sábado, 21 de febrero de 2009

Intelectuales contra las Farc



Por: Juan Carlos Botero

HACE POCO EL PRESIDENTE URIBE acusó al grupo Colombianos por la Paz, liderado por Piedad Córdoba, como “un bloque de intelectuales de las Farc”.
En cambio, Enrique Santos Calderón, que para bien de todos resucitó su columna de opinión Contraescape, se mostró en desacuerdo con el Jefe de Estado. “Ya quisiera ‘Alfonso Cano’ tener a su lado un bloque de intelectuales”, escribió. “Hoy no conozco a un solo colombiano pensante que avale tan larga trayectoria criminal”.

En medio del debate sobre los intelectuales de las Farc, y si éstos existen o no, hay una pregunta aún más relevante: ¿cuáles son los intelectuales colombianos que se han manifestado, claramente, en contra de las Farc?

Cada vez que los intelectuales del país firmamos una multitudinaria carta de protesta, se incluyen tantos puntos en la misma que a lo último no se sabe, a ciencia cierta, en dónde estamos parados frente a los temas más cruciales de la actualidad nacional. Y mientras que la posición de muchos pensadores frente a las Farc es clara, pues han condenado a título individual sus actos de barbarie, otros no se han pronunciado al respecto, o al hacerlo no han recibido la atención de los medios. Así, cabe la pregunta que cada uno debe responder en esta coyuntura: ¿cuál es su posición frente a la violencia guerrillera?

Los intelectuales del país existen en todas las formas posibles. Unos son uribistas. Otros, antiuribistas. Unos prefieren un capitalismo sin controles. Otros, un mercado vigilado de cerca. En cualquier caso, esta diversidad de opiniones se traduce en riqueza intelectual, el alimento vital de toda democracia. Por su lado, las Farc están actuando de modo esquizofrénico. Liberan secuestrados mientras detonan carro bombas y masacran indígenas indefensos. En este contexto, es urgente que se organice un vasto movimiento de intelectuales colombianos para denunciar estas atrocidades y dejar en claro su postura frente a las Farc. Y, de paso, frente al Eln y a los ‘paras’. En suma: frente a la violencia guerrillera y paramilitar.

Pese a la variedad de banderas de los intelectuales nacionales, creo que hay dos tesis básicas en las que puede existir un consenso: un apoyo inequívoco a la democracia, y un rechazo contundente a la violencia guerrillera y paramilitar. Éstas no son las únicas en las que se debe buscar un acuerdo, desde luego. La lista de temas para analizar es larga, y su debate válido. Pero según el Proyecto de Opinión Pública de América Latina, en Colombia se han erosionado la tolerancia y los valores democráticos. Por eso, ante el país y el mundo, es perentorio que los intelectuales colombianos se pronuncien sobre estos dos puntos fundamentales.

¿Servirá para algo? Quizá no. Las marchas más grandes de nuestra historia condenaron los abusos de la guerrilla y exigieron la libertad de todos los secuestrados. Y las Farc no se dieron por enteradas. No importa. La convicción de un intelectual se hace pública por deber ético y compromiso patriótico. No se calcula según sus posibles efectos tangibles. Además, siempre sirve. Porque es la manera como los pensadores de un país expresan una idea sencilla pero poderosa: que a pesar de nuestras diferencias coincidimos en lo esencial: que no aceptamos lo inaceptable y defendemos lo más valioso. O sea: apoyamos la democracia y rechazamos la violencia guerrillera y paramilitar.

Propongo pronunciarnos, en grupo, ahora.

No hay comentarios: