sus pesadillas, y crea sus propias estratagemas para manejar sus propios miedos y angustias. En nuestra época, la angustia aterradora y paralizante tiene sus raíces en la fluidez, la fragilidad y la inevitable incertidumbre de la posición y las perspectivas sociales. Por un lado, se proclama el libre acceso a todas las opciones imaginables (de ahí las depresiones y la autocondena: debo tener algún problema si no consigo lo que otros lograron ); por otro lado, todo lo que ya se ganó y se obtuvo es nuestro "hasta nuevo aviso" y podría retirársenos y negársenos en cualquier momento. La angustia resultante permanecería con nosotros mientras la "liquidez" siga siendo la característica de la sociedad. Nuestros abuelos lucharon con valentía por la libertad. Nosotros parecemos cada vez más preocupados por nuestra seguridad personal... Todo indica que estamos dispuestos a entregar parte de la libertad que tanto costó a cambio de mayor seguridad.

Esto nos llevaría a otra paradoja. ¿Cómo maneja la sociedad moderna la falta de seguridad que ella misma produce?

Por medio de todo tipo de estratagemas, en su mayor parte a través de sustitutos. Uno de los más habituales es el desplazamiento/trasplante del terror a la globalización inaccesible, caótica, descontrolada e impredecible a sus productos: inmigrantes, refugiados, personas que piden asilo. Otro instrumento es el que proporcionan las llamadas "comunidades cerradas" fortificadas contra extraños, merodeadores y mendigos, si bien son incapaces de detener o desviar las fuerzas que son responsables del debilitamiento de nuestra autoestima y actitud social, que amenazan con destruir. En líneas más generales: las estratagemas más extendidas se reducen a la sustitución de preocupaciones sobre la seguridad del cuerpo y la propiedad por preocupaciones sobre la seguridad individual y colectiva sustentada o negada en términos sociales.

¿Hay futuro? ¿Se puede pensarlo? ¿Existe en el imaginario de los jóvenes?

El filósofo británico John Gray destacó que "los gobiernos de los estados soberanos no saben de antemano cómo van a reaccionar los mercados (...) Los gobiernos nacionales en la década de 1990 vuelan a ciegas." Gray no estima que el futuro suponga una situación muy diferente. Al igual que en el pasado, podemos esperar "una sucesión de contingencias, catástrofes y pasos ocasionales por la paz y la civilización", todos ellos, permítame agregar, inesperados, imprevisibles y por lo general con víctimas y beneficiarios sin conciencia ni preparación. Hay muchos indicios de que, a diferencia de sus padres y abuelos, los jóvenes tienden a abandonar la concepción "cíclica" y "lineal" del tiempo y a volver a un modelo "puntillista": el tiempo se pulveriza en una serie desordenada de "momentos", cada uno de los cuales se vive solo, tiene un valor que puede desvanecerse con la llegada del momento siguiente y tiene poca relación con el pasado y con el futuro. Como la fluidez endémica de las condiciones tiene la mala costumbre de cambiar sin previo aviso, la atención tiende a concentrarse en aprovechar al máximo el momento actual en lugar de preocuparse por sus posibles consecuencias a largo plazo. Cada punto del tiempo, por más efímero que sea, puede resultar otro "big bang", pero no hay forma de saber qué punto con anticipación, de modo que, por las dudas, hay que explorar cada uno a fondo.

Es una época en la que los miedos tienen un papel destacado. ¿Cuáles son los principales temores que trae este presente?

