Pareciera que el país en general está sumergido en sus problemas internos, que no ve más allá de sus fronteras. Se comporta como una isla, cree que el mundo allende sus costas está demasiado lejos para preocuparse por lo que hacemos o dejamos de hacer, que nuestros actos no tienen repercusiones internacionales, que el mundo exterior sencillamente no nos entiende.
Ni los políticos, ni el Presidente, ni los medios de comunicación -los más perceptivos de la importancia de la opinión internacional-, nos dan cuenta de ello. En general, los medios informan muy poco sobre la opinión externa y algunos lo hacen en forma descontextualizada, o envuelven los sucesos críticos en papel rosa.
¿Qué información tienen los lectores sobre lo que los medios internacionales han escrito recientemente de Colombia? Por ejemplo, lo que publicó hace dos semanas Los Ángeles Times. O el artículo del 14 de mayo en la más prestigiosa revista económica del mundo, The Economist, titulado "Uribe hacia los límites de la autocracia", que considera negativo un tercer mandato porque terminaría con el necesario sistema de pesos y contrapesos; que mira con preocupación los 1.296 casos de 'falsos positivos' de 2002 hasta hoy, investigados por la Fiscalía, y que anota que, como consecuencia de los crímenes de sindicalistas, el Reino Unido ha retirado el apoyo a las Fuerzas Armadas en materia de formación en derechos humanos (aunque mantiene la ayuda a la Justicia y a las organizaciones civiles, y la lucha contra las drogas). La prensa nacional nos dijo que los ingleses han reanudado su plan de ayudas.
El 17 de mayo, The Washington Post puso de nuevo la mira sobre Colombia con un artículo titulado "Escándalos rodean al líder colombiano", en el que menciona los escándalos del DAS, los negocios de los hijos de Uribe, la vinculación de aliados del Presidente con paramilitares, manifiesta que la cúpula del gobierno estadounidense está preocupada por lo que aquí acontece e incluye un comentario del ex embajador Myles Frechette en el sentido de que esta situación puede llevar al recorte de las ayudas. Así mismo, dice que es probable que nadie en el Congreso americano, incluidos los republicanos, esté sintiéndose cómodo con lo que está apareciendo sobre Uribe. Estos artículos, sin embargo, no han merecido mayor interés de los medios nacionales, al punto de que el ciudadano no sabe de ellos y menos de la importancia que tienen para nuestro futuro.
Los políticos solo ven su entorno y creen que nadie los mira. Se prestan para las peores alianzas, legislan con triquiñuelas y hacen las leyes a su acomodo. Como el comején, ellos y el Gobierno están demoliendo desde dentro la estructura de la democracia. Actúan con su propia definición de ética, la que dio el Ministro de Hacienda en el debate sobre los negocios de los hijos de Uribe: la ética es igual a lo legal.
El Presidente viaja mucho pero no quiere ver cómo nos perciben en el exterior, y si lo percibe culpa a las Farc y a amigos. Prueba de ello es su agresiva conducta con el periodista de la BBC que lo entrevistó en Roma. Y lo más patético es que la entrevista fue solicitada por la Casa de Nariño. Tan miope fue la actitud del Presidente, que el video de apartes de ella es uno de los más vistos en Youtube.
Desde fuera nos ven cada vez más pequeños, corrompidos y descuadernados, pero aquí seguimos caminando ciegamente hacia el abismo.
Por Carlos Eduardo Jaramillo,
ex asesor de Paz.
cambio.com.co
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