Creo que las características más destacadas de los miedos contemporáneos son su naturaleza diseminada, la subdefinición y la subdeterminación, características que tienden a aparecer en los períodos de lo que puede llamarse un "interregno". Antonio Gramsci escribió en Cuadernos de la cárcel lo siguiente: "La crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer: en este interregno aparece una gran variedad de síntomas mórbidos". Gramsci dio al término "interregno" un significado que abarcó un espectro más amplio del orden social, político y legal, al tiempo que profundizaba en la situación sociocultural; o más bien, tomando la memorable definición de Lenin de la "situación revolucionaria" como la situación en la que los gobernantes ya no pueden gobernar mientras que los gobernados ya no quieren ser gobernados, separó la idea de "interregno" de su habitual asociación con el interludio de la trasmisión (acostumbrada) del poder hereditario o elegido, y lo asoció a las situaciones extraordinarias en las que el marco legal existente del orden social pierde fuerza y ya no puede mantenerse, mientras que un marco nuevo, a la medida de las nuevas condiciones que hicieron inútil el marco anterior, está aún en una etapa de creación, no se lo terminó de estructurar o no tiene la fuerza suficiente para que se lo instale. Propongo reconocer la situación planetaria actual como un caso de interregno. De hecho, tal como postuló Gramsci, "lo viejo está muriendo". El viejo orden que hasta hace poco se basaba en un principio igualmente "trinitario" de territorio, estado y nación como clave de la distribución planetaria de soberanía, y en un poder que parecía vinculado para siempre a la política del estado-nación territorial como su único agente operativo, ahora está muriendo. La soberanía ya no está ligada a los elementos de las entidades y el principio trinitario; como máximo está vinculada a los mismos pero de forma laxa y en proporciones mucho más reducidas en dimensiones y contenidos. La presunta unión indisoluble de poder y política, por otro lado, está terminando con perspectivas de divorcio. La soberanía está sin ancla y en flotación libre. Los estados-nación se encuentran en situación de compartir la compañía conflictiva de aspirantes a, o presuntos sujetos soberanos siempre en pugna y competencia, con entidades que evaden con éxito la aplicación del hasta entonces principio trinitario obligatorio de asignación, y con demasiada frecuencia ignorando de manera explícita o socavando de forma furtiva sus objetos designados. Un número cada vez mayor de competidores por la soberanía ya excede, si no de forma individual sin duda de forma colectiva, el poder de un estado-nación medio (las compañías comerciales, industriales y financieras multinacionales ya constituyen, según Gray, "alrededor de la tercera parte de la producción mundial y los dos tercios del comercio mundial").

La "modernidad líquida", como un tiempo donde las relaciones sociales, económicas, discurren como un fluido que no puede conservar la forma adquirida en cada momento, ¿tiene fin?

Es difícil contestar esa pregunta, no sólo porque el futuro es impredecible, sino debido al "interregno" que mencioné antes, un lapso en el que virtualmente todo puede pasar pero nada puede hacerse con plena seguridad y certeza de éxito. En nuestros tiempos, la gran pregunta no es "¿qué hace falta hacer?", sino "¿quién puede hacerlo?" En la actualidad hay una creciente separación, que se acerca de forma alarmante al divorcio, entre poder y política, los dos socios aparentemente inseparables que durante los dos últimos siglos residieron –o creyeron y exigieron residir– en el estado nación territorial. Esa separación ya derivó en el desajuste entre las instituciones del poder y las de la política. El poder desapareció del nivel del estado nación y se instaló en el "espacio de flujos" libre de política, dejando a la política oculta como antes en la morada que se compartía y que ahora descendió al "espacio de lugares". El creciente volumen de poder que importa ya se hizo global. La política, sin embargo, siguió siendo tan local como antes. Por lo tanto, los poderes más relevantes permanecen fuera del alcance de las instituciones políticas existentes, mientras que el marco de maniobra de la política interna sigue reduciéndose. La situación planetaria enfrenta ahora el desafío de asambleas ad hoc de poderes discordantes que el control político no limita debido a que las instituciones políticas existentes tienen cada vez menos poder. Estas se ven, por lo tanto, obligadas a limitar de forma drástica sus ambiciones y a "transferir" o "tercerizar" la creciente cantidad de funciones que tradicionalmente se confiaba a los gobiernos nacionales a organizaciones no políticas. La reducción de la esfera política se autoalimenta, así como la pérdida de relevancia de los sucesivos segmentos de la política nacional redunda en el desgaste del interés de los ciudadanos por la política institucionalizada y en la extendida tendencia a reemplazarla con una política de "flotación libre", notable por su carácter expeditivo, pero también por su cortoplacismo, reducción a un único tema, fragilidad y resistencia a la institucionalización.

¿Cree que esta crisis global que estamos padeciendo puede generar un nuevo mundo, o al menos un poco diferente?

Hasta ahora, la reacción a la "crisis del crédito", si bien impresionante y hasta revolucionaria, es "más de lo mismo", con la vana esperanza de que las posibilidades vigorizadoras de ganancia y consumo de esa etapa no estén aún del todo agotadas: un esfuerzo por recapitalizar a quienes prestan dinero y por hacer que sus deudores vuelvan a ser confiables para el crédito, de modo tal que el negocio de prestar y de tomar crédito, de seguir endeudándose, puedan volver a lo "habitual". El estado benefactor para los ricos volvió a los salones de exposición, para lo cual se lo sacó de las dependencias de servicio a las que se había relegado temporalmente sus oficinas para evitar comparaciones envidiosas.

Pero hay individuos que padecen las consecuencias de esta crisis de los que poco se habla. Los protagonistas visibles son los bancos, las empresas...

Lo que se olvida alegremente (y de forma estúpida) en esa ocasión es que la naturaleza del sufrimiento humano está determinada por la forma en que las personas viven. El dolor que en la actualidad se lamenta, al igual que todo mal social, tiene profundas raíces en la forma de vida que aprendimos, en nuestro hábito de buscar crédito para el consumo. Vivir del crédito es algo adictivo, más que casi o todas las drogas, y sin duda más adictivo que otros tranquilizantes que se ofrecen, y décadas de generoso suministro de una droga no pueden sino derivar en shock y conmoción cuando la provisión se detiene o disminuye. Ahora nos proponen la salida aparentemente fácil del shock que padecen tanto los drogadictos como los vendedores de drogas: la reanudación del suministro de drogas. Hasta ahora no hay muchos indicios de que nos estemos acercando a las raíces del problema. En el momento en que se lo detuvo ya al borde del precipicio mediante la inyección de "dinero de los contribuyentes", el banco TSB Lloyds empezó a presionar al Tesoro para que destinara parte del paquete de ahorro a los dividendos de los accionistas. A pesar de la indignación oficial, el banco procedió impasible a pagar bonificaciones cuyo monto obsceno llevó al desastre a los bancos y sus clientes. Por más impresionantes que sean las medidas que los gobiernos ya tomaron, planificaron o anunciaron, todas apuntan a "recapitalizar" los bancos y permitirles volver a la "actividad normal": en otras palabras, a la actividad que fue la principal responsable de la crisis actual. Si los deudores no pudieron pagar los intereses de la orgía de consumo que el banco inspiró y alentó, tal vez se los pueda inducir/obligar a hacerlo por medio de impuestos pagados al estado. Todavía no empezamos a pensar con seriedad en la sustentabilidad de nuestra sociedad de consumo y crédito. La "vuelta a la normalidad" anuncia una vuelta a las vías malas y siempre peligrosas. De todo modos todavía no llegamos al punto en que no hay vuelta atrás; aún hay tiempo (poco) de reflexionar y cambiar de camino; todavía podemos convertir el shock y la conmoción en algo beneficioso para nosotros y para nuestros hijos.
Traduccion: Joaquin Ibarburu

Bauman Básico
Poznan (Polonia), 1925. Sociólogo.Los análisis y conclusiones de Bauman sobre la globalización y sus consecuencias son referencias ineludibles para las ciencias sociales en muchos rincones del planeta como ocurre también en nuestro país. Recibió el Premio italiano Amalfi de sociología y ciencias sociales y el Theodor W. Adorno de la ciudad de Frankfurt. Es el creador del concepto de
modernidad líquida en contraposición a la modernidad sólida. En esta última se mantenía la ilusión de que se iban a solucionar los problemas y que los iban a mantener inmutables. Al desaparecer la solidez, se impone la liquidez como metáfora de lo inasible y de lo que debe ser rectificado periódicamente. Escribió: Legisladores e intérpretes; La sociedad sitiada; Modernidad líquida; Vidas desperdiciadas; Vida líquida; Etica posmoderna.
fuente Revista Ñ http://laretomadelapalabra.blogspot.com

sábado, 11 de julio de 2009

Toda Cuba en Medellín



Por: Héctor Abad Faciolince

LA GODARRIA ANTIOQUEÑA, PRENdiendo a todo volumen los altavoces de la prensa conservadora, ataca a los gritos que en la Fiesta del Libro de Medellín el país invitado sea Cuba.
No un pedazo de Cuba, no la Cuba oficial, sino toda Cuba, la de adentro y la de afuera, la que comulga con el régimen de Castro, pero también la de la disidencia interna y la del exilio. Según la godarria, Alonso Salazar y su administración son mamertos y propagandistas de Castro.
Pero resulta que la Fiesta que ellos están planteando, con Toda Cuba como invitada, es una Fiesta del libro absolutamente abierta y liberal: la Cuba del futuro, la del posible diálogo poscastrista del socialismo heredero de la revolución y la del anticastrismo interno o exiliado. Y Medellín es el mejor escenario para ese diálogo y esa polémica. ¿Por qué? Porque es aquí donde hemos vivido la peor guerra, la peor polarización y los más graves antagonismos. Sabemos lo que es poner a conciliar aquello que parece irreconciliable. Al menos es eso lo que aquí se ha intentado en los últimos años: que la ciudad no sea el símbolo de la exclusión, sino de la inclusión, donde reinsertados guerrilleros y paramilitares puedan trabajar juntos por una ciudad mejor.
Naturalmente un propósito así y una Fiesta así planteada es la más difícil y la que más incomprensiones despierta. Los dos extremos del espectro político son idénticos y se dan la mano. Por un lado la godarria quisiera que sólo pudiera hablar la Cuba anticastrista, ojalá con sus voceros más recalcitrantes y fanáticos; por otro lado la Cuba oficial puede temer el diálogo abierto y pacífico, en vez de la monotonía de la voz única, de la voz oficial con el discurso que repite las consignas trilladas. Con el ruido armado por la godarria criolla, ahora es posible que el Ministerio Cubano de Cultura no deje venir a los representantes oficiales. Ni se diga a los otros. Y esto sería lo peor para la Fiesta del Libro, pues para poder volar en ella hay que tener dos alas: ni sin la izquierda ni sin la derecha se puede volar.
Los fanáticos están logrando lo que siempre consiguen: que no haya nada, salvo la gritería. Que haya solamente una visión unilateral de las cosas. La godarria no soporta que se les diga que en Cuba se sigue haciendo el mejor ron, la mejor música caribeña y los mejores cigarros del mundo: todo lo que viene de los comunistas tiene que ser sucio y malo. Y el ala fanática del régimen tampoco soporta que se le diga en la cara que las limitaciones a la libertad de prensa, de expresión y de movimiento de sus ciudadanos son una cosa absolutamente intolerable en el mundo de hoy.
Medellín podría ser el escenario de la más importante reunión cubana de la historia reciente. Podría ser el lugar de encuentro de toda una cultura valiosísima: la del Caribe, la del bolero, la de la caña, la del son, la de la alfabetización, la del sueño truncado de una sociedad más justa a la que no puede llegarse por el atajo de suprimir lo que el castrismo llama “libertades burguesas”. Una de esas libertades burguesas, tan denigradas, la libertad de hablar, es la que se trata de auspiciar en Medellín. Pero no cerrando las puertas con sectarismo a ninguna tendencia: abriéndoselas a todos.
Cuba no suena con una cuerda única. Cuba es todas las Cubas. Hay elementos rescatables de la Revolución que está cumpliendo medio siglo. No pueden desconocerse sus progresos en deporte y en educación. Pero tampoco pueden negarse las intolerables limitaciones a la libertad individual. Es de esto de lo que quería hablarse en la Fiesta del Libro de Medellín y es esto lo que los fanáticos de uno y otro lado están impidiendo.
Estamos a tiempo de que Toda Cuba se pueda encontrar aquí. Basta una sola virtud: la capacidad de tolerar lo distinto y de abrirse a un diálogo duro, a una polémica fuerte, pero civilizada y sin violencia. Ese es el escenario que Medellín quiere ofrecerle a toda Cuba. Ojalá la godarria antioqueña y la simétrica intransigencia isleña no arruinen este intento de construir un futuro justo, pacífico y libertario.

fuente:http://elespectador.com http://laretomadelapalabra.blogspot.com

viernes, 3 de julio de 2009

Pildoritas para la memoria de Colombia



BIOGRAFÍA NO AUTORIZADA DE ÁLVARO URIBE VÉLEZ
EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS
Joseph Contreras y
Fernando Garavito
(2002)
(Nota: Ni las notas de pie de página, ni las gráficas incorporadas, ni los Apéndices pertenecen a la obra original; son del transcriptor de la misma en formato digital.)
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CAPITULO I
El misterio de los aviones fantasma
En el año de 1981, siendo director del Departamento de Aeronáutica Civil, Álvaro Uribe Vélez, el Candidato con mayor opción para ocupar desde el próximo 7 de agosto la Presidencia de Colombia, le otorgó una licencia a Jaime Cardona [1] con el fin de que trabajara la ruta aérea Medellín-Turbo. Cuando Iván Duque Escobar [2], que era el gobernador de Antioquia en ese momento, se enteró de la autorización, puso el grito en el cielo. Como no conocía al funcionario que había cometido semejante despropósito, preguntó quién era.
- Es - le contestó uno de sus asesores - uno de los hijos de don Alberto Uribe Sierra.
- ¿Y qué méritos tiene para que lo hayan nombrado?
- Bueno - dijo el asesor -, es joven, tiene 29 años, y su padre ha sido siempre un liberal de raca mandaca.
- Nada de eso tiene importancia - tronó el gobernador - A mí lo que me interesa es que sepa quién es Jaime Cardona.
El asesor no supo qué contestar. En su fuero interno pensó que en Antioquia todo el mundo sabía quién era Jaime Cardona, un empresario vinculado estrechamente a la mafia. Poco después fue condenado por el delito de narcotráfico, y más tarde murió en un accidente aéreo, cuando su avión particular despegaba de la pista que había construido en su hacienda. Duque, un experimentado político casi veinte años mayor que el nuevo funcionario, pidió que lo llamaran.
1 Jaime Cardona tenía antecedentes por narcotráfico y lavado de activos desde el año de 1977 y era considerado en ese entonces como el segundo hombre de la organización de Medellín. El 14 de octubre de ese año fue capturado en una finca situada en Cáceres, corregimiento del municipio de Caucasia, a dos horas de Medellín, y durante el operativo fueron encontrados 530 Kg. de cocaína que acababan de llegar a bordo de una avioneta procedente de San José del Guaviare.
2 Iván Duque Escobar: Gobernador de Antioquia entre el 23 de marzo de 1981 y el 20 de agosto de 1982.
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3 Julio César Turbay Ayala: Presidente de la República en el período 1978-1982.
- Director - le dijo con una costumbre típica del país que permite dirigirse a alguien por el cargo que ocupa -, me he enterado de la licencia que usted le otorgó a Jaime Cardona. Quiero decirle, en caso de que no esté enterado, que se trata de un empresario vinculado a la mafia.
Al otro lado de la línea, el gobernador oyó un silencio espeso. Y luego, cuando esperaba alguna reacción positiva, escuchó estupefacto que el hasta entonces desconocido hijo de don Alberto sostenía con voz fría y serena que el gobernador estaba mal informado y que el señor Cardona era un hombre de bien. Colgaron. De inmediato, el gobernador pidió que lo comunicaran con la Secretaría Privada del presidente Turbay Ayala [3], donde solicitó una cita.
- Es urgente - le dijo al funcionario.
Mientras el presidente lo recibía, Duque Escobar se dedicó a averiguar qué otras medidas había tomado Aerocivil en los últimos meses. Supo entonces que había otorgado licencias para la construcción de aeropuertos en los municipios de Frontino, Amalfi y Urrao, y en la hacienda "El 90", en Caucasia, propiedad, otra vez, de Jaime Cardona. Con esos datos entre el portafolio viajó a Bogotá. En el despacho del presidente, hizo un relato pormenorizado de las disposiciones. Para no comprometerse le dio el beneficio de la duda:
- Es posible que por su juventud no sepa quiénes son las personas que están detrás de esos negocios.
Pero Turbay, un viejo zorro político fogueado en muchas plazas, se tomó la cabeza a dos manos y con un gesto y una exclamación que en él son característicos, dijo con su inconfundible voz nasal:
- ¡Válgame Dios, mi madre!
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4 El Colombiano: Principal diario de Medellín, que tiene por copropietaria principal a la familia Gómez Martínez, cuyo máximo exponente es el conservador Juan Gómez Martínez (Alcalde Medellín entre 1988 y 1992, Gobernador de Antioquia en los períodos 1992-1994 y 1997-2000), quien como senador apoyó la candidatura de Uribe Vélez a la Presidencia y en 2006, durante la presidencia del mismo sería nombrado en el cargo de embajador ante el Vaticano.
El gobernador salió convencido de que el asunto se resolvería en pocos días. Pero estaba equivocado. Aunque las licencias fueron derogadas, los archivos aparecieron misteriosamente borrados y el funcionario siguió en su puesto hasta el 7 de agosto de 1982, cuando el presidente terminó su período. Poco después, sobre la polémica actividad que él adelantó en Aerocivil, cayó el tenue manto del olvido. Pero algunas personas jamás la olvidaron. Por ejemplo, los parientes de Femando Uribe Sénior, uno de esos próceres discretos que se encuentran de vez en cuando en Colombia. Uribe Señor había sido alcalde de Medellín y concejal de esa ciudad durante varios períodos hasta que, en enero de 1980, el presidente Turbay lo llamó a que lo acompañara como director del Departamento Administrativo de Aeronáutica Civil, Aerocivil. El nuevo funcionario tomó su cargo con seriedad. En los primeros días de febrero ordenó clausurar algunos aeropuertos clandestinos por donde salían cargamentos de marihuana con destino al exterior. Veinte días después, un mes luego de haber tomado posesión, fue asesinado. El Colombiano [4] del 26 de febrero atribuyó el crimen a las mafias. En la página 11 A de la edición de ese día, sostuvo que la muerte de Uribe Sénior obedeció a "represalias del narcotráfico". Pero en Aeronáutica no creyeron esa versión. El subdirector, Guillermo Ferro, y el jefe de Operaciones, Julio Otálora, se negaron a comentarla con un argumento peregrino: que, en otro sonado crimen, hacía poco tiempo había sido asesinado en Bogotá el jefe de Operaciones de Aerocivil, Coronel Osiris de J. Maldonado. El Colombiano informó el 27 de febrero que la incógnita sobre los móviles no se había despejado. "Las causas siguen ocultas - dijo el periódico - mientras aumentan las versiones. La mayoría está de acuerdo en que el destacado personaje lo mató la mafia por cuanto durante el poco tiempo que llevaba al frente de la Aerocivil había tenido que proceder contra ciertas organizaciones y por la clausura de algunos campos de aterrizaje que fueron descubiertos. Además se dijo que Uribe Sénior estaba para culminar detallado informe respecto a una investigación administrativa que se adelantó
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5 Rodrigo Lara Bonilla: Ministro de Justicia del gobierno Betancur, asesinado en Bogotá por el Cartel de Medellín, el 30 de abril de 1984.
6 El Tiempo: Principal diario colombiano y el único de circulación nacional en Colombia, perteneciente al grupo periodístico CEET (Casa Editorial El Tiempo), de propiedad mayoritaria de las familias Santos Calderón, dos de cuyos miembros, Francisco "Pacho" y Juan Manuel Santos Calderón, primos entre sí, harían parte del gobierno Uribe Vélez: El primero, Vicepresidente de la República, y el segundo Ministro de la Defensa. Un tercer copropietario del medio, Juan Lozano Ramírez, sería incorporado al gobierno más tarde, como titular de la cartera de Ambiente y Vivienda.
contra determinadas entidades que ilícitamente utilizaban naves aéreas para el transporte de narcóticos".
Pasaron dos meses. Hasta que el 24 de marzo de ese año, dentro de la estricta milimetría burocrática impuesta por Turbay, el gobierno nombró para reemplazarlo a Álvaro Uribe Vélez, un joven liberal del grupo de Bernardo Guerra Serna. Guerra, un político elemental que había permanecido en el Senado durante varias legislaturas a punta de componendas y rifas de neveras, se alegró. Uno de sus pupilos llegaba, y llegaba pronto, a un cargo de representación nacional. Con sagacidad, extendió sus golosos ojos de batracio sobre la nómina. Quienes no lo conocían bien, pensaron que Uribe Vélez permanecería muy pocos días en el cargo.
- O lo matan o se lo comen vivo - fue el comentario en los mentideros políticos de Bogotá, donde la figura del padre y los hechos de la familia habían pasado prácticamente desapercibidos. Pero estaban equivocados. Uribe Vélez logró permanecer 28 meses largos en la dirección del Departamento sin sufrir ni un rasguño.
Un año después del retiro de Uribe Vélez, el Consejo Nacional de Estupefacientes, presidido por el ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla [5], ordenó a la Aerocivil "suspender los vuelos de naves de narcotraficantes" y señaló que en el pasado esa entidad había adolecido de una actitud pasiva y negligente. El 8 de septiembre de 1983, en la página 17 A, El Tiempo [6] informó sobre la medida: "El Consejo Nacional de Estupefacientes solicitó ayer a la Aeronáutica Civil suspender la operación aérea de la flota de
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7 Pablo Escobar Gaviria, "El Patrón": Principal líder del crimen organizado colombiano asociado al narcotráfico, agrupado en el denominado "Cartel de Medellín". Dado de baja en Medellín, durante un operativo de la Policía, el 2 de diciembre de 1993.
8 Carlos Lehder Rivas: Narcotraficante colombo-alemán, nacido en Armenia (Quindío) y asociado al "Cartel de Medellín". En 1987 fue capturado por las autoridades colombianas y de inmediato se le extraditó a los Estados Unidos, donde fue juzgado y condenado por narcotráfico y lavado de activos. Su condena inicial a cadena perpetua más 135 años, fue reducida a 55 años por su testimonio en contra del ex dictador panameño Manuel Antonio Noriega.

Un país de formas

Por: Juan Gabriel Vásquez

IBA YO POR LAS CALLES DE BOGOTÁ, oyendo no me acuerdo qué programa de no me acuerdo qué emisora, cuando tocó el turno de las propagandas.
Terminó algún anuncio y una voz humana, o algo que parecía una voz humana, ocupó los últimos segundos diciendo cosas que ningún oído humano hubiera podido entender. Yo iba con un amigo extranjero que alcanzó a decirme: “Se ha dañado tu radio”. Luego el radio siguió sonando normalmente: la gente hablaba y sus palabras se entendían, lo cual es el objetivo de hablar en casi todos los casos (hay excepciones). Mi amigo no lo sabía, y no lo habría sabido nunca si yo no se lo hubiera explicado en ese momento, pero lo que habíamos oído era una advertencia a la que algunos anunciadores están obligados por ley. Es decir: la ley considera que el público tiene derecho a saber algo de ese producto —una rifa, un medicamento—, y obliga al anunciante a decirlo al final de su anuncio. La información, grabada a una velocidad ridícula, no se entiende, pero eso no importa: está ahí, la ley se cumple, todos tranquilos en este país de formas.

Colombia es un país de formas: el fondo no importa mucho, nunca ha importado, y menos cuando estorba. Hablo de un programa de radio del que me olvidé en cuestión de horas, pero cualquiera entiende las implicaciones del asunto. Es porque Colombia es un país de formas que un presidente puede reformar la Constitución en beneficio propio, y es por eso que se discute un referendo para hacerlo por segunda vez: aunque la democracia como idea quede más bien mal parada, no se está violando ninguna ley, y las formas se cumplen. Es porque Colombia es un país de formas que la droga sigue siendo ilegal: la ilegalidad convierte un grave problema de salud pública en una gigantesca industria de corrupción, violencia desenfrenada y descomposición política, sumado todo al grave problema de salud pública. Pero nada de eso les importa a los legisladores. ¿Cómo vamos a prohibirles a nuestros hijos consumir algo que es legal?, dicen los partidarios de la prohibición. Y ahí está: que la prohibición genere más problemas de los que resuelve es lo de menos. Lo que importa es qué mensaje se manda. Es cuestión de formas.

Cuestión de formas. El Presidente les pide a los congresistas “que nos han apoyado” votar una ley cualquiera “mientras no estén en la cárcel”: los congresistas han perdido toda legitimidad moral, pero eso es lo de menos, y hay que apurar el voto antes de quedar legalmente inhabilitados. Cuestión de formas. A los desplazados se les llama migrantes, a los civiles asesinados se les llama falsos positivos. El lenguaje falseado, la retórica vacía, son parte de las tradiciones de este país donde se habla, nos dicen, el mejor español del mundo. Otro tema son las cosas que se dicen, o la distancia entre lo que se dice y lo que se hace.

Alguien alguna vez me felicitaba por venir de un país donde los presidentes traducían la Eneida. “Un presidente humanista”, me decía esta persona. Yo no le expliqué que ese presidente había convertido a Colombia en un Estado confesional, había pisoteado la libertad de prensa y transformado el destierro de los enemigos en su arma política preferida. No lo expliqué porque, bueno, sigue viéndose bonito que un presidente de mi país haya traducido la Eneida. Cuestión de formas.



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